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Entrevista:Miguel Sanz | Presidente de Navarra | Miradas sobre Euskadi

"Ahora la relación con Euskadi se basa en el respeto y la lealtad"

Al presidente navarro, Miguel Sanz, se le ve relajado desde que ha decidido no volver a presentarse como candidato a seguir encabezando el Gobierno de la comunidad foral. Durante estos meses se ha permitido, sacando tiempo a su cargada agenda de presidente, estudiar Humanidades (obtendrá su licenciatura el próximo mes de mayo), terminar un amplio trabajo titulado La expulsión de los jesuitas de Navarra, y volver a leer de forma compulsiva.

Hoy, es un hombre feliz, y justo antes de atender al periodista acaba de recibir la noticia del nacimiento de su segunda nieta. En su amplio despacho de la Presidencia del Gobierno navarro, en Pamplona, decorado con dos bellos cuadros -Estación de Castrejón, de Juanjo Aquarreta, y Un paisaje navarro de Pedro Salaberri- y con diversas fotos familiares, Sanz inicia la entrevista recordando las primeras relaciones que mantuvo con el País Vasco.

"Aquí ha habido más firmeza frente a ETA, y el empresariado ha confiado más"
"El pensamiento nacionalista vasco siempre va a existir en Navarra"
"Los nacionalistas suman opciones dispares para lograr un escaño en Madrid"
"La oposición fue blanda con el 'plan Ibarretxe', que no resolvía nada"
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"ETA sólo acabará si su brazo político interioriza que no ha servido para nada"
"La relación con Euskadi en la lucha contra el terrorismo es fundamental"
"López sabe perfectamente lo que es Navarra y su presidente"
"Ambas comunidades estamos llamadas a tirar del carro de la economía nacional"
"Navarra ha de empalmar necesariamente con la 'Y' vasca"

Como miles de navarros, se relacionó desde joven con Euskadi a través de su familia, sus compañeros de estudio o durante sus vacaciones. En esos años pasó varios veranos en San Sebastián. Además, mantiene una gran amistad con muchos de los ciudadanos vascos que acoge su Corella natal, bastantes de los cuales tienen, incluso, casas en el pueblo.

Antes, mientras cursaba estudios de Bachillerato en el colegio de los Jesuitas de Tudela, el llamado "Colegio de los vascos" también mantuvo una buena conexión con estudiantes naturales de Azpeitia, de Elgoibar o de Bilbao, todos internos como él. "Conviví con amigos como los Aguinaga, y Larrea. Compañeros, hoy médicos, ingenieros, altos directivos de entidades financieras a los que he tenido la oportunidad más tarde de volver a ver por razones profesionales. En Tudela empecé también a conocer algunas palabras en vascuence".

Años más tarde se iniciaba a la política, en plena etapa en que el nacionalismo dominaba la vida política de Euskadi. Ello se convierte indudablemente en un inconveniente en lo que deben ser las relaciones institucionales idóneas entre dos comunidades vecinas que suponen diferentes realidades políticas e institucionales. "A pesar de que Juan José Ibarretxe, y José Antonio Ardanza con anterioridad, fueron dos presidentes con los que desde el punto de vista personal me llevaba bien, indudablemente los objetivos políticos del PNV, del que dependían los lehendakaris, les influían enormemente, porque entre sus objetivos políticos estaba la territorialidad, es decir la unión con Navarra", recalca Sanz. "Eso entrañaba dificultades y, sobre todo, intromisiones. A la hora de definir, siempre integraban a Navarra en el conocimiento del medio, de la geografía, de la orografía. En materia turística, siempre utilizaban espacios territoriales que dependían de nuestra comunidad y no de la vasca. Y eso introducía alguna dificultad importante en nuestras relaciones", añade.

