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Reportaje:

¿Rector o rectora?

Morcillo y García Benau compiten por el rectorado sin apoyo de los ex candidatos

Ignacio Zafra

No va más. La Universitat de València elige hoy rector (Esteban Morcillo) o rectora (María Antonia García Benau) dando por terminada la campaña más larga y vibrante que se recuerda. La primera noticia relacionada con la elección se publicó el 4 de junio de 2009, hace nueve meses. Por entonces todo parecía parado y algunos temían que el relevo de Francisco Tomás, después de ocho años al mando, pasara sin pena ni gloria confirmando el supuesto desapego de muchos sectores universitarios hacia sus órganos de gobierno. Las cosas ocurrieron, sin embargo, de manera muy diferente.

Antes de las vacaciones de Navidad había cuatro candidatos. Y hubo un momento en que pareció que todavía podía haber más (¿cinco?, ¿seis?). En paralelo, algunas voces con peso en la Universitat (caso del actual rector, Francisco Tomás, del ex rector Ramon Lapiedra y otros) manifestaron en público y en privado su preocupación por el excesivo número de candidaturas, que podía desembocar en una fragmentación excesiva.

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Antes de registrarse oficialmente se produjeron encuentros entre los candidatos. Se habló de acordar candidaturas de integración, y las conversaciones en ese sentido llegaron a parecer prometedoras en el caso de los profesores Antoni Furió y Vicent Soler, pero no fructificaron. Tampoco han cuajado los contactos que han mantenido en la última semana los dos candidatos finalistas con los que no pasaron la primera vuelta.

El acuerdo se antojaba muy difícil en el caso de Morcillo a la vista de sus sólidos resultados en la votación del 2 de marzo. El catedrático de Farmacología fue el que más respaldo obtuvo (un 36,47% del voto ponderado), y su distancia con García Benau resultó muy contundente en el caso del Personal Docente Investigador (PDI): logró más del doble de votos que la catedrática de Economía Financiera y Contabilidad en el caso de los profesores doctores con vinculación permanente; y tres veces más en el colegio electoral de los profesores no doctores sin vinculación permanente. Sumados, ambos colectivos representan el 63% del voto ponderado total y son por tanto decisivos.

Los resultados de Morcillo en la primera vuelta no fueron nada malos, además, en los colegios del Personal de Administración y Servicios (PAS) y de los estudiantes. En ambos quedó segundo, por detrás de García Benau, pero a una distancia razonable.

El pacto de Furió y Soler no parecía viable con el catedrático de Farmacología (y no lo fue) y tampoco resultó con García Benau. Desde cierta perspectiva podía trazarse una división según la cual Morcillo, que hasta hace unas semanas formó parte del actual gobierno de la universidad y lleva a varios miembros del equipo de Francisco Tomás en su candidatura, representaría la continuidad; mientras que García Benau, Furió y Soler representarían el cambio. Pero aunque lo anterior fuese exactamente así, la imposibilidad para llegar a un acuerdo en la semana que ha habido entre la primera y la segunda vueltas demostraría que hay formas diferentes de entender ese cambio.

Después de reiterados contactos, Furió y Soler hicieron público el domingo que no habría candidatura de integración y tampoco una declaración a favor de alguno de los finalistas. "De cara a las elecciones del día 9 de marzo, y a pesar de los contactos que hemos mantenido con las candidaturas ganadoras de la primera vuelta, pensamos que la mejor decisión que podemos tomar en estos momentos es recomendar que cada uno vote en conciencia, pensando en lo mejor para nuestra universidad", manifestaron en un comunicado Antoni Furió y su equipo.

Sin integración y a la vista de los resultados previos, un análisis racional invita a pensar en una victoria incluso relativamente cómoda de Morcillo. Ese análisis presenta, sin embargo, una laguna: la experiencia de la primera vuelta. Cuando muchos esperaban que Furió o Soler disputarían la batalla final con Morcillo, García Benau pasó como un rayo por su lado y los dejó fuera.

La catedrática lo logró gracias al apoyo del PAS y los alumnos. Su voto fue clave porque el del PDI se dividió entre las cuatro candidaturas y especialmente entre las de Soler, Furió y García Benau, la menos votada por ese estamento. Para ganar, la primera candidata a rectora de la Universitat de València necesitaría un auténtico vuelco entre el profesorado. La participación del PDI en la primera vuelta fue del 87,75%, tasa altísima que no se recordaba desde las elecciones de enero de 1986. Una vez más será este grupo el que decida.

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Sobre la firma

Ignacio Zafra
Es redactor de la sección de Sociedad del diario EL PAÍS y está especializado en temas de política educativa. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Máster de periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid y EL PAÍS.

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