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Reportaje:

El próximo icono británico

El Aston Martin Rapide es la réplica británica al Porsche Panamera - Un superdeportivo con cuatro puertas, cuatro plazas y un buen maletero, que fusiona emoción y sentido práctico

Pasión y función. Estos dos conceptos incompatibles hasta hace poco en los superdeportivos o gran turismo (GT) se funden en el Aston Martin Rapide. La última creación de la marca de James Bond llegará en abril con un precio sólo apto para privilegiados, 199.100 euros. Destaca por su belleza y logra fusionar las últimas tecnologías con una ejecución artesanal y exquisita que lo sitúan en ese minoritario club de modelos que despiertan admiración a su paso aunque no se lleguen a disfrutar nunca.

Los superdeportivos de leyenda -Ferrari, Porsche o Aston Martin- han sido siempre la interpretación más pasional del automóvil, tanto por su línea como por las prestaciones. Pero el diseño sacrificaba el sentido práctico y los convertía en un capricho, incluso para sus potentados dueños. El nuevo concepto que estrenó el Porsche Panamera y adopta el Rapide, permite disfrutar toda su emoción sin renunciar a la funcionalidad: ofrecen cuatro puertas, cuatro plazas y un maletero apto para los viajes.

La pasión que inspira el diseño del Rapide se refleja en la línea, que mantiene todo el ADN estético de Aston. Su estilo inconfundible se aprecia en el frontal en cuña y su elegante parrilla, y también en los nervios del capó y los faros alargados, que estrenan una hilera vertical de diodos (leds). La deportividad se refuerza con los nervios de las puertas y el escalón en forma de hombro situado sobre las aletas traseras, el detalle más característico de la marca. Pero lo mejor es la armonía con que integra las puertas traseras sin que se noten ni desequilibren la imagen. Las claves son el techo en arco, los picaportes ocultos, que salen al pulsarlos, y las dos ventanillas formando un solo módulo. El resultado es un coche grande de cinco metros de largo, con la deportividad elegante y refinada de Aston Martin.

A pesar de ser mayor que los GT biplazas, el Rapide mantiene su comportamiento y prestaciones para disfrutar al volante. El motor es un imponente 6.0 V12 de 470 CV con cambio automático secuencial de seis marchas accionable desde el volante. Destaca por su elasticidad a bajo régimen, que lo hace apto para el uso diario, pero a la vez se estira con carácter y ofrece prestaciones brillantes: 5,2 segundos de 0 a 100 km/h y 290 km/h. No es un purasangre, pero seduce con una conducción fácil y cómoda. Y permite viajar con un confort superior al habitual en estos coches, gracias también a su suspensión electrónica adaptativa de serie, que varía los reglajes al instante según el piso y estilo de conducción. Además, tiene unos frenos correctos y un equipo de seguridad que corrige los fallos del conductor para que las reacciones sean nobles y previsibles.

Otra virtud del Rapide es lograr conjugar la emoción y la funcionalidad para ofrecer un interior impecable y práctico. Los cuatro asientos son individuales y anatómicos, los traseros pueden alojar adultos de 1,80 metros con suficiente espacio para las piernas y añade un maletero de 320 litros que llega a 900 plegando los respaldos. Pero lo que distingue a Aston Martin y confirma el Rapide es la calidad de ejecución del interior y el culto al detalle. Todo está diseñado con clase y no hay rastro de plásticos: desde el techo a las puertas y las tapicerías, viene de serie revestido con cueros en diferentes tonos elaborados artesanalmente. El resultado es un ambiente exquisito con esa sensación de calidez y refinamiento de los coches británicos más exclusivos que marca la diferencia con la sobriedad de los GT alemanes.

El Rapide mantiene el estilo inconfundible de los Aston Martin pese a integrar puertas traseras.
El Rapide mantiene el estilo inconfundible de los Aston Martin pese a integrar puertas traseras.

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