Alex Chilton, pionero del 'power-pop' de EE UU
Adiós a uno de los grandes músicos de culto de las últimas cuatro décadas del rock. Alex Chilton, que murió el 17 de marzo a los 59 años por un problema cardiaco, representaba al artista independiente y calavera, tan capaz de lo mejor como de lo más intrascendente, pero la memoria colectiva del mundo del rock le recordará siempre por su dosis perfecta de power-pop, tanto en solitario como en The Box Tops y, sobre todo, en los grandiosos Big Star.
Nacido en Memphis en 1950, pronto tuvo inquietudes musicales pero, aunque original de la ciudad del country, sus influencias llegaron del soul sureño y más lejos: en plena adolescencia se entusiasmó por los sonidos de la invasión británica: Beatles, Rolling Stones, Zombies o Who.
Con una banda de instituto llamada The DeVilles, dio sus primeros y tímidos pasos musicales, pero gracias a un mánager hábil y a sus buenas maneras, se lo tomaron más en serio y formaron The Box Tops. Tuvieron un importante éxito con The letter. Pop adolescente con espíritu soul. Lo que en Estados Unidos y Reino Unido se conoció como blue eyed soul, artistas blancos influenciados por el r&b. El salto de calidad llegó en 1971 con Big Star, una banda esplendorosa, una estrella musical radiante y fugaz, conjunción de Chilton y Chris Bell que apenas duró dos años, con un estilo melódico que sembraba las semillas del power-pop. Guitarrazos directos, voces sugerentes y gran capacidad para absorber al oyente entre reminiscencias psicodélicas. Pero Bell dejó la formación por continuas disputas con Chilton. Bell murió repentinamente en 1978, pero Big Star seguirían adelante con Chilton al frente y más de una reunificación, la última prevista para este año en el festival de South By Southwest.
Pese a todo, #1 Record o Radio City, publicados a principios de los setenta, son dos álbumes inolvidables. Sin las imperecederas píldoras de Big Star, tal vez no se entenderían los trabajos de REM, Teenage Fanclub o The Posies.
El espíritu errante y complicado de Chilton fue símbolo de una carrera en solitario de bastantes tumbos. Se dejó ver en la escena del punk de Nueva York o se dedicó a la producción, como cuando trabajó con The Cramps. Varios de sus últimos trabajos estaban repletos de versiones que dieron perspectiva de su altibajo compositivo aunque auténtico sentido ecléctico. En España, no pocas bandas lo tenían como referencia, entre ellas, Surfin' Bichos. Porque Alex Chilton era un músico de culto, mitad maldito, mitad pura bendición, como los mejores temas de Big Star.
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