El Parlamento reclama por primera vez de forma expresa la fusión de las cajas
PP y BNG ratifican su coincidencia en el debate sobre el estado de la Autonomía
Por primera vez desde que se inició la interminable disputa sobre la hipotética fusión entre Caixa Galicia y Caixanova, el Parlamento autónomo aprobó ayer una declaración en la que se reclama expresamente la unión de las dos entidades financieras gallegas. Fue en la jornada final del debate sobre el estado de la Autonomía, en el que se reprodujo la singular división que este asunto ha producido en la política gallega: la propuesta, presentada por el PP, logró el apoyo del BNG, pero contó con el rechazo de los socialistas.
El PSdeG intentó un acuerdo sobre la base de lo que ya había adelantado la víspera, en la jornada inicial del debate parlamentario, su líder, Pachi Vázquez: los socialistas estarían de acuerdo con la fusión si lo deciden las dos cajas. O, dicho de otro modo, si los directivos de Caixanova abandonan su negativa a unirse con Caixa Galicia. Ese era el sentido de una enmienda que presentó el Grupo Socialista en un intento de matizar el texto del PP. Pero populares y nacionalistas se negaron en redondo a introducir tal condición, lo que volvió a dejar al PSdeG solo en esta cuestión.
Los diputados ni siquiera sabían qué resoluciones iban a votar
Ante el desaguisado, los tres grupos anuncian un nuevo formato de debate
Hasta ahora, el Parlamento se había manifestado de modo genérico en favor de que las cajas mantengan su "galleguidad" y "solvencia". Esa declaración contó en su día con el apoyo de los tres grupos de la Cámara. Posteriormente, la elaboración de una nueva Lei de Caixas rompió el consenso y acabó creando los dos bloques que ayer quedaron de nuevo consagrados en el debate de política general.
Un estrepitoso fracaso colectivo. El encorsetado formato del debate sobre política general que se celebró durante los dos últimos días en el Parlamento gallego impidió a los tres partidos pactar políticas con las que están de acuerdo y que, sin embargo, no tendrán reflejo en el diario de sesiones. Lo expuso el viceportavoz del PP, Pedro Puy, en su último turno de intervención, anoche en el hemiciclo. Su partido estaba dispuesto a transaccionar acuerdos con PSdeG y Bloque. No lo hizo por falta de tiempo. Había que votar, manda el Reglamento de la Cámara.
Esas mismas prisas, después de 48 horas de debate, llevaron al secretario de la Mesa, José Manuel Balseiro, a equivocarse en la lectura de la votación de las resoluciones, en la que ni siquiera los diputados entendieron nada. El dislate propició un nuevo receso cuando el portavoz del PP, Manuel Ruiz Rivas, agitó los brazos para negar que las mociones que Balseiro le atribuía a su partido fuesen del PP. Así transcurrió el debate más importante del año en el Parlamento. Tal fue el caos, que al final todos los grupos prometieron cambiar el formato de la sesión en futuras ediciones.
Cuando finalmente se deshizo el entuerto, resultó que el PP apoyaba 33 de las resoluciones del BNG (que presentó 325) y dos de las 29 socialistas, muchas de ellas sobre asuntos menores (de un pediatra en Tui a una depuradora en un polígono industrial). El PP, entretanto, avaló, como era de esperar, sus 85 propuestas, de las que un tercio son deberes para el Gobierno central.
Constatada la inseparable distancia entre Gobierno y oposición en temas clave como la lengua o la política social, a la hora de la votación se trataba de ver qué hacía el PSOE en la propuesta que los populares habían presentado a favor de fusionar las cajas. No hubo sorpresas y el partido de Pachi Vázquez reiteró lo de cada día: está a favor de integrar Caixa Galicia y Caixanova cuando lo acepten sus dirigentes. Como la entidad del sur se sigue negando, los socialistas apretaron el botón del no.
Sí aceptaron los socialistas el pacto que propuso el PP para impulsar la demografía y frenar la pérdida de población. El voto a favor de ambos se traducirá en una comisión permanente en la Cámara para realizar un diagnóstico. El PSdeG también dio su respaldo al plan estratégico contra la crisis de Feijóo pese a su inconcreción.
La sesión evidenció lo mucho que va a estar presente en la Cámara Zapatero cuando se trate sobre la crisis. Ayer sirvió incluso para justificar alguna de las decisiones más espinosas del Ejecutivo de Feijóo. En sus tres horas de proclamas, el presidente de la Xunta no había encontrado hueco para aludir a su promesa estrella en el capítulo económico: la rebaja del tramo gallego del IRPF que repitió en cada mitin de campaña para equipararse a aquel Aznar del 96, que logró bajar impuestos en lo peor de la crisis. El vacío del discurso presidencial vino a llenarlo ayer Pedro Puy, quien avisó a los contribuyentes gallegos de que no cuenten a corto plazo con el prometido recorte. Si durante sus primeros once meses de mandato los populares daban largas con el argumento de que eran los agujeros heredados del bipartito los que le impedían suavizar esa tasa, ayer señalaron a otro culpable. Puy subrayó que, aunque sería muy deseable la rebaja del IRPF, éste opera en un contexto en el que a Zapatero le gusta subir los impuestos más regresivos como es el IVA.
El diputado popular explicó que esa rebaja del IRPF genera una renta disponible más alta
y ese mayor consumo acabaría revirtiendo en las arcas de Zapatero con la recaudación del IVA, al menos en una cuantía importante. De ahí que, de momento, la Xunta opte por mantener la fiscalidad.
Que Zapatero se ha convertido ya en la excusa perfecta para explicar el aumento de parados, lo prueba el debate previo a la votación de las resoluciones. El portavoz del PSdeG, Xaquín Fernández Leiceaga, aludió a dos ex presidentes estadounidenses, Ronald Reagan y Harry Truman, bien alejados de la socialdemocracia, para razonar sobre la crisis: "Una recesión es cuando tu vecino pierde su trabajo, una depresión es cuando tú pierdes el tuyo". Puy completó la cita: "La recuperación comenzará cuando Jimmy Carter pierda su empleo". Y dejó claro que el Carter que estorbaba en EEUU aquí se llama Zapatero. El diputado popular lo dijo abiertamente: Galicia se recuperará cuando Zapatero pierda su empleo.
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