Anteriormente a esa época, los navarros tuvieron líderes o figuras importantes dentro del nacionalismo vasco, como Manuel de Irujo, o Aranzadi, y posteriormente a Carlos Garaikoetxea. Con este último mantuvo una relación muy escasa, lo mismo que con Manuel de Irujo ("Yo siempre le pongo el Don", destaca), aunque sí pudo leer mucho sobre él y su trabajo, y conocer algo del punto de vista político del ex ministro de la Segunda República, sobre todo desde Estella. Es ese nacionalismo que ahora se presenta unido en Navarra en la coalición Nafarroa Bai, y que anteriormente estuvo muy dividido, con escasa presencia del PNV, algo más de EA por la figura de Garaikoetxea, la actuación de la hoy ilegalizada Batasuna y ahora, sobre todo, por Aralar y Batzarre.

Entonces, el presidente de la comunidad foral veía el nacionalismo vasco como una ideología que podía tener su fecha de caducidad en Navarra. Y no por una desaparición total, porque "el pensamiento nacionalista siempre va a existir en Navarra", sino en cuanto a los planteamientos de territorialidad, de anexión o de integración de Navarra a las tres provincias de la comunidad autonóma vasca. Veía que ello no tenía futuro.

- ¿Por qué?

- "Porque tú a un pueblo es muy difícil que le puedas vender la idea de que tiene que desaparecer y que tiene que dejar de ser una cosa para ser otra. Ahora bien, el pensamiento nacionalista de autodeterminación, de incremento de nivel competencial, de soberanismo, eso siempre va a existir, ¿no? Pero estaba en minoría, porque ese criterio se debilitaba aún más al no tener posibilidad de obtener presencia en las Cortes Generales".

"Entonces, por eso precisamente, y para tener esa presencia, los nacionalistas se unen sumando opciones ideológicas tan dispares como el PNV, que es el nacionalismo más conservador, con el más radical que puede ser la escisión de Batasuna, liderada por Patxi Zabaleta, a través de Aralar. Un interés electoral que les obliga a esa coalición tan dispar para obtener un escaño de diputado en Madrid".

Sanz apostilla que hoy, en un mundo cada vez más internacionalizado y más globalizado, los planteamientos nacionalistas llevados al extremo se encuentran abocados al fracaso. Considera que todos los partidos han ido evolucionando en sus posiciones, menos los nacionalistas vascos, que siguen manteniendo los mismos planteamientos de territorialidad y de autodeterminación que defendía Sabino Arana a finales del siglo XIX.

Sanz recuerda que la última visita oficial de un lehendakari nacionalista a Navarra fue la que realizó José Antonio Ardanza en 1996 y en todos estos años no se repitió hasta que el actual lehendakari, Patxi López, puso fin a esos 13 años de incomunicación en julio pasado.

- ¿Y cómo fueron sus relaciones con Ibarretxe?

- "Tuvimos unas relaciones cordiales desde un punto de vista personal, porque formábamos parte de un foro de la Comunidad de Trabajo de los Pirineos (CTP), pero desde el punto de vista político no existían. También debo decir, que a mí no me preocupaban mucho, porque lo que es importante es que los empresarios tengan relaciones entre sí, que las relaciones comerciales no se vean afectadas por la política. Y en eso no ha habido problemas".

Sin embargo, el presidente navarro confiesa que vivió con preocupación la gestación y desarrollo del plan Ibarretxe, porque suponía poner más palos en las ruedas de una relación normalizada entre Navarra y el País vasco, y entre el País Vasco y el conjunto de España. Y en segundo lugar, porque veía que eso no conducía a nada, y no solventaba ningún problema.

Además, le extrañaba que desde Euskadi no se criticasen con mayor contundencia las intenciones de Ibarretxe, no haciéndole ver a él y a su Gobierno que las preocupaciones de los ciudadanos eran otras, como la situación económica, el empleo, y sobre todo, la libertad y el terrorismo de ETA.

