La irresistible belleza del poder
El Prado recorre la historia de la armería junto al retrato de corte
A principios del siglo XIX, las colecciones reales, compendio del glorioso arte creado a la sombra del mecenazgo de la monarquía, fueron divididas. La pintura y la escultura sirvieron de espléndida base al Museo del Prado. Las armas quedaron bajo la custodia de la Real Armería. Si el retrato ha servido para conocer el rostro de los monarcas y su corte, la información del poder en el mundo se cifra en las lujosas armaduras que emplearon. Tal es la evidencia que queda al visitante de la exposición El arte del poder. La Real Armería y el retrato de corte, inaugurada por el rey Juan Carlos en el Museo del Prado. La exposición proviene de la National Gallery de Washington, donde se abrió a finales de 2008. Allí la vieron más de 250.000 personas en un enorme éxito sin precedentes. Organizada conjuntamente por el Prado, Patrimonio Nacional y Seacex, se podrá contemplar en Madrid hasta el 23 de mayo y se ha querido que la apertura coincidiera con la presidencia española de la Unión Europea.
La exposición proviene de la National Gallery de Washington
Álvaro Soler del Campo, conservador jefe de la Real Armería, ha comisariado la muestra con criterios didácticos y un enfoque muy personal. Para él, en las armaduras se mostraba el poder de sus propietarios. Era como la alta costura en los uniformes de guerra. Se escogían los mejores materiales (el oro es abundante) y se recurría a los mejores artistas. Si para inmortalizarse en los lienzos contaban con Tiziano, Rubens o Velázquez, para esculpir cada pieza de la armadura llamaban a los mejores artistas, como la familia Helmschmid o Wolfgang Grosschedel.
Las 35 pinturas de gran formato que se exponen dialogan con 31 piezas prestadas por la Real Armería de Madrid, la más importante de Europa junto a la de Viena. De ese modo, el gran retrato ecuestre de Carlos V, a caballo en Mühlberg del artista Tiziano cuelga junto a una armadura del emperador realizada por Desiderius Helmschmid, un importante armero del siglo XVI.
En el recorrido de la exposición se puede ver cómo Carlos V y Felipe II utilizaban estas pesadas prendas de manera muy diferente. Mientras que al emperador le gustaba mostrar motivos guerreros en las piezas, Felipe II optó por las inspiraciones ornamentales de las culturas clásicas y materiales menos ostentosos.
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