El armario de Westminster
El líder del partido conservador, David Cameron, que hasta hace poco parecía tener segura la victoria sobre el laborismo en las elecciones generales británicas, previstas para mediados de mayo, debe haberse sentido repentinamente poseído por la duda sobre su triunfo, porque está echando mano de un arma secreta para agradar al electorado.
Ha comenzado a hacer pública la lista de homosexuales entre los candidatos de su partido ante los comicios. Y, naturalmente, lo hace con el consentimiento de los interesados, estuvieran o no ya fuera del armario.
De momento, van 11 que así han dado a conocer sus preferencias sexuales, sobre los 650 escaños que pueblan el Parlamento de Westminster. No está claro, sin embargo, si en este caso homosexuales quiere decir de ambos sexos y, por lo tanto, las lesbianas están incluidas en la relación, aunque la diferencia en cuanto al total no puede ser grande porque apenas hay unas docenas de mujeres en la cámara de los Comunes, la madre de todos los parlamentos, como les gusta creer a los ingleses.
Pero lo más interesante es que Cameron afirma que con ello el partido tory está dando una democrática muestra de transparencia, con la que pretende convencer a los electores británicos de que el conservadurismo es ya un partido de lo más moderno. No se entiende muy bien, sin embargo, qué tiene que ver la transparencia con los gustos sexuales de cada cual. Si así fuere es que habría algo de especial, fuera de la normalidad, en ser homosexual; y si a eso vamos, igualmente ocurriría con ser heterosexual.
Si se es transparente por confesar esas preferencias, por fuerza uno no puede serlo tanto por no confesarlas; luego habría algo de inconfesable en ser homosexual. El silogismo griego difícilmente engaña.
Pensamos, muy al contrario, que ha de ser completamente irrelevante que alguien sea hetero u homo, y que por tanto no puede entrañar transparencia alguna salir del armario, quedarse dentro, o irse a dar un paseo.
Los tories son tan realmente conservadores que toda iniciativa que se salga de la más estricta rutina les parece una gran audacia.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.