"La oposición fue blanda, porque con el plan Ibarretxe no resolvía nada. Lo que pasa, y también es verdad, es que Euskadi ha contado con algo esencial que son las personas. Los vascos son gente extraordinaria desde el punto de vista profesional y empresarial, de la iniciativa, del trabajo, del esfuerzo y de la creatividad. Ante la clase empresarial del País Vasco hay que quitarse el sombrero desde el momento en que una sociedad permanentemente amenazada por el terrorismo ha sabido liderar y estar en los escalones más altos de la economía, del bienestar", incide.

Tras recordar que Navarra también sufre la amenaza etarra, que ha pagado caro, con sus muertos, atentados y extorsiones, Sanz subraya que su comunidad ha tenido una dirección política, un Gobierno mucho menos politizado, y más firme frente al terrorismo. Los empresarios navarros han denunciado continuamente el chantaje de la extorsión etarra. "Aquí sí ha habido más firmeza, y, sobre todo, el empresariado ha tenido más confianza y seguridad con el Gobierno, con el que ha estado mucho más identificado. Ésa es una de las claves", enfatiza.

- ¿Cómo ve el futuro de ETA?

- "Pienso que el final de ETA sólo se conseguirá si su brazo político interioriza que la sangre, el sudor y las lágrimas que han generado en la sociedad española y la sociedad vasca no han servido para nada. Si interiorizan eso, empezaremos a vislumbrar el final de ETA. Hasta ahora no lo veo tan claro, aunque es verdad que están más débiles, sobre todo desde el punto de vista operativo".

Sanz tampoco cree que el último documento de los radicales suponga un sincero paso adelante. En su opinión, la izquierda abertzale sigue insistiendo en lo mismo, en que la negociación es lo único que puede acabar con el terrorismo. Y entonces surge su pregunta: ¿negociación para qué? "Ustedes digan que abandonan la violencia, las pistolas, digan que dejan las armas y entonces se puede hablar de lo que se crea conveniente, pero asuman la responsabilidad de los crímenes que han cometido. Mientras tanto, creo que la sociedad tiene que seguir con la firmeza que en los últimos tiempos está mostrando", se responde.

El dirigente navarro prefiere no insistir en la cuestión de los radicales "para no darles más cancha" y desea centrar la entrevista en el cambio de las relaciones con el nuevo Gobierno vasco, que, según él, han variado sustancialmente durante estos últimos meses, avanzando en algo clave como es el respeto a las diferentes realidades político-institucionales. Destaca que el lehendakari López "sabe perfectamente lo que es Navarra y su presidente, y viceversa. Lo más importante es poder descolgar el teléfono y llamarte sin ningún complejo como hacemos Patxi y yo. El otro día estuvimos juntos en Roncesvalles y luego también fuimos a Jaca; pues hablamos y comentamos sus problemas y mis problemas, y los problemas de Navarra y de Euskadi. Ahora, nuestras relaciones están basadas en el respeto y la lealtad, sin mirar por el retrovisor. Sin mirarnos de reojo".

- ¿Cuáles son los grandes retos que pueden afrontar juntas las dos comunidades?

- "El primer reto es la economía, y las dos comunidades estamos llamadas a tirar del carro de la economía nacional. Así nos gusta ponerlo de manifiesto cuando hemos tenido la oportunidad, por ejemplo, al participar en la última Conferencia de Presidentes. Las dos comunidades tenemos un régimen económico especial y específico y, por tanto, tenemos que definir una estrategia común. Dentro de lo malo, y de la crisis, tenemos las mejores cifras económicas, de paro y de empleo".

- ¿Y en que sectores puede mejorar esa colaboración?

- "Primero hay un tema clave para el ejercicio de la actividad política, y es que las relaciones de Navarra y Euskadi en la lucha contra el terrorismo tienen que ser fundamentales, y ahí no vale, sólo y exclusivamente, lo que son las medidas policiales, sino también las políticas comunes, las estratégicas, la cooperación, la colaboración y, sobre todo, la firmeza a la hora de condenar la violencia terrorista, y de estar al lado de las víctimas. Creo que eso debe ser fundamental en el ejercicio de nuestra actividad política".

