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Reportaje:DINERO & INVERSIONES

Los 'hedge funds' estudian a Darwin

Muchos fondos especulativos se hacen más líquidos y transparentes para sobrevivir

David Fernández

Ya lo dijo Charles Darwin: las especies con mayor capacidad de adaptación al medio son las que se multiplican, mientras que el resto, se encaminan hacia su desaparición. En 2008 la crisis financiera tuvo un impacto en los mercados similar al que desempeñaron las glaciaciones en el ecosistema hace miles de años. Muchos productos quedaron tocados y por encima de todos los hedge funds. Los problemas para responder a las solicitudes de reembolso de los partícipes, las pésimas rentabilidades y algunos escándalos como el de Bernard Madoff infringieron un duro castigo a la imagen de los fondos de alto riesgo.

Desde entonces el miedo se ha hecho hueco en el bolsillo de los inversores. El conservadurismo de los clientes se ha traducido en una mayor demanda de fondos regulados -no domiciliados en paraísos fiscales-, con una frecuencia de liquidez elevada, mayor transparencia y menor apalancamiento. La mutación en las preferencias ponía a muchas gestoras ante la tesitura de renovarse o morir. La solución se escondía detrás de unas siglas: UCIT III.

Los fondos de inversión en formato UCIT III están regulados y supervisados y gozan de pasaporte europeo. La directiva que regula estos productos exige que los gestores eviten la concentración en pocos activos y tengan con una cartera diversificada, además prohíbe el apalancamiento a través de derivados y el endeudamiento utilizando como prenda los activos. Tampoco se puede vender a corto con títulos físicos ni invertir en materias primas -sí en índices sobre commodities-.

Esta normativa fue implantada en 2001. Desde entonces, la inmensa mayoría de los fondos que se han registrado ha cumplido sus exigencias. Sólo han quedado al margen los hedge funds. Dentro del universo UCIT lo más parecido a los fondos de alto riesgo son los fondos de retorno absoluto. En los últimos dos años, sin embargo, los cambios en la demanda de los inversores han provocado una reacción en la industria de los hedge funds. Estas gestoras han retocado las estrategias de algunos de sus fondos para que puedan cumplir con UCIT III o directamente han lanzado nuevos productos bajo este formato.

Esta tendencia parece que va más allá de constituir una moda pasajera. En tan sólo dos años el número de hedge funds en Europa bajo el paraguas UCIT III ha pasado de cero a 200 y la industria espera un crecimiento de los activos bajo gestión hasta los 8.000 millones de euros en 2012.

Los expertos señalan que esta tendencia abrirá el mundo de la gestión alternativa a los inversores minoristas. No obstante, también advierten que a cambio de mayor regulación y transparencia, el ahorrador deberá renunciar en estos hedge funds descafeinados a una parte de la rentabilidad potencial de los hedge funds originales.

Ander López, responsable de gestión alternativa de Lyxor AM, cree que estos nuevos fondos reúnen una serie de ventajas como disfrutar de un entorno regulado con un formato conocido, mejores condiciones de liquidez, mayor transparencia y una percepción de mayor calidad. Entre las desventajas, López apunta que apenas hay patrimonio, que de momento el número de productos aún es limitado, que no cuentan con un historial de rentabilidad y que existe una falsa percepción de mayor seguridad. "La gente cree que el sello UCIT III mitiga los posibles fraudes. Eso no es así. Algunos fondos de Madoff eran productos regulados. Lo que te puede proporcionar seguridad no es que el fondo sea UCIT sino que tenga detrás una gestora seria y solvente", avisa.

En su teoría de la evolución, Darwin señalaba que para sobrevivir muchas especies tenían que renunciar a algunas de sus características. En el caso de los fondos especulativos, abrazar la fe de los productos regulados les supone desprenderse de sus estrategias ilíquidas o apalancadas, circunstancia que sin duda limitará su rendimiento. Entre los hedge funds con formato UCIT III que se ha lanzado las estrategias más utilizadas son las conocidas como long-short que consiste en ponerse largo -comprar- en determinados activos y cortos -vender- en otros- y las CTA -rastrean tendencias utilizando patrones cuantitativos-.

"El paso de gestionar un hedge fund a gestionar con las limitaciones de la normativa comunitaria no es sencillo. A la hora de comprar un producto el partícipe debe comparar sólo aquello que es comparable", aconseja Javier Ruiz, responsable de Dexia AM para España y Portugal.

Valórica, una de las gestoras españolas de fondos de inversión libre (como se conoce en nuestro país a los hedge funds) con mejor historial, ha registrado varios fondos UCIT en Irlanda. "Nuestros hedge son muy líquidos por lo que la transición al mundo regulado no nos ha costado mucho. Creo que hay mercado para ambos productos. Los fondos de inversión libre quedarán más para los inversores cualificados mientras que los fondos UCIT III ocuparán el lugar de los fondos de fondos de inversión libre", explica Víctor Manuel García Romero, director general de Valórica.

Otra gestora que apuesta por los hedge bajo formato UCIT III es

Schroders. Ha creado la plataforma GAIA que albergará fondos de gestión alternativa de firmas especializadas. De momento, cuenta con el fondo Egerton European Equity. "Tratamos de dar respuesta a las peticiones de los clientes. Desde 2008 éstos quieren productos transparentes que pueden utilizar estrategias distintas de las tradicionales pero ofreciendo la misma seguridad", señala Carla Bergareche, subdirectora de Schroders España y Portugal.

Los fondos puros se imponen

El primer hedge fund se registró en España el 8 de noviembre de 2006. Era la culminación de un largo pulso entre reguladores y gestoras. Finalmente, se optó por crear dos tipos de productos. Por un lado, los hedge funds puros, bautizados como fondos de inversión libre (FIL) y a los que sólo se puede acceder con una inversión mínima de 50.000 euros. Por otro, los fondos de fondos de inversión libre (FFIL), sin límites mínimos de inversión y pensados para el minoritario por su mayor diversificación.

Estos productos tuvieron la mala suerte de llegar casi al mismo tiempo que la crisis, lo que ha dificultado su despegue. Las gestoras apostaron en un primer momento por los FFIL, pero el mercado les ha dado la espalda en mayor medida que a los FIL. Mientras que en el último año sólo se registró un nuevo FFIL y anunciaron su liquidación 11 fondos, en el caso de los FIL se han lanzado seis productos por sólo dos bajas. -

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Sobre la firma

David Fernández
Es el jefe de sección de Negocios. Es licenciado en Ciencias de la Información y tiene un máster en periodismo por EL PAÍS-UAM. Inició su carrera en Cinco Días y desde 2006 trabaja en EL PAÍS, donde se ha especializado en temas financieros. Ha ganado los premios de periodismo económico de la CNMV, Citigroup, Aecoc y APD.
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