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La elevada cosecha y la distribución hunden el mercado del aceite

La cosecha de este año, 1,2 millones de toneladas, unas previsiones al alza para la próxima campaña, y la estrategia de la gran distribución para seguir ofreciendo el producto como un artículo reclamo en la cesta de la compra han provocado el hundimiento de los precios del aceite de oliva hasta unos niveles medios de 1,90 euros kilo para una calidad tipo.

Ante esta situación, organizaciones agrarias y cooperativas han reclamado a la Administración que pida a Bruselas la apertura del almacenamiento privado para elevar las cotizaciones. En principio, en medios oficiales se estima que es pronto para hablar de hundimiento de mercados.

La cosecha de este año será similar a la del pasado año a pesar de las malas condiciones climatológicas de los últimos meses y se rozarán la cifra de 1,2 millones de toneladas. A esta cifra se suma un stock inicial de 207.500 toneladas y la posibilidad de importar otras 40.000, lo que suma un total de 1.450.000 toneladas.

Frente a esta cifra, las necesidades de una demanda estabilizada se cifran en 1,2 millones de toneladas, de las que 660.000 toneladas serían para la exportación y 540.000 toneladas para el consumo interior. Ello supondría a final de campaña un stock mínimo de 250.000 toneladas.

Junto a esta situación excedentaria, el sector agrario achaca la caída de los mercados a la estrategia de la gran distribución de mantener el aceite como un producto reclamo a bajos precios, lo que se traduce en compras a la baja a las industrias y éstas a los agricultores.

El sector ha denunciado a Agricultura la venta de aceite en alguna gran cadena de distribución a 1,62 euros litro, lo que supone ventas muy por debajo de los precios más bajos del mercado, por si ello supone venta a pérdidas.

El comportamiento de los precios en la última campaña ha tenido una evolución errática. La primavera pasada, las cotizaciones cayeron a unas cifras mínimas de 1,6 euros kilo. El almacenamiento de sólo unas 40.000 toneladas el pasado verano se tradujo en una fuerte subida de los precios que llegaron a más de 2,40 euros kilo en otoño, para iniciar desde ese momento una caída hasta los niveles actuales de 1,90 euros kilo.

Una de las exigencias comunitarias para poner en marcha medidas de regulación, como el almacenamiento privado con ayuda de Bruselas, es la caída de los precios durante varias semanas a 1,52 euros kilo para un aceite tipo lampante. Sin embargo, también se contempla la posibilidad de que se abra el almacenamiento si se ven síntomas de perturbación en los mercados. Las organizaciones agrarias consideran que se trata de unos precios muy por debajo de los costes mínimos de producción.

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