_
_
_
_
_

Temblores, cuevas y cemento

Los terremotos de 1997 fueron letales para la torre de Torés, resto de la antigua fortaleza medieval del siglo XV. Las almenas resultaron muy afectadas, pero nadie se preocupó de restaurarlas. Ahora se la come la hiedra y está, según Orlando Álvarez, en "riesgo inminente de desplome". Tanto Adega como Lugo Patrimonio exigen un estudio geotécnico para las reformas en la carretera proyectada para Torés, ya que el núcleo se encuentra dentro del triángulo Becerreá-Sarria- Triacastela, el de más riesgo sísmico de Galicia. Esta condición, unida a las peculiaridades del terreno kárstico y a que la vía pasará justo al lado del castillo, hace que los ecologistas teman por el futuro del monumento emblemático de Torés, hoy en manos privadas.

Más información
Un valle único, amenazado por una obra sin informe ambiental

Pero la fortaleza no es la única afectada. El Valle de Torés se sitúa sobre una gran franja calcárea que va desde O Courel a Mondoñedo, muy prolífica en yacimientos arqueológicos, como el de Valdavara (Becerreá), próximo a la zona de las obras. "Sólo queremos una carretera mejor, de calidad, mejor resuelta", insiste Álvarez, que lamenta que otras cruzadas contra el feísmo lleguen tarde: en 1991, el ayuntamiento de As Nogais construyó un palco y una plaza de cemento "de gusto dudoso" muy cerca de la torre de Torés, y el arroyo que pasaba por la zona fue entubado. Entonces no hubo protestas, "contrataron a muchos vecinos", asegura el ecologista. La obra acabó y el palco y la plaza de cemento siguen ahí.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_