Vladislav Ardzinba, líder independentista de Abjazia
El político fue el primero en plantear la separación de Georgia
Vladislav Ardzinba, de 64 años, el cultivado historiador que lideró el movimiento por la independencia de Abjazia y llegó a ser el primer presidente de ese territorio secesionista desgajado de Georgia, murió ayer en Moscú, donde había sido hospitalizado a fines de febrero.
Su figura es un símbolo de la libertad en Abjazia, un Estado ribereño del mar Negro reconocido por Rusia y tres países más, y considerado como parte del territorio de Georgia por el resto de la comunidad internacional.
Ardzinba fue elegido en 1990 presidente del Soviet Supremo (Parlamento autonómico) de Abjazia, en pleno desmoronamiento de la Unión Soviética. Como líder del comité de defensa local, dirigió a su comunidad en la guerra de 13 meses (desde agosto de 1992 hasta septiembre de 1993) contra las tropas georgianas que intentaban someter a Abjazia al Estado entonces dirigido por Eduard Shevardnadze. A resultas de los enfrentamientos perecieron unas 10.000 personas y centenares de miles tuvieron que huir, incluidos los georgianos residentes en Abjazia, que eran la mayoría de la población.
Reconocimiento ruso
En 1994, Ardzinba salió elegido presidente de Abjazia, y en calidad de tal participó en las conversaciones para regular el conflicto territorial con Georgia bajo la égida de la ONU y con la participación de Rusia y la OSCE. Los acuerdos concertados por Ardzinba y Shevardnadze se mantuvieron básicamente hasta agosto de 2008 cuando, después de la guerra con Georgia, Rusia reconoció unilateralmente la independencia de Abjazia y la de Osetia del Sur.
Por su erudición y por su coraje, Ardzinba era un personaje carismático entre los abjazos. "Nos dio la seguridad de que la independencia de un pequeño pueblo es posible y nos infundió la convicción de que tenemos el derecho a ella, y eso es algo que nadie nos puede quitar", manifestaba ayer desde Sujum (la capital de Abjazia) Batal Kobajia, diputado del Parlamento.
Recordaba que Ardzinba se empeñó en querer defender su tesis doctoral en Tbilisi, la capital de Georgia, en 1985, cuando ya había tensiones entre georgianos y abjazos. Ardzinba realizó su carrera académica sobre todo en Moscú. Trabajó en el Instituto de Estudios Orientales de la Academia de Ciencias de la URSS y era especialista en la historia, la cultura y la religión de los pequeños pueblos de Asia Menor. Desde 1988 fue director del Instituto de Lengua, Literatura e Historia de Abjazia. La perestroika de Mijaíl Gorbachov le sorprendió en la capital soviética, cuando trabajaba como jefe de sección en el Instituto de Estudios Orientales. Por aquella época, participaba activamente en las discusiones propiciadas por la perestroika sobre la historia y el destino de los pueblos de la URSS.
En 1989 fue elegido diputado del Parlamento de la URSS, donde encabezó una comisión sobre el estatus jurídico de las formaciones autónomas de la Unión Soviética y donde llegó a ser miembro de la dirección colegiada de la cámara (el Presidium).
Ardzinba fue reelegido presidente de Abjazia en 1999, pero, enfermo y semiparalizado, abandonó el poder en 2005. En las elecciones presidenciales de 2009, algunos candidatos invocaban su nombre para identificarse con una política más centrada en la defensa de la propia cultura e identidad y menos comercial que la practicada, a su juicio, por Serguéi Bagapsh, ganador de los comicios en 2005 y 2009.
En cumplimiento de su voluntad, Ardzinba será enterrado en Abjazia en las orillas del río Gumistá, por donde pasaba la línea de frente con Georgia, según manifestó su viuda, Svetlana.
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