Y San Francisco dejó de ser Santo
La población extranjera del barrio bilbaíno triplica la media de la ciudad - Evangelistas y musulmanes se acercan a los católicos en número de fieles
Algunas llevan sus mejores trajes. Ojos pintados, vestidos, abrigos largos y zapatos de tacón. Otras tantas, las ancianas, de luto riguroso y las antaño oscuras y frondosas melenas recogidas en moños canosos. Les acompañan hombres con traje y sombrero o simples pantalones y jersey. Poco a poco recorren el pasillo del bajo del número 12 de la calle Olano de Bilbao. Son más de un centenar de fieles de la Iglesia Evangélica de Filadelfia, en su mayoría de etnia gitana. Ingrediente, uno más, de la zona multicultural, lingüística y religiosa de la ciudad.
Los barrios de San Francisco, Bilbao La Vieja y Zabala cuentan entre su más de 15.000 vecinos con 3.507 inmigrantes, el 23% de la población. Una cifra que triplica la media de la ciudad (7%) y que los convierte en los barrios con mayor porcentaje de extranjeros. Las religiones mayoritarias, además de la católica, según un estudio del Ayuntamiento de 2008 sobre la población extranjera, son la evangélica y la musulmana.
Los fieles de la Iglesia Evangélica de Filadelfia pueden intervenir en el rito
Los musulmanes cuentan con tres mezquitas y una sala de oración
"¿Es la primera vez que vienes? También hay de los tuyos. Dios quiere igual al payo y al gitano", asegura Delfina, la Pelona. Comparte banco con Carmen, la mujer del pastor, que discipliente, ha saludado antes del rito una a una a las feligresas, preocupándose por sus familias o dolencias.
Gran parte de la liturgia se desarrolla a oscuras, siempre con música de fondo, "con orden pero sin guión", explica el pastor, Diego García Gabarra. A lo largo del rito, los fieles, los hombres sentados en los bancos de la derecha y las mujeres en los de la izquierda, cantan, aplauden o se mecen. Pueden intervenir, poniéndose de pie y pidiendo a Dios o agradeciendo su misericordia.
Creen en la "sola fe, en el señor Jesucristo como salvador, en la escritura y en la gracia de Dios", detalla el pastor. La ceremonia se celebra todos los días de la semana, excepto el jueves, siempre empieza a las siete de la tarde y se puede alargar entre una hora y hora y media.
La iglesia está abierta a todo el mundo, remarca el pastor. En la puerta, un cartel reza: "No importa la nacionalidad, ni tu ideología. Nuestra misión es una: llevar el evangelio de Jesucristo a tu vida. Eres bienvenido". García Gabarra incide en los estereotipos que suelen rodear a los gitanos. "Como has visto somos personas sencillas, normales y vivimos la religión desde la experiencia".
El representante de la Unión de Comunidades Islámicas del País Vasco, Ahmed El Hannafy, tampoco tarda en pronunciar la palabra prejuicio. "El Islam no es terrorismo, no es integrismo. Siempre hay gente que se sale de la línea porque vosotros no entendéis su cultura, se sienten rechazados, tienen ideas equivocadas y además no tienen a nadie que les diga que son erróneas. El Islam significa paz".
Los musulmanes cuentan en Bilbao con tres mezquitas en las que orar. Precisamente, las dos más antiguas, la de Assalam y la de Badr, se sitúan en el distrito de Ibaiondo, el mismo que acoge al barrio de San Francisco, pero al otro lado de la Ría. En el área multicultural propiamente dicha se levanta en la calle Cortes la de An-Nur, con sólo dos años de vida, y una sala de oración para senegaleses en la calle Amparo.
El Hannafy subraya que el musulmán no puede dividir su fe de su trabajo, de su vida y de aquí vienen los problemas de entendimiento entre las culturas. En el Corán encuentra cómo comportarse y hasta cómo saludar o dirigirse a la gente.
La calle San Francisco la arteria del barrio y la que le da nombre está ribeteada de carnicerías halal. En los estantes es fácil encontrar una quincena de variedades de té y otras tantas de frutos secos o refrescos y miel traídos desde Marruecos o Argelia. La carne proviene de animales sacrificados por el rito musulmán y el cerdo, por supuesto, está prohibido. Smail, un joven dependiente marroquí, sonríe. "Aquí viene a comprar todo el mundo. Latinos, españoles y árabes. Todo está muy bueno y más barato que en otras tiendas".
Multicultural
Los barrios de San Francisco, Bilbao La Vieja y Zabala parecen una herida que no termina de cicatrizar en el centro de la ciudad. Empezó a sangrar en los años setenta, con las drogas, la prostitución, la delincuencia y poco a poco la inmigración ilegal. Problemas que se perpetúan, según los vecinos, y que recuerdan al Ayuntamiento con carteles colgados de las fachadas. Para ello, el consistorio cuenta con un Plan de Rehabilitación específica para la zona y que aborda áreas como la cultura, la economía o la convivencia.
Los tres barrios suman más de 15.000 vecinos, de los que 3.507 son extranjeros, lo que supone un 23% del total. Una cifra que triplica la media de Bilbao (7%), según datos de 2008.
Por áreas de procedencia el Magreb y el África subsahariana suman casi el 40% del total, mientras que el 47,1% procede de Latinoamérica y sólo un 3,5% de China. Las cifras varían de forma significativa respecto al total de Bilbao. Las personas procedentes de Suramérica (58,4%) superan con creces al 18% del Magreb y el resto de África.
Respecto a la multirreligiosidad de los tres barrios el estudio sobre población extranjera de 2008 elaborado por el consistorio sitúa en esta área el catolicismo, el evangelismo y el islamismo como las principales creencias. En Bilbao, según el registro de entidades religiosas del Ministerio de Justicia, están censadas ocho comunidades evangelistas y cuatro musulmanas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.