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Tentaciones
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Reportaje:CINE

España se adelanta al porno en 3D

El jueves que viene, mientras familias de todo el país guardarán cola para el estreno de Toy story 2 en 3D, un puñado de frikis hará lo propio en una sala X de Madrid para disfrutar de la primera peli porno europea hecha en este formato. Por su alfombra magenta desfilarán Pol Milander y Silvia Rubí, director y musa, en lo que será, según recuerda el propietario del local, la primera première de cine adulto en la democracia.

¿El motivo? X1, una cinta situada en un futuro distópico lleno de sexo, drogas y underground. Su productora, Magenta, le ha tomado la delantera a Tinto Brass, intocable del cine de tetas y culos, que anunció a principios de este año que estaba haciendo el primer porno estereoscópico en Europa. "El marketing le ha jugado una mala pasada", se congratula Milander. "Tenemos un grupo en Facebook, X1, la primera película porno en 3D aunque le moleste a Tinto Brass, al que no paran de sumarse fans. Todo el mundo quería colgarse esa medallita. Pero lo cierto es que llevamos con este proyecto tres años, y quienes lo hemos realizado, exceptuando los actores, no tenemos nada que ver con el cine para adultos".

"Su estética es 'destroy'. La gente está cansada del sofá estampado con florecitas" (Silvia Rubí)

Pol Milander era videojockey, músico y arqueólogo. Hasta que empezó a currar como editor en Thagson, la productora de material adulto más potente de España. Conoció a Silvia Rubí en el Exposex de Madrid y tuvieron un flechazo profesional. Gracias al colectivo de artistas visuales Z Visions vieron que rodar en tres dimensiones no era un delirio. Ojo, hablamos del sistema anaglífico, el de las gafas rojiazules de toda la vida, no del sistema polarizado con el que Avatar arrasa en los cines. "Hemos tenido que adaptar el proyector de la sala X para su estreno. Está claro que el mayor activo del porno sigue estando en el mercado doméstico. El DVD está en clara decadencia, por eso nosotros lo vendemos en la web en un pack con las gafas, para que luego puedas utilizarlas con todo el material anaglífico que se encuentra en la Red. Hasta que se comercialice la televisión con la que ver el 3D sin gafas [que ahora están experimentando marcas como Mitsubishi], lo que queda es explotarlo en todos los formatos posibles: desde el móvil hasta la webcam".

En EE UU se viene produciendo este tipo de películas desde hace cuatro años sin una repercusión especial. "El problema es el de siempre: ellos tienen la tecnología, pero la aplican a un material muy, si se nos permite, conservador". El propio papi del porno ibérico, José María Ponce, apoya esta "superproducción de bajo presupuesto" apareciendo en ella. "Ponce siempre dice que el porno ha muerto. Desde finales de los noventa, todo es cámara en mano, gonzo, motel. Los viejos esquemas, tarde o temprano, se agotarán. Por eso hay que girar la tuerca".

Han bautizado su cinta como "porno okupa". "O porno ravero", apunta Rubí. "La estética es completamente destroy. Hay que salirse un poco del sofá estampado con florecitas y la estantería de fondo. La gente está cansada de ver el mismo patrón todo el rato". Y se dispone a ejemplificarlo contando lo que ella llama su "momento polla". "Es la mejor escena de la película", interrumpe el director. "Le puse a Rubí un arnés con un pollón enorme que sobresale muchísimo visto en 3D. Sale haciéndose una paja, como si el rabo fuera suyo. Es una venganza a todos los hombres hetero que nos han dicho: '¿Y yo para qué quiero ver una polla tan cerca?".

Ahora se ríe, pero Milander confiesa haber sufrido mucho con las complicaciones técnicas. Aunque lo pasó peor cuando hizo la producción de Los penetrados, la pieza de videoarte de Santiago Sierra donde se mostraban todas las combinaciones posibles de penetración anal entre hombres y mujeres blancos y negros, que pretendía hacer una reflexión sobre las relaciones de poder. "Sin apenas experiencia, tuve que organizar la mayor escena de sexo que se haya rodado aquí, en España. Hubo un total de 72 relaciones, algunas con un cortante silencio".

X1 se estrena el 18 de marzo en la sala X de Corredera de San Pablo, 15. www.x1thefilm.com

<b>El director de <i>X1,</i> Pol Milander, vacilando de cámara 3D. "La acción sexual tiene que transcurrir algo más lenta y hay que alargar más los planos, para que su visión sea más cómoda", cuenta.</b>
El director de X1, Pol Milander, vacilando de cámara 3D. "La acción sexual tiene que transcurrir algo más lenta y hay que alargar más los planos, para que su visión sea más cómoda", cuenta.
<b>Silvia Rubí, la musa de la primera película porno en 3D</b>
Silvia Rubí, la musa de la primera película porno en 3D
<b>Jessica Blue sacándole todo el jugo a una pantalla verde.</b>
Jessica Blue sacándole todo el jugo a una pantalla verde.

Alta tecnología al alcance de su mano

La industria del sexo se ha convertido en uno de los principales motores de innovación técnica. Esto es lo que nos depara el futuro.

"Sería divertido masturbarse sosteniendo ese aparato con la otra mano. Es lo que pasa con la tecnología: lo primero que piensan los tíos con los nuevos gadgets es: '¿Puedo tirármelo o pajearme con él?'. Tecnología y sexo van unidos, y los que los crean saben qué es lo que el público tiene en mente". El rockero neoyorquino Adam Green responde así en la revista Vanidad a la inocente pregunta de si se compraría un iPad. A estas alturas, los lúcidos pronósticos del profeta de la nueva carne, David Cronenberg, han superado nuestras expectativas masturbatorias. Quizá aún no existan pantallas que te succionen, como en Videodrome, pero la comunión sexual vía USB, tachada de aberrante en Existenz, se mira con otros ojos gracias a Avatar. Aunque Cameron no nos haya aclarado si la cosa funciona por el rabo o el coleto de los na'vi.

A años luz de Pandora, podemos enchufarnos a RealTouch, la primera vagina (o ano, en su versión gay) conectada por cable al ordenador. Su movimiento se sincroniza con el de los actores de las películas programadas para ello. Algo similar a los dildos que se enchufan como los cascos al reproductor de MP3 y funcionan al ritmo de la música. Quien quiera el lote completo lo tiene en Roxxxy, el sueño mecánico de Michel Piccoli. Roxxxy es el primer robot sexual desarrollado por ingenieros de inteligencia artificial para True Companion, la empresa que acaba de comercializar esta evolución de la muñeca hinchable por un precio que oscila entre los 7.000 y los 9.000 dólares. Se le asigna una personalidad a la carta y está programada para discutir, dar placer o lo que se tercie.

Apple ha perdido el carro del progreso sexual vetando las aplicaciones porno de su Apple Store, pero los móviles Android ya tienen su primera fuente de contenidos porno descargables gracias a Mikandi.com.

Mientras esperamos el advenimiento de la primera cinta adulta rodada en el espacio exterior (Virgin ya rechazó la oferta de un millón de dólares de una productora por alquilar una de sus naves), las gafas bicolor alimentan nuestra ilusión de onanismo vanguardista.

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