Esperando el anunciado recorte del déficit público
Entre los indicadores que hay que seguir con más atención en la actual coyuntura se encuentran el comercio exterior y la ejecución presupuestaria del Estado. En el primer caso, porque las exportaciones netas van a constituir en este año la única fuente de crecimiento de la economía española y, en una visión a más largo plazo, deben ser el motor, y la consecuencia, de ese tan anhelado cambio de modelo de crecimiento. Hay que tomar medidas y efectuar numerosas reformas en aras de propiciar dicho cambio, pero curiosamente entre las propuestas se echan de menos las que tiendan a estimular de forma directa las exportaciones de las empresas que ya exportan y sobre todo a ampliar la base de empresas exportadoras. Es verdad que en la Ley de Economía Sostenible y en otras medidas que se están tomando se contempla la mejora de la competitividad o el apoyo a la industria, pero ello se hace de forma difusa, sin prestar la debida atención al objetivo prioritario de exportar más. En cuanto a la ejecución presupuestaria, viendo lo que le está pasando a Grecia, baste recordar aquello de que "cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar".
Las exportaciones deben ser el motor del esperado cambio del modelo de crecimiento En los dos primeros meses, los gastos han crecido un 5,3%; mal empezamos el año
Las exportaciones registraron en enero una elevada tasa de crecimiento respecto al mismo periodo del año anterior (12,3% en volumen), pero ello es debido en gran parte a que las del año anterior fueron especialmente bajas. Comparando su nivel desestacionalizado con la media del cuarto trimestre, registran una caída del 3,4%. Mientras, el nivel de las importaciones en volumen se ha mantenido estable respecto a dicho trimestre. Los datos mensuales de Aduanas son especialmente erráticos, así que habrá que esperar a los siguientes meses, pero el año no empieza bien. En todo caso, con una perspectiva temporal algo más amplia, se observa que el proceso de corrección del déficit comercial se ha frenado debido, por un lado, a la recuperación de los precios del petróleo y, por otro, a que las importaciones no energéticas han repuntado fuertemente en cuanto la demanda interna ha dejado de caer al ritmo del pasado año y las exportaciones se han recuperado.
La ejecución presupuestaria del Estado hasta febrero se saldó con un superávit en términos de contabilidad nacional de 3.277 millones de euros. Superávit, sí, no me equivoco. Pero esto no significa que de pronto se haya resuelto el problema del déficit, simplemente es una cuestión de estacionalidad: en los primeros meses del año, los gestores públicos son bastante perezosos a la hora de gastar y de reconocer obligaciones de gasto, mientras que los contribuyentes seguimos pagando los impuestos religiosamente, sin pereza que valga. El caso es que todos los meses de febrero el Estado luce superávit, otra cosa será cuando acabe el año. Por eso, la mejor forma de valorar este dato es compararlo con el mismo periodo del año anterior o haciendo una suma móvil de 12 meses y ver su evolución mes a mes. Y la comparación con el año anterior ya nos da pistas.
En los dos primeros meses de 2009, el superávit alcanzó la cifra de 5.070 millones, con lo que el de este año supone un empeoramiento del 35,4%. Ello es consecuencia de que los ingresos, cuya previsión para el conjunto del ejercicio es que crezcan un 21,2% -estamos hablando de los ingresos sólo del Estado, no del total, incluyendo los que corresponden a las administraciones territoriales, cuya previsión es que crezcan un 5,3%-, han caído un 2%, mientras que los gastos han aumentado un 5,3%, cuando el aumento de los créditos aprobados por las Cortes respecto a los créditos con que finalizó 2009 es de un 1%. Mal empezamos, pues, el año, si bien hay que decir que las cifras de los primeros meses son poco significativas.
Analizando los ingresos y gastos acumulados en los 12 últimos meses [gráfico inferior derecho] se observa que los primeros dejan de caer respecto al acumulado del mes anterior y que los segundos frenan notablemente su crecimiento, con lo cual el déficit (101.600 millones) tiende a estabilizarse. Algo es algo, aunque hay que recordar que el objetivo es terminar el año con una cifra del orden de 65.000 millones, el 6,2% del PIB. Mucho y muy rápido tienen que cambiar las cosas.
Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas).
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