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Reportaje:

Vigo enseña sus heridas

Personalidades de la sociedad civil viguesa analizan el mutuo desapego entre la autonomía y su primera ciudad, exteriorizado en el conflicto de las cajas

¿Saldrían 20.000 personas a defender en la calle a una institución financiera si no pesara sobre ellas un sentimiento de marginación? "La respuesta es no". Lo sostiene Elena González, presidenta de la federación vecinal de Vigo, y lo corroboran ex alcaldes, antiguos rectores, empresarios y hasta científicos. Son representantes de eso que se da en llamar sociedad civil, que reflexionan sobre el creciente desapego de Vigo hacia Galicia; su desinterés hacia una comunidad autónoma que, en opinión mayoritaria, nunca le ha concedido la atención que sus problemas y su demografía demandan.

"Vigo es la ciudad con más impulso de Galicia, pero no recibe ni de lejos el tratamiento que merece", reflexiona Carmen Avendaño, fundadora de la Fundación Érguete contra la droga. El cardiólogo Hixinio Beiras tercia: "El problema es que en Vigo empezamos a estar hartos con el trato que recibimos de la autonomía, y lo de las cajas es sólo un síntoma". Mientras puertos exteriores o macroinfraestructuras culturales avanzan en otras ciudades, Vigo queda fuera del mapa del AVE, lucha durante lustros por un auditorio o se enzarza por una depuradora. Aunque no todo son quejas. "No percibo que estemos peor tratados, en mi empresa no entendemos de localismos", discrepa Manuel Rodríguez, constructor naval. Éstas son las opiniones.

Antonio Figueras: "Vigo parece en una carrera de obstáculos eterna"
"No percibo que estemos peor tratados", sostiene Manuel Rodríguez
Hixinio Beiras: "Empezamos a estar hartos del trato que recibimos"
Carlota Álvarez: "No es una cuestión de localismo, sino de supervivencia"
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- Luis Espada.

El primer rector de la Universidad de Vigo, actual Valedor do Cidadán, denuncia el "trato inversor" de la ciudad: "Las ayudas no se materializan porque la Administración no está presente". Ese poso contribuyó a que en la manifestación contra la fusión de las cajas, el pasado día 9 de febrero, se diera "una mezcla de distintas ideas políticas que se aglutinaron". "Yo vi heterogeneidad".

- Carlota Álvarez Basso. "Me gusta que la gente saliera a la calle, porque el orgullo ciudadano es vital", opina de la manifestación la ex directora del Marco, ahora al frente de la candidatura Córdoba 2016 a la Capitalidad Europea de la Cultura. "Vigo tiene una particularidad que la condiciona: es la ciudad más poblada de Galicia, pero no es capital ni de su provincia, y esa disfunción siempre le ha creado problemas y ha afectado a su propia identidad". La manifestación, afirma, fue "una reivindicación del protagonismo de sus ciudadanos, de su propia visibilidad". "No es cuestión de localismo, sino de supervivencia", precisa.

- Hixinio Beiras. También el cardiólogo Hixinio Beiras aboga por "huir de localismos y pensar en clave de Galicia". Pero añade: "La desigualdad entre norte y sur es evidente. No es una cuestión de buenos y malos, sino de razones históricas". Se refiere al surgimiento de una clase empresarial "sin aprecio ni cultura política". "Ésa es la desventaja con respecto a A Coruña". Falta cultura política, sostiene. "Si Vigo posee menos servicios, dotaciones e infraestructuras que A Coruña, teniendo una población similar, exigirlos ante la Xunta no es localismo, sino el derecho a ser iguales y a no tolerar discriminaciones".

- Jaime Borrás. El aluvión ciudadano, en el que "cada cual va a lo suyo", desvirtuó el proyecto urbano, relata el presidente del Club Financiero Vigo-Círculo de Empresarios. "Ahora se da otro salto, se extiende el sentimiento de que es bueno pertenecer a la ciudad y surge el orgullo de pertenecer a ella". Según él, "nadie se ha ocupado de lo común, y ningún alcalde repitió, lo que es otro inconveniente". "Hay discriminación por ejemplo respecto a A Coruña, por supuesto, pero también por culpa propia", matiza. Las reclamaciones, en todo caso, "no son por viguismo, sino por hacer valer una distribución justa". Y el alcalde, Abel Caballero, "ha olido ese caldo".

