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Reportaje:Laboratorio de ideas | BREAKINGVIEWS REUTERS

La Fed tiene margen de mejora

Una política monetaria más estricta reduciría los riesgos de nuevas crisis

El deseo del presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, expresado en su testimonio semianual Humphrey-Hawkins, de acabar para siempre con los hundimientos financieros mediante la regulación es ciertamente noble, pero también inalcanzable. Dicho esto, la Fed podría hacer mucho para reducir la frecuencia y el impacto económico de estos desastres.

La historia demuestra que los mercados procesan la nueva información más rápido que los reguladores. Como consecuencia de ello, es imposible por definición diseñar un sistema regulador que permita evitar los excesos del mercado sin ahogar el rápido flujo de información, ya que de ese modo se destruiría el libre mercado, y con él una gran parte del crecimiento económico. Es la razón por la cual el deseo de Bernanke de asegurarse de que los hundimientos económicos no vuelvan a arrasar la economía "nunca más" es utópico.

Sin embargo, la Fed puede reducir la frecuencia y la gravedad de los desastres. Llevando a cabo una política monetaria más estricta en general y más concretamente cuando la burbuja aparece en la Bolsa, en la vivienda y en las materias primas, se reduciría la "exuberancia irracional" que provoca que se corran unos riesgos excesivos. También haría que el apalancamiento financiero fuera más caro y menos rentable y así eliminaría el riesgo general del sistema financiero.

La Reserva Federal no puede erradicar el riesgo por completo mediante la regulación. Se podría conseguir una importante reducción del riesgo mediante la introducción de unos cambios en la cultura de la gestión del sistema bancario eliminando las ayudas financieras y las garantías artificiales y cambiando los requisitos de capital. Si esto resulta estructuralmente posible, puesto que la gestión del riesgo de Wall Street tuvo una gran parte de responsabilidad en el desastre, la Fed puede al menos imponer unas mejoras en la misma.

Como las pruebas de resistencia de la Reserva Federal pueden pasar por alto los problemas internos que no son siempre evidentes desde fuera, la Reserva debe insistir en que las directivas de los bancos lleven a cabo ellas mismas esas pruebas y luego las revisen los reguladores.

Por último, los nuevos productos como las obligaciones de deuda colateralizadas y las permutas financieras pueden ser patológicamente arriesgadas al mostrarse artificialmente dóciles en los sistemas convencionales de gestión del riesgo. La Reserva Federal puede exigir que los bancos utilicen unas delicadas "pruebas de acidez" para atrapar a los productos con colas artificialmente gordas o de largo riesgo de forma que se puedan establecer sobre los mismos unos límites operativos adecuadamente conservadores.

Incluso si la perfección en la política y en la regulación es un objetivo inalcanzable, en el espíritu del deseo de Bernanke de proteger al mundo frente a otro pánico financiero, hay margen para mejorar. -

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