Empezar, pero no desde cero
Las escuelas de Educación Para Adultos (EPA) están experimentando en los últimos meses un aumento de la demanda. Muchos de sus alumnos son inmigrantes con ganas de aprender, pero muchos otros lo hacen para retomar los estudios, ante la falta de empleo, tras haber dado por imposible acabarlos años atrás.
Volver a empezar no ha resultado duro para Antonio (nombre ficticio), un joven que acude a diario desde un pueblo alavés a la EPA Paulo Freire de Vitoria. Y eso que tiene que conducir dos horas diarias, seguir clase otras tres a partir de las seis y media de la tarde y, además, mantener su empleo en la construcción.
La vuelta le ha resultado positiva, pero se mantiene en sus trece: "Antes me voy de clase que del curro". Dejó de estudiar en cuarto de Secundaria, antes de cumplir los 16 años, porque "no había manera de sacarlo". Ahora ha retomado los estudios para obtener el Graduado Escolar y cursar Bachiller. Reconoce que le resulta más sencillo porque sus compañeros son "gente más mayor de 40 años a los que les han animado los hijos". Un amigo retomó los estudios universitarios con 30 años y fue quien le animó. Él apuesta por la FP.
Los esfuerzos de Educación quieren dirigirse a personas como este joven, facilitándoles que vuelvan al circuito educativo. Según la viceconsejera de Educación, Marian Ozcáriz, "todavía hay que flexibilizar más las condiciones" y es necesario mejorar los mecanismos de relación con los ex alumnos cuando abandonan prematuramente sus estudios para dejar la puerta abierta a su retorno.
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