- Manuel Rodríguez. El propietario de los astilleros Rodman es de las pocas excepciones en el discurso del agravio. "No percibo que en Vigo estemos peor tratados. Es cierto que siempre fuimos con retraso en todo: la autopista, el aeropuerto de Santiago relegó al de Vigo... Pero no veo ninguna nueva discriminación: estamos razonablemente comunicados por carretera en todas las direcciones, no hay atascos significativos y el aeropuerto también se está actualizando". "En mi empresa no entendemos nada de localismos", agrega. Respecto a las cajas, apunta: "El alcalde hace lo que cree que debe hacer, y me parece bien, pero yo no puedo compartir sus planteamientos".

- Bibiano Morón. "Existe ese sentimiento de desapego, porque desde siempre al norte se le ha favorecido", relata el promotor de conciertos, que huye del localismo, pero cree inevitables las comparaciones. "Desde luego, a Vigo deberían hacerle mucho más caso, no sólo por su población, sino, en mi ámbito, por su creatividad". ¿Por qué eso no ocurre? "Santiago y A Coruña son el centro de muchas instituciones políticas, y la lejanía se traduce en incomprensión y marginación".

- Elena González. "La deuda histórica existe, Vigo está en un lugar muy distante del que se merece", relata la presidenta de la federación que aglutina a las asociaciones de vecinos de la ciudad. Como la mayoría de los consultados, González apunta a la falta de instituciones asentadas en la ciudad, principalmente de las provinciales. "Por eso no hay ni dotaciones judiciales". Su propuesta para torcer la situación es constituir un Área Metropolitana "con competencias", otro viejo proyecto siempre inalcanzado.

- Antonio Figueras. "Vigo casi todo lo consigue a base de su propio esfuerzo", señala el científico del CSIC. "Es la locomotora de Galicia y sentimos que eso no se reconoce y no se premia. Hasta hace poco faltaron delegaciones de ministerios y muchas gestiones había que hacerlas en Pontevedra. La historia de Vigo, además, es la de las promesas incumplidas, como el traslado de la Conselleria de Pesca o la superdelegación de la Xunta, y la de los retrasos: el hospital, el auditorio, la Ciudad del Mar...". "Da la impresión de que Vigo está siempre corriendo una carrera de obstáculos eterna. Pero el día que Vigo se pare, Galicia lo pasará muy mal".

- Manoel Soto. "Hay un grandísimo desconocimiento de lo que es Vigo. Si se pregunta en el Congreso de los Diputados, la mayoría diría que es la quinta o sexta ciudad de Galicia, y eso se manifiesta en las decisiones", lamenta el ex alcalde. "La ciudad creció tan deprisa que nadie se enteró". Frente a quienes optan por otras soluciones, Soto reivindica el traslado de instituciones a Vigo. "¿Por qué A Coruña tiene la Delegación del Gobierno o instituciones de Galicia, como las judiciales, y Vigo no?", se pregunta, antes de apostar por "ir a por la capitalidad de la provincia".

- Carmen Avendaño. La presidenta de Érguete cree "firmemente" en el "agravio comparativo". "Aquí todo el mundo confió en la iniciativa privada, pero nadie exigió lo que la ciudad merece y necesita. Hasta ahora no habíamos tenido suerte con los representantes políticos, y por eso existe un divorcio entre los políticos y los ciudadanos". El problema se agrava con una Xunta que "sólo mira hacia el norte". "Tenemos mucho de qué quejarnos, realmente, siento que no me tratan como me merezco como ciudadana", agrega.

La calle Príncipe de Vigo, en una imagen tomada desde Urzáiz.
La calle Príncipe de Vigo, en una imagen tomada desde Urzáiz.LALO R. VILLAR

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