Messi engancha

El día que Leo Messi entró por primera vez en el vestuario del Infantil A del Barcelona, al entrenador, Rodolfo Borrell, hoy técnico en el fútbol base del Liverpool, le avisaron: "Juega de enganche". Así que los pocos partidos que pudo disputar antes de lesionarse y regresar unos meses a Argentina -todos amistosos, pues no tenía ficha- los jugó por detrás del 9. "Los equipos de la cantera jugábamos un 3-4-3 y cuando pasamos al 4-3-3 muchos jugadores que actuaban como mediapuntas lo hicieron como extremos", recuerda Tito Vilanova, preparador de La Pulga medio año en los cadetes. Por eso en el tránsito del Juvenil B al primer equipo jugó por la banda derecha. Hasta que Pep Guardiola necesitó agitar al equipo, que no terminaba de funcionar, y devolvió a Messi a su origen.

El 27 de febrero pasado llegó el Málaga al Camp Nou y Messi regresó al punto de partida. Guardiola reestructuró el dibujo: dejó el 4-3-3 y abrazó un 4-2-3-1. Con Ibrahimovic de referencia y Messi por detrás del sueco, sostiene Busquets, se agiliza la llegada al gol: "La posición de detrás del punta da una salida más y es importante tener un jugador de enganche. Es más fácil para los centrocampistas y el delantero tiene el pase más cerca".

Justo lo que hacía de crío. "A veces le ponían en la izquierda y Pedraza o Blázquez jugaban de enganche, pero, normalmente, jugaba a mi espalda", recuerda Víctor Vázquez, el 9 de un equipo irrepetible en el que estaban Piqué, Cesc y Marc Valiente, ahora en el Sevilla. Valiente añade: "Jugaba como juega ahora, igual. Decían que, cuando fuéramos mayores, no podría usar ese estilo, pero sigue haciendo lo mismo". "Goles como los del domingo al Valencia [3-0] le he visto hacer mil", asegura Vázquez, que considera igual de útil a Messi por la derecha, por la izquierda o por el centro del ataque. "Simplemente, es el mejor jugador del mundo", sentencia.

"Estaba participando poco. Necesitábamos que interviniera más", justifica Guardiola la decisión. Y agrega: "Es capaz de jugar muy bien en todos los sitios. El año pasado jugó el 90% de las veces en la banda derecha. Sabe que, aunque juegue ahí, puede irse al centro cuando lo sienta. La esencia es la misma: tratamos de que los jugadores que deben dar fluidez participen más".

El hecho de que Messi centre su posición genera ciertas ventajas al equipo. "Si juega de extremo, somos más previsibles. Los volantes llegan menos, pero ganamos alternativas", razona Guardiola, que se rebela contra la teoría de la Messidependencia: "Un jugador por sí solo no es nada. Para mí, sería mejor que él solito ganara el partido: le metería en la nevera y le sacaría los domingos. Pero Messi tiene socios y lo mejor es que lo sabe".

"Descubrí hace muchos años que entiende el fútbol desde el respeto a sus compañeros, al entrenador y al juego en sí mismo", dice Alex García, el único técnico del fútbol base azulgrana que disfrutó un curso completo con Messi; "interpretaba muy bien el sentido del juego le pusiera donde le pusiera. Siempre fue como una esponja".

Las palabras exactas que Guardiola dirigió a los árbitros