Coser y cantar en San Mamés
El penalti a Toquero y la expulsión de Culebras favorecen la goleada del Athletic al Tenerife
Hacía tiempo, mucho tiempo, que el Athletic no disfrutaba de una tarde tan plácida en San Mamés, algo así como una tarde de novena en la catedral, con una letanía que a veces se traducía en gol (cuatro), a veces en córner (13), a veces en ¡uy! (dos preciosos), a veces, incluso, en ingenio (Toquero volvió a levantar a sus más fieles). Eran cuentas del rosario que el Tenerife, blando, blandito, blandísimo, iba rompiendo de su rosario como alma que lleva el diablo.
Mucho tuvo que ver un penalti a Toquero en el minuto 18 que transformó Llorente y acarreó la expulsión de Culebras. En ese minuto pasaron muchas cosas. Que el Tenerife dio por concluida su competencia, que el Athletic se quitó su fama de peor lanzador de penaltis y que el equipo del sancionado Caparrós decidió disfrutar del fútbol y del viento tras el vendaval ante el Anderlecht.
ATHLETIC 4 - TENERIFE 1
Athletic: Iraizoz; Iraola, San José, Amorebieta, Koikili; David López, Gurpegui (Etxeberria, m. 66), Iturraspe, Gabilondo; Toquero (Muniain, m. 78) y Llorente (De Cerio, m. 60). No utilizados: Armando; Ustaritz, Susaeta e Íñigo Pérez.
Tenerife: Aragoneses; Bertrán, Culebras, Luna, Sicilia; Juanlu (Richi, m. 75), Ricardo, Mikel Alonso (Kome, m. 57), Ayoze (Martínez, m. 27); Alfaro y Nino. No utilizados: Luis García; Ángel, Dinei y Omar.
Goles: 1-0. M. 18. Llorente. 2-0. M. 23. Toquero. 3-0. M. 53. Iraola. 3-1. M. 59. Alfaro. 4-1. M. 63. Gabilondo.
Árbitro: Undiano. Expulsó a Culebras (m. 18). Amonestó a Amorebieta y Mikel Alonso.
San Mamés: 36.000 espectadores.
Andaba Oltra, el técnico del Tenerife, dando vueltas a qué hacer tras el penalti y tanto tardó que retrasó a Mikel Alonso a la posición de central. Sus dudas y su decisión le trajeron otro gol en contra tras dos toques de cabeza rojiblancos que dejaron solo a Toquero ante Aragoneses. Luego, rectificó, pero ya estaba muerto.
El Athletic no sólo era superior, sino que se sentía superior a un rival cuya mejor virtud fueron el centenar de aficionados en un córner del campo. Y marcó David López, solo, solito, y marcó Gabilondo, con un zurdazo de los suyos. Entre medias, Alfaro mandó el balón a la escuadra como honrilla, como ratificando que es el mejor jugador del Tenerife, aunque no sirviera para nada.
Pero, en realidad, todo había nacido y muerto en el minuto 18, cuando aquel penalti de ésos que el argumentario popular califica de rigurosos.
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