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Los escaparates de Preciados se iluminan con arte

Pablo de Llano Neira

Fuera maniquíes. Fuera colonias. El escaparate de El Corte Inglés en la calle de Preciados, Sancta Sanctorum de los grandes almacenes madrileños, está reservado al arte de cuatro artistas españoles desde hoy hasta el 28 de febrero. Tras los grandes paneles de cristal, por 14 días, no habrá productos de consumo, sino objetos cuyo valor no se calcula con el canto de una tarjeta de crédito.

Los artistas encargados de captar alguna mirada entre el río de gente de Preciados, la calle peatonal más bulliciosa del centro de Madrid, son Martín Chirino, Daniel Canogar, Miquel Navarro y Diana Larrea, juntos en 20 metros de escaparate, con un tema común: la ciudad.

La pieza de Diana Larrea (Madrid, 1972) es directa. Colmena urbana es una estructura de celdillas hexagonales, con bombillas de luz amarilla dentro, que representa el hogar de las abejas. "Es la metáfora de la metrópolis, la organización de la ciudad contemporánea en bloques de edificios con miles de individuos dentro", explica la artista.

Está por ver el efecto del arte en el público de esta calle, turistas con el ojo permanentemente pegado a su cámara digital, centrados en fotografiar a mimos o malabaristas que puedan divertir a la vuelta a sus familias, y madrileños-cohete que caminan aprisa hacía algún lugar. Chirino (La Palmas, 1925) bromea con el lugar: "Yo recuerdo una calle de Preciados humana, donde se juntaba la gente; ahora es un sitio que aturde. Si algún día me quisiesen matar, sólo tendrían que poner una silla y dejarme sentado aquí en medio".

Balos, la obra de Chirino, es una espiral de neón con imágenes flamígeras de fondo. El artista identifica la idea de ciudad con los símbolos de su tierra, la fragua del volcán y las espirales que grababan los aborígenes en la roca basáltica.

Junto a la obra mitológica del escultor canario está Scanner, creación de Daniel Canogar (Madrid, 1964), hecha de cables recogidos en chatarrerías y dedicada al ídolo de la civilización actual: "La telaraña de cables es la red tecnológica, el nuevo espacio de comunicación de la ciudad", indica el autor madrileño.

Minerva en tránsito, de Miquel Navarro (Mislata, 1945), una malla de ladrillos de terracota con una escultura que sobresale, se inspira en la escultura de la diosa de la sabiduría que hay en el tejado del Círculo de Bellas Artes. "Otea la ciudad como una centinela. En su casco se concentra toda la inteligencia de Madrid. Y todas su neuras", resume Navarro.

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