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Los chiringuitos presionan al Gobierno para salvar sus terrazas

El Ejecutivo pagará en las urnas su postura, dice la federación de hosteleros

Ignacio Zafra

La guerra del chiringuito tiene en la Comunidad Valenciana mucha menos entidad que en autonomías como Andalucía, donde ese tipo de bares se cuentan por cientos. El gran núcleo valenciano de resistencia a la aplicación de la legislación de Costas, que les obligaría a eliminar o a reducir la extensión de sus terrazas, se encuentra en las playas de Pinedo y El Saler, y está integrado por ocho restaurantes. Los empresarios están decididos, sin embargo, a hacer ruido. Ayer lo demostraron de forma literal. Convocaron una cacerolada en la plaza de Los Pinazo, junto a la calle de Colón de Valencia, para reclamar una solución "definitiva" a su situación. Respondieron los dueños de varios establecimientos, algunos de sus trabajadores y unos cuantos viandantes, la mayoría muy jóvenes, entre los que repartían pañuelos falleros. En cierto momento reunieron a unas 50 personas, aunque en el contexto ruidoso que vive la ciudad la protesta pasó más bien desapercibida.

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"Sin terrazas el hostelero va a aguantar, pero en vez de 15 o 20 trabajadores se quedará con seis", afirmó Javier Campomanes, abogado de la Asociación de Hosteleros del Paseo Marítimo de la Playa de Pinedo y El Saler. La Confederación Empresarial de Hostelería y Turismo de la Comunidad Valenciana (Conhostur) que secunda la movilización, remitió una carta al delegado del Gobierno, Ricardo Peralta, en la que se expresaba "la necesidad de acometer medidas y modificaciones legislativas" y se solicitaba una entrevista con Elena Espinosa, ministra de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino. El presidente de Conhostur, Juan Carlos Gelabert opinó también que si el Gobierno no rectifica "dentro de un año y medio" conocerá "las consecuencias de un error tan grave como tirar piedras contra su propio tejado", recogió Efe, en referencia a las supuestas consecuencias electorales de la polémica.

"Un esfuerzo por cumplir la ley"

Antes de que tuviera lugar la cacerolada, Ricardo Peralta, delegado del Gobierno en la Comunidad Valenciana, envió un mensaje conciliador que, a la vista de la respuesta de Conhostur, no logró sus frutos. "Lo único que pedimos es que una pequeña minoría de estos hosteleros cuyos locales no se ajustan a la ley haga un esfuerzo por adecuarse a ella, sabiendo que hay una posición flexible y favorable por parte de la Administración central". Ese esfuerzo, que consistiría en adaptar las terrazas lo máximo posible a la superficie que tienen concedida, "será correspondido con una posición favorable" por parte del Gobierno, con lo que el conflicto "perderá toda vigencia", añadió. El delegado del Gobierno recordó que hasta el momento no se ha cerrado ningún chiringuito.

El Ejecutivo aprobó prórrogas para los locales mientras durase la negociación. Los hosteleros creen, sin embargo, que la resolución definitiva está al caer y que será contraria a sus intereses.

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Sobre la firma

Ignacio Zafra
Es redactor de la sección de Sociedad del diario EL PAÍS y está especializado en temas de política educativa. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Máster de periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid y EL PAÍS.

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