La Generalitat basa su 'no' al almacén de Ascó en riesgos sobre la fauna
El silo nuclear choca contra la planificación energética del Ebro según las alegaciones del Gobierno catalán
La Generalitat ya ha puesto en negro sobre blanco por qué se opone a la instalación en Ascó (Ribera d'Ebre) del almacén temporal centralizado de residuos nucleares que con tanta vehemencia reclama el alcalde del municipio. Las alegaciones que el Departamento de Medio Ambiente remitirá esta semana al Ministerio de Industria basan el rechazo de la instalación en los riesgos existentes sobre la fauna de los alrededores de Ascó, donde viven una treintena de especies protegidas. El hecho de que el almacén pretenda instalarse en una zona potencialmente inundable en caso de rotura de la presa de Riba-roja d'Ebre y que se atente contra la planificación "territorial" y "energética" del Ebro completan las alegaciones.
En la zona de Ascó habitan una treintena de especies protegidas
Aunque los terrenos reservados para la instalación no se encuentran dentro de ninguna zona protegida, sí se hallan en las proximidades de cuatro áreas de interés natural. En ellas viven especies en peligro de extinción como el águila perdicera, sobre las que podría haber "un impacto ambiental de primer orden", dice el informe. Pero, además, de los peligros sobre la fauna en sí misma, la Generalitat advierte de que en caso de fuga nuclear esta se vería agravada por "la alta movilidad de las especies de avifauna presentes en la zona", que extenderían las partículas tóxicas por una amplia zona. Además del águila perdicera, viven en el área media docena de especies de murciélagos, el martín pescador, el águila real, la garza imperial, el buitre leonado y la bisbita campestre, además del visón europeo.
El informe indica que en circunstancias normales la zona no es inundable, pero advierte del riesgo de crecida de dos barrancos cercanos. También hace hincapié en que, dada la extrema longevidad de la radiactividad de los residuos, hay que tener en cuenta episodios muy improbables pero posibles, como la rotura de la presa de Riba-roja, aguas arriba del Ebro. "A los impactos físicos derivados de este posible acontecimiento se le ha de sumar el gran potencial tóxico del contenido del almacén, lo que supone una amenaza para la salud pública".
Además de las alegaciones, la Generalitat también alerta de que se deberá hacer un ambicioso plan de seguridad para las infraestructuras por las que transitarán los residuos en su camino hacia Ascó.
El Ayuntamiento de Ascó siempre ha defendido la seguridad de este tipo de instalaciones y su alcalde, Rafael Vidal (CiU), atribuye el rechazo de la Generalitat al "tacticismo" de los partidos. De hecho, el alcalde mantiene que el presidente, José Montilla, apoyó al principio el ATC.
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