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Columna
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Mentiras

Uno de los mejores libros de Mario Vargas Llosa se titula La verdad de las mentiras y es un libro sobre los libros de los otros. El título tiene que ver con la esencia inevitable de la ficción. Y como es un título tan pegadizo (el autor lo usó para un espectáculo teatral que hizo con Aitana Sánchez-Gijón) siempre me viene a la cabeza cuando escucho mentiras.

Me ha pasado ahora con esto que ha dicho Jaime Mayor Oreja acerca de la (supuesta) similitud entre lo que quiere el Gobierno y lo que quiere ETA. Soraya Sáenz de Santamaría, que es muy solidaria, y eso la honra, salió enseguida a decir que algo de eso hay, porque parece que los batasunos pueden volver a los ayuntamientos. Pueden. Sin embargo, horas más tarde Dolores de Cospedal, que suele poner freno y marcha atrás a lo que parece muy muy disparatado, dijo que no había evidencia alguna de semejante cosa dicha por Mayor Oreja.

Si Jaime Mayor Oreja fuera un comentarista de esos que cita José María Izquierdo en el blog de su propio ojo (El ojo izquierdo, en ELPAÍS.com) uno no tendría que preocuparse de la verdad (supuesta) de esa mentira (igualmente supuesta). Pero es que este hombre es vasco, y además fue ministro del Interior, de modo que sabe cómo son estas cosas de la gobernación. De hecho, él gobernó no hace mucho, y tiene en Euskadi, en primera línea de mando (bien es verdad que de mando delegado), a un correligionario suyo, Antonio Basagoiti, que debe saber (por Patxi López y por Rodolfo Ares, con los que parece que se lleva bien) información de primera mano sobre lo que se cuece. Y si no, tiene cerca a Alfredo Pérez Rubalcaba, que por mucho que se quiera distanciar de él maneja los mismos teléfonos que él tuvo.

De modo que Mayor puede llamar a Pérez y entablar este diálogo:

-Oye, Pérez, voy a decir esta barbaridad. ¿Cómo te parece?

-Hombre, Mayor, si yo fuera tú le preguntaría antes a Cospedal.

-¿Y por qué a Cospedal?

-Porque ella trabajó en esto, como tú, y sabe de qué va la vaina.

Ante la palabra vaina, Mayor diría:

-Ah, ¿ves como algo de Venezuela se te ha pegado?

En fin. La verdad de las mentiras. Mayor, valga la redundancia, es mayor; no viene al caso quitarle responsabilidad porque no sepa. Por tanto, es factible decir que miente a sabiendas. Porque basta con ir a Euskadi para percibir rápidamente qué rápidamente se está deteriorando la imagen de una negociación posible; por otra parte, las estadísticas son contrarias a la ficción. De hecho, ni Borges creía en las estadísticas como elemento literario. Si acaso, como elemento político. Y en política se ha visto que hasta Otegi, al que alguna vez se le colgó el cartel de Gerry Adams, está en prisión. ¿Cuántas evidencias necesita Mayor para renunciar a la novela como elemento de sus argumentaciones?

La verdad es que si uno se fija en el columnismo contemporáneo y percibe el tufo de ficción que hay por ahí ya tiene la identidad del pozo del que abreva Mayor. Y no debe hacerlo, debe llamar por teléfono por lo menos a Basagoiti. O a Cospedal.

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