En materia económica, para el presidente Sanz no cabe ninguna duda de que las relaciones de cooperación económica se realizan entre los propios empresarios y entre los sectores económicos y financieros. Respecto a la implantación y el desarrollo de Caja Navarra en Euskadi o el desarrollo de las cajas vascas en la comunidad vecina, se van a hacer desde el punto de vista de la colaboración y de los intereses económicos.

Estas relaciones han de llevar, además, a tener mejores infraestructuras, como es el caso de la ejecución del AVE, porque Navarra "ha de empalmar necesariamente con la Y vasca", con un acuerdo que aborde el modelo de financiación de estas obras utilizando el régimen de Convenio en el caso de Navarra y el de Concierto en el de Euskadi, fundamentales para poder financiar las obras en un momento de crisis económica. "En todo esto iniciamos un camino que hemos emprendido juntos".

- ¿En el asunto conflictivo del euskera en qué ha cambiado esa percepción?

- "El euskera va a ser también un asunto que se va a abordar desde un respeto que antes no se tenía. En primer lugar, nosotros tenemos una ley del Vascuence que delimita o zonifica el territorio de Navarra. El País Vasco, no; tiene al euskera como lengua cooficial en las tres provincias. No es nuestro caso. Por tanto, el respeto también se va a plasmar en la lengua. No va haber intromisión".

- El nacionalismo sigue siendo muy crítico con usted sobre esta cuestión.

- "El nacionalismo ha sido muy duro; me han acusado de perseguirlo. Yo no hice la ley de zonificación, la hizo el Parlamento. Yo me he limitado a ejecutarla y a desarrollarla, y durante mi mandato el euskera se ha desarrollado de una manera tremenda y abismal en nuestra comunidad. El nacionalismo ha querido siempre utilizar el euskera como un arma política y no puede ser. El euskera tiene que ser un elemento de comunicación que debe desarrollarse desde la libertad de las personas, y en ningún caso desde la imposición. Los medios de comunicación que más están hablando y criticando mi política sobre el vascuence son los primeros que no editan en euskera".

En cuanto a EITB, el líder conservador navarro afirma que ha ocurrido lo mismo. "Anteriormente, no se respetaba ni tan siquiera la simbología de nuestra comunidad, y ahora desde que ha entrado a gobernar Patxi López, al menos existe ese respeto institucional en la simbología. En el mapa del tiempo [de ETB] sigue figurando Navarra, porque la meteorología debe ser un servicio que se ofrece a los ciudadanos para cuando se trasladan a un lugar como La Rioja o Cantabria u otro sitio cercano. Hoy, Navarra figura ya con otras comunidades y no como realidad política única".

Miguel Sanz, en su despacho oficial como presidente navarro.
Miguel Sanz, en su despacho oficial como presidente navarro.LUIS AZANZA

Miguel Sanz

Miguel Sanz (Corella, 1952) se diplomó en Magisterio y desempeñó tareas profesionales en el sector de la banca antes de dedicarse a la política. Cabeza de la lista de UPN (Unión del Pueblo Navarro), se convirtió en alcalde de su localidad natal entre 1983 a 1991, al tiempo que era elegido parlamentario foral en los seis procesos electorales convocados desde 1983. Entre 1991 y 1995, fue vicepresidente del Gobierno foral y consejero de Presidencia, así como consejero de Ordenación del Territorio y Medio Ambiente. El 18 de septiembre de 1996 accedió a la presidencia del Gobierno foral, cargo que mantiene en la actualidad y para el que el Parlamento navarro le ha designado en cuatro ocasiones consecutivas, con distintos apoyos. Presidió su partido, UPN, entre 1997 y marzo del año pasado.

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