Fallan ellos
Vivo en una ciudad donde el alcalde va a los plenos municipales en coche oficial y con chófer (el núcleo de población es de no más de 30.000 habitantes, y la distancia desde su casa, no más de 700 metros). Vivo en un país donde alguna de sus autonomías subvenciona las carreras de fórmula 1 y la Copa del América. Donde el Villarreal, club de fútbol de Primera División, por poner un ejemplo, lleva como patrocinador en la camiseta Canal 9 y Aeropuerto de Castellón; patrocinadores pagados, presumo, con dinero público. En un país donde el porcentaje de dinero físico apartado de la circulación como "dinero B", perfectamente controlable por nuestras autoridades monetarias, no ha motivado a ninguno de los Gobiernos de distinto signo, a lo largo de los pasados años, a realizar una profunda reforma fiscal para perseguir y regularizar el fraude. En un país, una autonomía y una ciudad donde el nivel de endeudamiento es absolutamente brutal. Eso en un país en el que en estos días se habla de facturas de comidas de equipos de gobierno municipales del orden de 120 euros por persona. Y lo pagan con el dinero de todos.
Y ahora sale el Gobierno con que hay que atrasar la jubilación porque fallarán las cuentas.
¡Pues no señor! Lo que fallan no son las cuentas, los que fallan son ellos, que se gastan lo que no tienen en lo que no deben; los de uno y otro signo, no hay diferencia. Y destinan a otras cosas lo que durante 25, 30 y más años de cotización han destinado trabajadores y empresas hacia un sistema de pensiones envidiado y modélico no hace demasiado tiempo; un dinero que no era de ellos. Que no podían utilizar para ningún otro fin.
Es una indecencia que los políticos se estén aprovechando de una masa indolente de votantes. Me temo que este problema nos puede llevar a peores cosas.
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