El 'ladrillo' contra el doctor Andreu
Una inmobiliaria de Núñez proyecta una reforma total de la Rotonda del Tibidado
Es el último edificio de la Barcelona densa y el primero de un proyecto de ciudad jardín arruinado por la especulación. Se le conoce popularmente por "la Rotonda", por el templete que la corona, y ha sido casa de Salvador Andreu (el doctor Andreu), hotel y hospital. Ahora se convertirá en edificio de oficinas de la mano de una inmobiliaria de José Luis Núñez. Se trata del edificio situado en la confluencia del paseo de Sant Gervasi con la avenida del Tibidabo, una de las imágenes más emblemáticas de esa zona de la ciudad, justo donde arranca el Tramvia Blau. Cuando se ha conocido el proyecto, se ha constituido una plataforma ciudadana que en menos de una semana ha recogido más de 400 firmas contra la transformación de la Rotonda. Entienden que el proyecto es toda una amenaza a un edificio histórico y protegido. El Ayuntamiento de Barcelona sostiene que todo se ha tramitado legalmente y que, a la espera de un informe de Patrimonio, es de prever que la obra no tendrá problemas. El edificio se halla inscrito en el catálogo histórico-artístico.
La Rotonda echó a andar como proyecto en 1900. Salvador Andreu quería construir una casita que acabó, en 1910, siendo una casona de tres plantas y jardín, obra de Adolf Ruiz Casamitjana, catalogada como modernista. Posteriormente el edificio fue creciendo en reformas hechas en los años treinta (firmadas por el arquitecto Enric Sagnier) y más aún en 1950, siendo Josep Maria Sagnier el arquitecto. La última reforma se produjo en los setenta, firmada por J. Esteban. El objetivo era adaptar el edificio a uso hospitalario. La Rotonda se fue deteriorando progresivamente, algo que ha ido a más en los últimos cinco años. Ahora se proyecta convertirla en 10.900 metros cuadrados de oficinas.
Esa edificabilidad es la máxima que posibilitan las normas urbanísticas. Como el edificio está catalogado, el promotor sitúa los volúmenes de forma retranqueada en dos plantas que sobrevuelan la altura de la fachada. "Algo que tendrá un impacto brutal", sostiene Àngels García, de la plataforma vecinal. El edificio está catalogado y, de acuerdo con la ficha de Patrimonio, las intervenciones posibles deben "mantener el volumen original del edificio. Cualquier intervención tenderá a la reducción de cuerpos añadidos en la planta superior". Y eso, según la plataforma, no se cumple con el proyecto de oficinas.
Los vecinos insisten en que no se oponen la rehabilitación de la Rotonda: "Es evidente que hay que hacer algo, porque se cae". Y de ese deterioro responsabilizan a Núñez, que es propietario del edificio desde hace años.
El proyecto en cuestión ha pasado por todos los órganos de control pertinentes. Fue aprobado por el pleno de Sarrià-Sant Gervasi, un distrito que emitió un informe negativo y que recordaba que no se podía consolidar más volumen de construcción en los cuerpos superiores. Eso es, justamente, lo que se deduce de la maqueta que figura en la documentación expuesta en el área de Urbanismo del Consistorio.
Esas recomendaciones fueron tenidas en cuenta, alegan en Urbanismo. El gerente de esa área municipal, Ramon Messeguer, contestó ayer a preguntas de este diario que el proyecto se ajusta a la legalidad. "Es verdad que se agota toda la edificabilidad y es legítimo. Se podrá opinar sobre si gusta o no, pero nada más". No obstante, el gerente admitió que la licencia de obras no se ha tramitado todavía, a la espera de un informe de Patrimonio sobre el proyecto ejecutivo de la reforma.
Ese informe es también el que aguarda el grupo de Convergència i Unió en el Consistorio para comprobar si las alegaciones que presentaron se reflejan en el proyecto. "Nosotros, en prinicipio, estamos de acuerdo con la intervención, aunque habrá que comprobar si todo se ajusta a lo que debe ser", señaló el edil convergente Joan Puigdollers. El pleno municipal dio el visto bueno a la propuesta en julio de 2008.
La constructora Núñez i Navarro no quiso dar su versión de forma directa y remitió al despacho de arquitectura de Alfredo Arribas, autor del proyecto. Para él, la visión y lectura que hace la plataforma no tiene ningún sentido: "La intervención que se propone dignifica la Rotonda y la edificabilidad se ordena de una forma armoniosa".
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