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Reportaje:

La revolución de Jaguar

El nuevo XJ renuncia al clasicismo para adoptar un diseño vanguardista y transgresor - Fusiona elegancia y deportividad, y añade un interior de elaboración exquisita que marca la diferencia

David contra Goliat. Es el desafío que afronta Jaguar con el XJ para hacerse un hueco entre las grandes berlinas de lujo, coto privado de Audi, BMW y Mercedes. A priori parece un reto muy difícil, pero reúne argumentos diferenciadores para superarlo: diseño vanguardista, calidad mecánica, contenidos tecnológicos y sobre todo un interior exquisito que alcanza la excelencia. Saldrá a la venta en mayo, desde 81.200 euros.

Tras integrarse en el grupo indio Tata, Jaguar afronta el futuro volviendo a sus valores: deportividad, elegancia, placer de conducción y culto al detalle. El XJ recoge todos, pero en una interpretación valiente que supone una revolución en la marca y en la categoría. Y es que con unas ventas de 52.000 unidades al año, Jaguar puede asumir riesgos que las marcas alemanas evitan: son prisioneras de los gustos conservadores de sus compradores.

El XJ se dirige en cambio a clientes más jóvenes y abiertos, con poder adquisitivo, que no aceptan las siluetas cuadradas de las grandes berlinas: cuatro puertas y maletero bien definido. Por eso se desmarca de los Audi A8, BMW Serie 7 y Mercedes Clase S con una línea cupé que une el techo con el maletero en un solo trazo y estiliza la figura. Destaca la fuerza del frontal en cuña, con una imponente parrilla nido de abeja que exalta su carácter. El lateral, de rasgos limpios, y la luneta trasera muy tendida, estiran la silueta, y sólo la zaga, transgresora, resulta pesada desde atrás. Pero esta réplica inglesa al Mercedes CLS fusiona elegancia y deportividad en una berlina de líneas puras que evita los adornos superfluos para resaltar su armonía.

La elaboración interior distingue también al XJ, que recoge la clase y buen gusto de Rolls y Bentley para marcar la diferencia. No es que sea mejor que sus rivales alemanes, pero sí diferente, y demuestra que los ingleses mantienen su maestría para elegir y combinar maderas, cueros y metales en perfecta sintonía, y para elaborar con mimo hasta el último microdetalle. Desde las piezas grandes, como el salpicadero semicircular, a la instrumentación y las salidas de aire, e incluso los hilos y pespuntes de las tapicerías, todo refleja el culto a la perfección. Y crea un ambiente cálido, impecable y repleto de buen gusto sin caer en la ostentación.

El nuevo Jaguar completa sus armas con una calidad mecánica y unas tecnologías sin objeciones que convierten la conducción en un placer para disfrutar su poderío. Es un coche grande de 5,12 metros (5,24 la versión larga), pero con una avanzada carrocería de aluminio, y pesa poco para su tamaño (1.755 a 1.915 kilos). Además, los motores llevan cambio automático de seis marchas accionable en el volante y son potentes y eficientes en el consumo: 3.0 V6 turbodiésel de 275 CV (7 litros de media y 81.200 euros), 5.0 V8 de 385 CV (11,3 litros y 107.950) y 5.0 V8 Supersport biturbo de 519 CV (12,1 litros y 151.950). La carrocería larga cuesta 4.500 euros más.

Con esta base y una suspensión electrónica que analiza la carretera y la conducción 500 veces por segundo para adaptar los reglajes al instante, el XJ reúne prestaciones brillantes y confort para ofrecer una calidad de conducción exquisita que cuida también todo con mimo, desde el tacto de los mandos al sonido del escape. Los precios son altos y similares a los de sus rivales, pero incluye de serie detalles opcionales en otros competidores: navegador con pantalla táctil, acceso y arranque sin llave, techo panorámico, sensores de aparcamiento, asientos eléctricos de piel, etcétera.

La fuerza del frontal, que actualiza el rostro de Jaguar, y la luneta trasera muy tendida distinguen al nuevo XJ.
La fuerza del frontal, que actualiza el rostro de Jaguar, y la luneta trasera muy tendida distinguen al nuevo XJ.

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