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Tribuna:DIARIO DE UN SNOB
Tribuna
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Gil Robles y el travesti

La otra noche debutó en J&J el gran Pavloski, que es el genio argentino del travestí, y todos los delicados giocondos, amigos de no se sabe quién, estaban allí, viviendo y ganando su referéndum unisexual, que también ellos quieren que se les tome en serio y se considere su caso. Pero salía yo a la calle, después del show, a las tres y media de la mañana, y en esto que leo, a la luz lívida de un farol de la Gran Vía, lo que dice don José María Gil-Robles en una revista:-Los homosexuales crean a la sociedad un daño gravísimo.

Pero hombre, don José María, a estas alturas. Claro, don José María, también los especuladores crean a la sociedad un daño gravísimo, y los sobornados y los sobornadores y los explotadores y más gente, que ni siquiera tienen a su favor, como los unisexo, el delicado viento del amor. Y los locos y los subnormales. Sólo que el homosexual no es nada de eso, sino una variante erótica de la especie, una posibilidad entre muchas. Mire usted, don Gil, los memoriones de este periódico le han escrito a usted un editorial marmóreo, homenajeante, con motivo de su ejemplar retirada, y yo le suscribo modestamente, si usted, me lo permite, pero le prometo que la democracia que iban ustedes a traer tiene que ser una democracia con homosexuales, con minorías étnicas, eróticas y políticas, una democracia con Pavloski y partidos a la izquierda del pecé. Que el país ha cambiado, jefe, y ya no es como en tiempos de la Ceda, no me sea usted don Gil de las Calzas Verdes, hombre.

También los místicos sin lanzadera de Matesa han creado a la sociedad española un daño gravísimo, don José María, y usted los ha defendido profesilonalmente. He admirado y lamentado su retirada de los ruedos, pero le digo, de hombre a hombre,que ahora casi me alegro, visto lo visto y oído lo que usted dice:

-Soy completamente hostil frente al aborto, no soy partidario de los anticonceptivos.

Porque me parece que nos iba usted a traer una democracia un poco antigua, don José María, que éstos ya no son los tiempos en que las señoras bien de su devoción iban por los pueblos de España haciendo apostolado entre el obreraje y el campesinado más pobre de Europa.

Ahora, don José María, algunos de aquellos braceros se han venido de travestís a Madrid, como el albañil canario Paco España, en un esfuerzo desesperado con bata de cola por sobrevivir en la sociedad eclesial que les había creado la derecha española.

Y como digo Paco España, digo PavIoski, que busca en Europa, siquiera sea en esta punta de Europa, la tolerancia civilizada que quizá ya no encuentra en su Argentina nazificada. No a la homosexualidad, no al aborto, no a los anticonceptivos. Todo un programa de Gobierno el suyo, don José María. Yo creo que hasta los rodolfistas de hoy mismo, seuístas de ayer, están más modernos y adelantados que usted, y saben que el viejo cisne del SEU presupone siempre, como cualquier otro cisne, una Leda unisexual,. bisexual u homosexual. No hay Leda sin cisne, ni sábado sin sol, ni moza sin amor, jefe, y quizá con eso es con lo que no ha contado nunca el nacionalcatolicismo que ahora posa de democracia cristiana.

De verdad que no quiero ponerle unas letras ácidas, don José María, pero le prometo que no se puede aspirar a líder de una moderna democracia europea si no se ha visto a PavIoski reencarnado en loca, carrozona, principona o Liza Minelli. Por otra parte pienso, don Gil, que todo político ha sido siempre un poco travestí, como PavIoski, y que, como creo haber dicho más arriba, el nacionalcatolicismo -incluso, el nacionaltotalitarismo-, está haciendo ante nuestros ojos el travestí de la democracia, y se lo toleramos porque estamos bien educados, o sea, que no está tan lejos la política de PavIoski ni la democracia cristiana del transformismo. Y de verdad, que los gais no hacen tanto daño como usted dice, don Gil. Sobre todo, que no sería cristiano ignorarles, porque existen.

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