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Reportaje:Empresas & sectores

En el epicentro del riesgo

Las aseguradoras asumen coberturas multimillonarias al cubrir desastres naturales

Miguel Ángel García Vega

En las últimas semanas, las catástrofes naturales se han cebado con un planeta que ya tiene abiertas demasiadas heridas. Los terremotos de Haití y Chile o las tormentas Wera, Undine y Xynthia, que han barrido Europa, nos recuerdan nuestra fragilidad. Una vulnerabilidad que no sólo afecta a personas y bienes, sino también al mundo de la empresa. En especial a las grandes aseguradoras que se dedican a cubrir estos riesgos.

Tal vez no lo recuerden, pero 2008 fue uno de los peores años en la historia de la siniestralidad mundial. Huracanes como Ike o Gustav tuvieron un efecto devastador. Ese año, el riesgo asegurado por catástrofes naturales al que tuvieron que hacer frente las aseguradoras -según Swiss Re- superó los 52.000 millones de dólares (36.450 millones de euros). Las pérdidas económicas mundiales por desastres ascendieron a 269.000 millones de dólares. Y lo que es peor, se perdieron 240.460 vidas humanas.

El año 2009 destacó en España por los muchos expedientes de inundaciones

Detrás de esta contabilidad del dolor hay una serie de aseguradoras de peso (

Lloyd's, Swiss Re, Munich Re, Zurich Re, Mapfre Re...) que se dedican a cubrir estos riesgos a través de contratos de reaseguro. "Todas las aseguradoras mundiales de no vida cubren las catástrofes naturales. En algunos países, como Inglaterra, las pólizas de las compañías privadas se encargan de dar cobertura total a este siniestro. En otros, las inundaciones o los terremotos pueden no estar cubiertos y sólo estarían disponibles pagando una cantidad adicional", resume Robert Muir-Wood, jefe de la oficina de investigación de Risk Management Solutions (RMS), una firma californiana de análisis de riesgos catastróficos.

"Es un negocio de mucho riesgo que a grandes firmas, como Lloyd's, les ha costado unas pérdidas enormes el último año", explica Jaume Llopis, profesor en el IESE. "La clave para las compañías está en no poner todos los huevos en la misma cesta", indica Robert Muir-Wood, de Risk Management Solutions. O sea, repartir el riesgo entre asegurados, aseguradoras y reaseguradoras.

Estamos, pues, ante una industria que por lógica aplica primas muy elevadas. "En ellas se incluyen las pérdidas anuales esperadas, los gastos administrativos, el coste del capital y el margen de beneficio", describe Iván Sainz, director de grandes cuentas de la correduría Willis Iberia. "El problema del reaseguro de catástrofes es que es muy volátil. Si una compañía pierde dinero en el terremoto de Kobe inmediatamente encarece sus primas en otros siniestros y países para compensar la caída de ingresos", advierte un alto cargo de una aseguradora. En Mapfre Re, uno de los jugadores de esta partida, lo resumen con sinceridad: "Unos años son buenos y otros malos, pero el objetivo es que en el medio y largo plazo se produzcan resultados equilibrados".

No es de extrañar la búsqueda de este equilibrio, ya que los números a lo que tienen que hacer frente son de vértigo. Air Worldwide, una compañía de valoración de riesgos con sede en Boston, estima que las pérdidas aseguradas en el terremoto de Chile superan los 2.000 millones de dólares y las económicas (acorde con los cálculos que maneja la consultora Eqecat) alcanzarían los 30.000 millones, equivalente casi al 15% de la riqueza del país.

En el caso chileno, la cultura aseguradora ha ayudado a paliar el desastre. Debido al historial de terremotos que tiene, la penetración de los seguros en Chile es relativamente alta: el 3,5% del PIB. "Lo más destacable de este mercado es que resulta muy activo y hay muchos agentes desempeñando un papel muy enérgico", dice Guillermo Franco, de Air Worldwide.

Una situación aparte es la de Haití. La gran pobreza del país trae como consecuencia que los bienes asegurados sean mínimos. De hecho, el Gobierno haitiano ha recibido tras el seísmo unos simbólicos ocho millones de dólares del Caribbean Catastrophe Risk Insurance Facility (CCRIF), un pool asegurador en el que participan 16 gobiernos.

¿Y qué sucede en España? En las catástrofes naturales nuestro país es una isla. No porque no le afecten sino porque cuenta desde 1941 con el Consorcio de Compensación de Seguros (CCS). "El riesgo de catástrofe natural no existe gracias a este organismo público. Es una institución única en el mundo, que explica que aquí no se den prácticas de reaseguro", avanza Pedro Díaz-Leante, socio del área de seguros de PricewaterhourseCoopers. El CCS se ocupa de cubrir lo extraordinario. Terremotos, inundaciones (el suceso natural que más daños catastróficos produce en España), violencia callejera, atentados terroristas, tempestades... Es una especie de fondo de garantía que se financia a través de un porcentaje que se aplica en las primas de los seguros privados.

Si 2009 destacó por algo fue por el elevado número de expedientes (26.505) relacionados con inundaciones. Ejemplo de un ejercicio inusualmente lluvioso, que ha costado sólo en este capítulo 167,4 millones de euros al consorcio. Aunque la parte del león se la lleva las tempestades, con 221.580 reclamaciones. Aquí todavía siguen coleando los expedientes relacionados con la tormenta Klaus, cuyos huracanados vientos golpearon el año pasado, a más de 140 kilómetros por hora, la costa norte de España. De momento (aún hay reclamaciones pendientes de atender) cuesta 435,4 millones a las arcas públicas. "Por cuantía es el pago más importante de la historia del Consorcio de Compensación de Seguros", sentencia Ignacio Machetti, director de este organismo. En total, el año se cerró con 249.435 expedientes por valor de 619,4 millones de euros. -

Trabajos de rescate en un complejo de apartamentos de la ciudad de Concepción, destrozado por el reciente terremoto de Chile.
Trabajos de rescate en un complejo de apartamentos de la ciudad de Concepción, destrozado por el reciente terremoto de Chile.REUTERS

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Sobre la firma

Miguel Ángel García Vega
Lleva unos 25 años escribiendo en EL PAÍS, actualmente para Cultura, Negocios, El País Semanal, Retina, Suplementos Especiales e Ideas. Sus textos han sido republicados por La Nación (Argentina), La Tercera (Chile) o Le Monde (Francia). Ha recibido, entre otros, los premios AECOC, Accenture, Antonio Moreno Espejo (CNMV) y Ciudad de Badajoz.
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