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Elecciones en Irak

Los suníes se suman al nuevo Irak

- La minoría favorecida por Sadam rompe su aislamiento y se vuelca en las urnas - El primer ministro, Nuri al Maliki, necesitará una coalición para poder gobernar

Ángeles Espinosa

Una hilera de iraquíes esperan sentados cada nueva apertura de una urna para ponerse a contar los votos en la sede de la Comisión Electoral Independiente. Es una tarea compleja, ya que hay que clasificar las papeletas destinadas a cada uno de los 6.172 candidatos de 86 bloques políticos diferentes. Sólo en Bagdad son 1.800 nombres. Y la participación alcanzó un notable 62,4%, incluso más en las zonas suníes que boicotearon las anteriores legislativas.

El elevado grado de asistencia a las urnas de los suníes (el 61% en Al Anbar, 62% en Diyala, 66% en Nínive y 73% en Salahuddin, la provincia natal de Sadam Husein) parece indicar su voluntad de hacerse oír y participar en el nuevo sistema democrático. Tras la invasión estadounidense de 2003, se sintieron marginados al perder la posición de privilegio que disfrutaban ante el peso numérico de los chiíes. Su boicoteo a las legislativas de 2005 les dejó infrarrepresentados y dio el Gobierno a una alianza entre la mayoría árabe chií y la minoría kurda (esencialmente suní). El domingo se temió que se repitiera esa posibilidad, ante el veto de la Comisión de Desbaazificación a numerosos candidatos suníes.

El partido Cambio rompe la hegemonía de los dos grupos kurdos tradicionales
A diferencia de las milicias chiíes, las fuerzas kurdas no se han desarmado
La participación ha superado el 62,4%, según la comisión electoral
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Aunque los resultados provisionales no estarán disponibles hasta el jueves, los primeros datos filtrados atribuyen a la formación del primer ministro, Nuri al Maliki, el triunfo en nueve de las 18 provincias iraquíes.

"La tasa de participación ha sido del 62,4%", anunció anoche la comisionada Hamdiya Huseini durante una conferencia de prensa. Si bien la cifra es menor que el 76% alcanzado en las primeras parlamentarias de la era pos-Sadam, en diciembre de 2005, supera el ramplón 51% que se consiguió el año pasado durante las elecciones provinciales. Sólo entre los electores en el extranjero se ha producido una decepción, ya que han votado apenas 272.000 del millón largo que se esperaba.

Incluso superado el temor a la abstención suní, los primeros resultados apuntan a que el voto sigue todavía líneas confesionales. Según funcionarios locales citados por la agencia France Presse, el Estado de la Ley va en cabeza en las nueve provincias chiíes del sur del país, en tanto que el Movimiento Nacional Iraquí de Iyad Allawi domina en las cuatro provincias de mayoría suní.

Los analistas ya han empezado a hacer cábalas. De confirmarse la concentración del voto suní en torno a la lista de Allawi, eso daría una importante carta negociadora a esa comunidad, ya que incluso con el 30% de los votos que le dan las mejores previsiones, Al Maliki no va a poder diseñar su Ejecutivo sin formar una coalición. Hay, no obstante, otras alternativas. El Estado de la Ley podría asociarse con sus antiguos aliados del Consejo Supremo Islámico de Irak, que esta vez han formado una lista rival, la Alianza Nacional Iraquí, que parece pisarle los talones en varias provincias del sur, o con los kurdos, cuya cohesión les ha convertido hasta ahora en puntal decisivo para la gobernabilidad.

Los partidos tradicionales kurdos, Unión del Pueblo Kurdo y Partido Democrático del Kurdistán, afrontan este año la competencia de una nueva fuerza, Goran (Cambio), que quiere poner fin a su hegemonía y a la corrupción institucionalizada por su sistema de patronazgo. No obstante, y aun en el caso de que los contestatarios les arrebaten unos cuantos escaños en Erbil y Suleimaniya, su líder Noshirwan Mustafa ya ha dejado claro que trabajará con el resto de los grupos kurdos en Bagdad. Y eso supone promover sus ambiciones territoriales en las provincias de Nínive y Kirkuk, para hacerse con el control de los pozos de petróleo de esta última y reforzar la autonomía kurda.

Resulta significativo que en Kirkuk la participación haya superado el 70%. Allí, como en Mosul, la capital de Nínive, los kurdos libran una guerra soterrada por el poder contra los árabes y diversas minorías (turcomanos, cristianos). De hecho, en las últimas semanas, y a excepción de la jornada electoral, la mayoría de los incidentes violentos que se han registrado en el país se han concentrado en esas dos provincias.

El propio domingo fue asesinado Qusay Abbas, uno de los miembros del consejo municipal de Mosul y miembro de la pequeña minoría shabak, en un incidente que esa comunidad atribuye a los peshmergas, las milicias kurdas que a diferencia de las chiíes no se han desarmado. Durante la campaña, Hunain al Qaddo, líder político de los shabak y uno de los principales candidatos del bloque árabe, denunció la imposibilidad de hacer campaña ante el continuo hostigamiento de esa fuerza. La tensión entre peshmergas y Ejército iraquí ha obligado a los soldados estadounidenses a establecer patrullas conjuntas a lo largo de la frontera entre el Kurdistán y el resto de Irak.

Un grupo de mujeres aguarda el recuento de votos, en el centro de Bagdad.
Un grupo de mujeres aguarda el recuento de votos, en el centro de Bagdad.AP

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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