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China accede a negociar sanciones contra Irán

El apoyo de Pekín, gran socio comercial de Teherán, es clave para Occidente

China ha dado un golpe de timón. El Gobierno de Pekín está dispuesto a negociar de forma "seria" con los países occidentales la imposición de sanciones a Irán, según ha asegurado la embajadora estadounidense en la ONU, Susan Rice. El acuerdo alcanzado con Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Rusia y Alemania marca un cambio significativo en la postura de Pekín sobre la crisis nuclear iraní, ya que durante meses se había negado a incrementar la presión. Los países occidentales creen que la república islámica está desarrollando un programa de armas atómicas, aunque Teherán dice que esta actividad tiene únicamente fines pacíficos. El presidente chino, Hu Jintao, asistirá a la cumbre sobre seguridad nuclear que se celebrará a mediados de mes en Washington. Saeed Jalili, principal negociador iraní para los temas atómicos, llegó el jueves a Pekín para tratar la crisis.

"China ha aceptado sentarse e iniciar negociaciones serias aquí en Nueva York..., como primer paso para lograr que todo el Consejo de Seguridad se sume a la imposición de un régimen de duras sanciones contra Irán", dijo Rice el miércoles pasado a la cadena de televisión estadounidense CNN. El día anterior, la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, mostró su convencimiento de que el Consejo de Seguridad alcanzará un consenso sobre las penalizaciones.

Qin Gang, portavoz de Exteriores, declinó confirmar la disposición de Pekín a negociar posibles castigos a la república islámica, y se limitó a decir que China "está muy preocupada por la situación actual" y que incrementará la comunicación con las otras partes "para impulsar una resolución adecuada por la vía diplomática". Sí reveló, en cambio, que Hu Jintao estará los días 12 y 13 de abril en Washington para tomar parte en la reunión sobre seguridad atómica. Después, el dirigente proseguirá su viaje a Brasil, Venezuela y Chile.

La decisión de Pekín es muy importante, ya que, al ser miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, y por tanto con derecho a veto, puede paralizar cualquier iniciativa que no tenga su visto bueno. China no suele comulgar con las sanciones, ya que cree que incrementan la inestabilidad internacional y no producen resultados. Pekín obtiene en Irán -gran productor de petróleo y gas- el 11% de sus necesidades energéticas. El Gobierno chino se opone a que Teherán tenga armas nucleares, pero dice que tiene derecho a contar con un programa nuclear de uso civil.

La disposición de Pekín a negociar sanciones puede significar que estas son ya inevitables. El presidente estadounidense, Barack Obama, dijo el martes que quiere una resolución en este sentido en semanas.

Pero, ¿qué sanciones podrían ser aplicadas? Los detalles del contenido están por discutir, pero entre las posibilidades contempladas, según algunas informaciones, está un embargo de armas y medidas financieras, como la prohibición de establecer nuevos bancos iraníes en otros países y bancos extranjeros en Irán.

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China y Rusia han aceptado a regañadientes en el pasado tres rondas de sanciones contra Teherán por negarse a paralizar sus operaciones de enriquecimiento de uranio. Ramin Mehmanparast, portavoz de Exteriores, desdeñó el jueves la posibilidad de una nueva hornada y dijo que las aplicadas anteriormente no han servido para nada.

Algunos expertos chinos creen que Pekín está dispuesto a apretar un poco las tuercas para enviar una señal a Teherán y Occidente, pero que no hará nada que pueda amenazar sus negocios e inversiones energéticas en el país.

El Gobierno del presidente Mahmud Ahmadineyad ha rechazado la propuesta de la ONU de enviar el uranio de bajo enriquecimiento al extranjero para ser procesado en combustible y poder ser utilizado en un reactor de investigación iraní que produce isótopos de uso médico.

La flexibilización de la postura china permitirá a Hu Jintao acudir a Estados Unidos con un bálsamo con el que aliviar las tensiones que han marcado las relaciones entre los dos países los últimos meses, por encontronazos como la venta de armas estadounidenses a Taiwan, el reciente viaje del Dalai Lama a Washington, el caso Google o el valor del yuan -la moneda china-, que Estados Unidos dice que está artificialmente infravalorada, lo que proporciona una ventaja competitiva a las empresas asiáticas.

El presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, visita la planta de enriquecimiento de uranio de Natanz, en 2008.
El presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, visita la planta de enriquecimiento de uranio de Natanz, en 2008.AP

Pulso en la ONU

- La posición occidental. EE UU, Reino Unido y Francia persiguen sanciones más duras contra Teherán.

- Reticencias asiáticas. China y Rusia han insistido hasta ahora en la vía diplomática, pero parecen dispuestas a aceptar penalizaciones que afecten sólo al régimen.

- Brasil y Turquía. Los dos tienen asiento en el Consejo de Seguridad, y han rechazado hasta ahora apoyar sanciones.

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