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Crisis de Gobierno en Francia

Una hora después de la dimisión del Gobierno del primer ministro Raymond Barre, a las siete de la tarde de ayer, el presidente de la República francesa, Valery Giscard d'Estaing, se dirigió al país por medio de la televisión y le volvió a encargar al primer ministro dimitido la formación de un nuevo Gabinete, que será conocido hoy. El señor Giscard, que en vísperas de las municipales había asegurado a sus conciudadanos que «el Gobierno no será modificado en función del resultado de las elecciones», pronunció un breve e importante discurso para anunciar la crisis gubernamental, «consecuencia de lo que han dicho los franceses en las elecciones y que yo he escuchado».

El mensaje iba dirigido fundamentalmente contra el líder gaullista y alcalde de París, Jacques Chirac. El presidente y el señor Chirac se entrevistan esta mañana, y su mano a mano se espera con expectación. Según la «lección» que para el señor Giscard d'Estaing han sido las elecciones municipales. «Francia está dividida en dos, y esto es una prueba de debilidad». Fiel a la línea que se trazó desde que fue elegido presidente, en mayo de 1974, afirmó que seguiría «intentando atenuar esta división».A propósito de la bipolarización que han puesto de relieve una vez más las elecciones municipales de los días 13 y 20 pasados, y apuntanto indirectamente al alcalde de París y líder del «gaullismo-chiraquismo», señor Chirac, el presidente declaró: «Algunos consideran a la mayoría y a la oposición como a dos ejércitos que deben luchar el uno contra el otro. Yo rechazo este análisis. Para mi se trata de dos opciones, y los franceses que votan por la oposición son franceses como los otros, aunque considero que hacen una elección peligrosa.»

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Este cambio de lenguaje respecto a la oposición, que parece dirigido con especial estima al líder de la Unión de la Izquierda, François Mitterrand, ya venía fraguándose en la mayoría gubernamental como consecuencia del resultado negativo de la denuncia simplista del «colectivismo». El presidente francés, según sus propósitos, continuará luchando contra la «Francia dividida en dos», aunque esto, desde que se instaló en el palacio del Elíseo, «ha sido interpretado como una debilidad», muy particularmente por el señor Chirac.

Para crear el giscardismo (o centro) y debilitar el gaullismo, al mismo tiempo que desgaja del «Programa Común de la izquierda» a una parte del electorado socialista, el instrumento del señor Giscard d'Estaing sigue siendo el cambio que prometió durante su campaña electoral por la Presidencia y que no ha podido realizar a causa de «las resistencias, de las mentalidades, de los privilegios y de las estructuras», según su justificación de anoche ante los franceses. En su opinión, los franceses no tienen más que dos posibilidades: o el cambio que él propone, o el desorden que implica la eventual victoria de la izquierda.

Las elecciones municipales, según el presidente, fueron perdidas por la mayoría a causa de su división. Los líderes del giscardismo han acusado sistemáticamente al señor Chirac de ser el elemento «divisor» de la mayoría de derechas.

De todas maneras, «lo que divide a la mayoría es más débil que lo que la une» y el presidente adelantó que todo era posible aún, a lo largo de los «doce meses que nos separan de las elecciones legislativas», resaltando así, una vez más, que dichos comicios no se adelantarán.

Para cubrir estos doce meses, «al final de los cuales los franceses tendrán que elegir entre dos sociedades», el presidente anunció su plan. En primer lugar, un nuevo Gobierno de técnicos, que será restringido (quince ministros como máximo), y del que no formarán parte los líderes políticos importantes.

Acto seguido, el señor Giscard repitió como elemento prioritario de la acción del Gobierno, «la continuación del saneamiento económico», que irá acompañado de una política que favorecerá, particularmente a la familia, a las personas ancianas y a los jóvenes.

En su opinión, todo este programa, más el «pacto de la mayoría» entre las diversas formaciones que apoyan al presidente, deberá enfrentarse con éxito al Programa Común de la oposición de izquierdas. La elección del camino que indica el programa gubernamental será lo «razonable» el día que lleguen las legislativas. No obstante, afirmó por primera vez de manera explícita, que si los franceses escogiesen el «Programa Común», su elección «será respetada».

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