Los hombres son mayoría en la montaña y las mujeres, en la costa

En Galicia, las mujeres son amplia mayoría. Superan a los hombres en 96.883 almas. Como por lo general en todo el planeta, ellas son el sexo fuerte. El que con el paso de los años sobrevive más, a pesar de que nacer, nacen más varones. Es ley de vida y se cumple en la mayor parte de los municipios, pero en las provincias de Lugo y Ourense abundan los ayuntamientos que revientan las estadísticas, porque en ellos hay más señores que señoras. De los 94 municipios de A Coruña, sólo siete tienen más varones, y adelantan a las hembras por la mínima. De los 62 de Pontevedra, hay cinco en los que también ganan ellos. Pero en Ourense, son 24 de 92, y en Lugo, 25 de 68. Y buena parte de los que acusan una mayor distancia entre el número de hombres y mujeres se concentran en la montaña. En Os Ancares, O Courel y el Macizo Central orensano. Cuanto más extremo sea el clima y más aislado el lugar, más abundarán los hombres. Aunque también, por otra causa, triunfa la mayoría masculina en ayuntamientos de las dos provincias que tienen prisión.

"Están casados con sus cuatro vacas, ¿quién va a querer casarse con ellos?"

Las cifras de la población masculina y femenina que habita cada término municipal se pueden consultar en el Instituto Nacional de Estadística (INE), pero no son conocidos. Un equipo de la Universidad de Santiago acaba de completar un estudio demográfico sobre la población gallega, y ha concluido, que en efecto hay más hembras porque duran más y porque Galicia está muy envejecida, sobre todo, precisamente, en Ourense y Lugo.

Sin embargo, una de sus integrantes, la profesora de Demografía María del Pilar Freire, se muestra sorprendida al oír que en Galicia hay 61 ayuntamientos de mayoría masculina. "Es un resultado sinceramente extraño", admite, "nuestro trabajo, muy detallado, sostiene lo contrario; claro que en la recogida de datos descartamos el análisis municipal".

Y es necesario llegar a cada uno de los municipios para encontrar explicaciones a este fenómeno. Por ejemplo, en A Fonsagrada (2.151 mujeres, 2.369 hombres) y Cervantes (760, 971), ha existido tradicionalmente la costumbre de que uno de los hermanos varones, principalmente el primogénito, se quedase en la casa familiar para hacerse cargo del ganado y de la tierra cuando los padres se iban haciendo mayores. Eso ocurrió hasta hace dos décadas, porque "hoy marchan todos" (las mujeres ya lo hacían antes), y ahora prevalece una numerosa población masculina y soltera de mediana edad. Hombres de entre 45 y 55 años, con una "economía de subsistencia", a los que, según describe el teniente de alcalde de A Fonsagrada, Óscar López, "el arroz no se les pasó: se les quemó".

"Están casados con sus cuatro vacas, porque ¿quién se va a querer casar con ellos ahora, si sólo tienen cuatro vacas?", explica el concejal socialista. "Yo los veo en los bares y creo que lo único que esperan es ir tirando hasta la jubilación. Es triste, pero es la realidad de las zonas deprimidas". De esto, sigue explicando López, "tienen mucha culpa el arraigo a la tierra y el hecho de que no llegase la concentración parcelaria". Ahora, con el Plan E, A Fonsagrada va a instalar la red Wimax en el municipio, "y a ver si a partir de ahí, con Internet, se animan".

Benigno Gómez, alcalde de Cervantes y regidor de 500 varones solteros, quiso probar en 2008 con otra estrategia más terrenal: una caravana de mujeres. Contaba con el respaldo y la publicidad de la Televisión de Galicia, iban a asistir 50 chicas sin compromiso y de todas las edades y el show musical contratado iba a contar con la presentación estelar de Superpiñeiro. Pero el BNG se opuso, criticó al alcalde socialista por tratar a las mujeres "como a ganado", y en el último momento pudo la presión política. "Me bombardearon el encuentro con las solteras, y los hombres se han resignado", se lamenta este regidor de Os Ancares, "Van a ligar a León, a Lugo, a Sarria... Pero al final uno se habitúa a estar solo".

En sus 19 años en el cargo, Francisco Rodríguez, el alcalde popular de Chandrexa de Queixa, siempre gobernó sobre más hombres (380) que mujeres (299). "Aquí de toda la vida nacieron más varones", explica, "y además, ellas emigraron más en los 60... Unas llamaban a las otras". "Tengo muchos solteros de unos 55 años, pero no me planteo hacer caravanas porque las feministas ponen muchas pegas", dice.

La escena se repite en un municipio cercano, Vilariño de Conso (387 varones, 313 hembras), y el gobernante local, Ventura Sierra (PP), encuentra dos explicaciones: la primera, que las mujeres marcharon a Barcelona para trabajar en el servicio doméstico, porque "tenían muy buena fama allá"; y la segunda, que el territorio es "eminentemente ganadero, pero de ganadería ovina. Por tradición, porque la montaña es muy dura, los hombres han sido siempre los pastores".

Nada que ver con Monterroso, Outeiro de Rei o Pereiro de Aguiar, tres ayuntamientos con cárcel cuyos padrones también abundan en hombres. La explicación está, evidentemente, en los presos. En Outeiro, el término municipal de la penitenciaría de Bonxe, hay 174 varones más. En Pereiro, 127. Y en Monterroso, 134. Fue precisamente el alcalde socialista de este pueblo de Lugo, Antonio Gato, el autor, hace año y medio, de un procedimiento por el que los presos que llevasen más de seis meses residiendo en una celda de la localidad serían empadronados de oficio. "La idea ha sido un éxito, todos los municipios con prisión de España han echado mano de ella". De esta forma, Monterroso ha incorporado 250 vecinos, todos hombres.