Roma no paga traidores, pero Génova sí
"Sal a la calle, busca una botella de champán y ya verás como no la encuentras en todo Madrid, porque el PP se las ha comprado todas menos una, que es la que se está bebiendo en la Audiencia Nacional el juez Garzón". Eso es lo que me acaba de decir Juan Urbano ahora mismo, mientras nos sirven el segundo café de la mañana, y justo después de leer en el periódico las últimas informaciones sobre el caso Gürtel y comprobar que el Tribunal Superior de Justicia de Madrid ha estado a su altura una vez más y le ha metido un palo en la rueda a la investigación que intenta ponerle espaldas a las caras que manejaron los negocios sucios de los populares, mirar debajo de las alfombras de la calle Génova y ver en qué despachos hay una puerta que vaya a dar a Suiza, donde los acusados tienen parte del botín: 21 millones de euros, es decir, seis más que Roldán, que ya es decir.
Pedreira ya explicó que las grabaciones del 'caso Gürtel' eran válidas formal y jurídicamente
Mucho dinero equivale a muchas manos manchadas de violeta, que es el color de los billetes de 500, y por eso habrá una multitud aplaudiendo y tirando de los corchos, claro; pero ¿por qué iba a brindar Garzón, si cada vez que va a hacer justicia el viento negro de la corrupción le levanta las faldas de la toga, de modo que no puede investigar los crímenes del franquismo, ni la financiación ilegal de un partido político, ni nada de nada? Se lo pregunto a Juan Urbano, que me mira con un aire condescendiente desde detrás de su taza. "Pero, hombre", me responde, "pues está más claro que el agua: porque así la jauría dejará de perseguirlo; y si eso sucede, por una parte le resultará duro aceptar que la ley en España consista en dejar a los muertos en sus cunetas y el dinero robado en sus paraísos fiscales, pero por otra, se va a sentir liberado, seguramente".
Todo es muy raro, y lo es tantas veces que ya estamos acostumbrados a lo inexplicable y lo vemos de lo más normal. ¿Pero lo es que la Audiencia Nacional persiga a uno de sus magistrados por investigar las atrocidades de la dictadura, o que el Tribunal Superior de Justicia de Madrid evite que uno de sus miembros, Antonio Pedreira, que es el juez instructor del caso Gürtel en Madrid, dé por válidas las grabaciones que señalan a algunos de los involucrados en la trama viscosa? Pedreira ya explicó, cuando se lo preguntaron desde la Fiscalía Anticorrupción, que esas grabaciones eran válidas formal y jurídicamente porque algunos de los letrados actuaron como cómplices de sus clientes a la hora de esconder el dinero subterráneo, procedente de comisiones y sobornos relacionados con distintas contratas y adjudicaciones hechas por organismos públicos gobernados por el PP; pero y qué, cuando se trata de ocultar algo no importa lo que se esté cociendo, sólo importa la tapadera.
La inmoralidad es muy lucrativa, porque si no te pillan te haces de oro; y si te pillan, sólo tienes que dejar que pase el tiempo, ser una tumba y no tirar de la manta, porque los conspiradores leales serán recompensados, como lo ha sido el perito que usó hace un año el consejero de Interior, Francisco Granados, para desmentir el espionaje político del que lo acusaban, al que ahora esa misma consejería ha adjudicado un contrato de casi un millón de euros para suministrar traductores a los juzgados. O como dos de los empresarios que participaron en el llamado tamayazo, que impidió la formación de un Gobierno de coalición entre PSOE e IU en la Comunidad de Madrid y le puso en bandeja la presidencia de la región a Esperanza Aguirre, a los que han estado a punto de autorizar una recalificación de la finca Monte de la Villa, en Villaviciosa de Odón, que los hubiera cubierto de monedas doradas. Y aunque esta vez no ha colado, la próxima colará. "Roma no paga traidores, pero Génova sí", dice Juan Urbano, y añade: "¿Quieres que haga de adivino? De aquí a un par de años vas a ver dos cosas: que algunos de los que deberían ir a la cárcel por el caso Gürtel no irán y que a los que están dentro les va a ir muy bien cuando salgan, lo mismo que a Roldán". A lo mejor es que en esos casos sólo se debería volver a la calle cuando se devolviese el último euro robado, ¿no? Pero no lo voy a decir muy alto, no sea que el Tribunal Superior de Justicia me meta un paquete.
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