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Columna
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Ahuyentar la realidad

Hasta el día 21 de marzo andan de nuevo por Madrid Les Luthiers en el Palacio Municipal de Congresos con su espectáculo Los premios Mastropiero. Al mismo tiempo, se celebra una magnífica y completa exposición de su obra y su vida en el teatro Fernán-Gómez: 40 años, cinco décadas, dos siglos. Lo de las cinco décadas se refiere a que la muestra abarca la prehistoria de este grupo argentino, una de las cumbres del humor musical de todos los tiempos.

Les Luthiers no cambian la realidad, pero tienen el arte de ahuyentarla, de asumirla con otro talante. La gente sale de sus espectáculos reconfortada con esa especie de catarsis íntima que sólo provocan las obras de arte. Han convertido el humor en algo fundamental para ir atravesando el presente esquivo y esperando con estoicismo jocoso el futuro inquietante. En cuanto al pasado, lo tratan con guasa magistral. Además, aunque tienen un alto grado intelectual, son absolutamente asequibles para todos los públicos, como Chaplin o los Hermanos Marx, cuyos aromas son evidentes en sus montajes.

Hay una faceta en la que no se ha insistido demasiado: Marcos Mundstock, Jorge Maronna, Carlos López Puccio, Carlos Núñez Cortés y Daniel Rabinovich utilizan el idioma exquisitamente y debieran constar en cualquier manual de literatura en castellano. En este espectáculo estrenan uno de sus Omnis (Objetos Musicales No Identificados): el inaudito "alambique encantador".

No vuelven a Madrid hasta 2012 con Lutherapia. Hasta entonces, algunas frases: "Tener la conciencia limpia es síntoma de mala memoria". "No te tomes la vida en serio. Al fin y al cabo, no saldrás vivo de ella". Un abrazo, muchachos. Saludos al gran Mastropiero.

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