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EB opta entre ruptura y continuidad

Afronta la convención de mañana con serias discrepancias en la mayoría que sostuvo a Madrazo - El papel en el Ayuntamiento de Bilbao, sobre la mesa

El momento de la verdad se acerca para Ezker Batua. La formación que perdió 2 de sus 3 escaños en las pasadas autónomicas y que apenas superó los 13.000 votos en las elecciones europeas de junio de 2009 se enfrenta este fin de semana a una convención política crucial para evitar el abismo. El tiempo dirá si la fecha será recordada como el día en que EB rompió con la línea marcada durante más de una década por Javier Madrazo, quien, aunque presentó su dimisión como coordinador general tras el batacazo de marzo, se mantiene como presidente de la formación. Su influencia deja poco margen de maniobra a su sucesor, Mikel Arana.

Meses después del cierre en falso de la crisis abierta tras los comicios, destacados dirigentes EB reconocen la existencia de "serias discrepancias" en el seno de la mayoría que reeligió a Madrazo como coordinador general antes del descalabro electoral de las autonómicas de 2009. Otras fuentes incluso dan por rotas las relaciones entre Madrazo -apoyado en todo momento por su brazo derecho y portavoz del partido, Serafín Llamas- y el sector que exige un cambio de rumbo, que incluye al propio Arana y a los coordinadores territoriales de Guipúzcoa, Antxon Karrera, y Álava, José Miguel Fernández, Fote. Los rupturistas quieren replantear toda la política de alianzas y enviar un mensaje al electorado planteando la salida de varios gobiernos municipales, entre ellos el del Ayuntamiento de Bilbao con el PNV, donde la hermana del actual presidente, Julia Madrazo, ejerce como teniente de alcalde.

Los rupturistas defenderán la salida del Gobierno con Azkuna
Desde la presidencia, Madrazo ha dejado poco margen al coordinador general
Madrazo sigue teniendo mayoría en el Consejo Político
Arana tiene el apoyo de los líderes territoriales de Álava y Guipúzcoa
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Dos piezas completan el rompecabezas que decidirá el futuro de EB. Por un lado, el papel que desempeñarán los comunistas del EPK -sorprendentemente avalaron la reelección de Madrazo en 2008- será fundamental; y de otro, que el sector crítico, EPA, que mantuvo un perfil bajo desde la salida de quienes terminarían formando Alternatiba, vuelve a la primera línea del debate.

La convención servirá también para que el partido ensaye una nueva metodología: el documento a debatir será elaborado en base a las respuestas de la militancia a un cuestionario que analiza los momentos importantes de la formación de los últimos años. Aunque no está previsto hablar de cargos y los consultados recalcan que este será un debate político e ideológico, el Consejo Político deberá pronunciarse sobre cuestiones que harán visibles los desencuentros. En todo caso, los rupturistas -Arana, Karrera y Fernández- no contemplan ninguna escisión. Saben que el partido no puede permitírselo.

Arana, único parlamentario de EB, se ha visto eclipsado a menudo por el hombre de confianza de Madrazo, Serafín Llamas, que compagina los cargos de coordinador de Presidencia y Finanzas con la portavocía. En su blog, el coordinador general identifica tres aspectos fundamentales sobre los cuales hay claras diferencias: la valoración de la presencia de EB en el tripartito -"fue un error", asegura Arana, "no tenemos que empecinarnos en defenderlo"-; la política de alianzas y el modelo organizativo.

Sobre el primer aspecto, Arana considera que la participación en el gobierno de Juan José Ibarretxe hizo que EB pasara de ser considerada "una organización transformadora" a ser percibidos como una "amante del gobierno, capaz de tragar carros y carretas con tal de mantener el poder". En la convención, el partido deberá aclarar si mantiene la línea que supuso el apoyo de Madrazo al Plan Ibarretxe o si busca conectar con un electorado de izquierdas colindante con un PSE que gobierna con el apoyo del PP.

Los rupturistas no ven factible la entrada en un polo de izquierdas soberanista. Quieren que EB no participe en ningún gobierno, municipal, foral o autonómico salvo que sean la fuerza más votada o que haya un claro acuerdo de programa electoral, pero sin asumir responsabilidades de gobierno. Esto supone poner fin a la estrategia marcada por Madrazo, que abogó por entrar en gobiernos de distinto color para crear una estructura de asesores y liberados que les permitiera ir movilizando cada vez más gente de cara a los comicios electorales. Atrás quedan los días en los que el partido, en gran parte gracias a la gestión del Departamento de Vivienda y Asuntos Sociales, permitían un amplio margen de maniobra para colocar asesores. De hecho, los desencuentros entre el presidente y el coordinador general se hicieron evidentes cuando tocaba nombrar a responsables a sueldo de la organización.

Algunos de los rupturistas, que se consideran a sí mismos parte de la era Madrazo y abogan por un relevo generacional, ven difícil que sus tesis salgan adelante en el Consejo Político, donde Madrazo aun tiene la mayoría por su alianza con el EPK. Pero esperan que, al lanzar el debate entre sus bases se cree una dinámica que acabe imponiéndose. Seguir así sin un cambio de rumbo enérgico, consideran, equivaldría a tocar los violines en el Titanic mientras el buque sigue hundiéndose.

Juzgar el pasado para salvar el futuro

Una vez superado el momento de conmoción que supuso la perdida de dos de sus tres parlamentarios en 2009, EB abrió un periodo de reflexión en las asambleas de base para analizar "negro sobre blanco" los aciertos y errores del pasado. Con la convención de mañana, el partido intentará marcar un punto y aparte, articulando un discurso que reconquiste al electorado que le ha dado la espalda.

En los últimos meses, se ofreció a los militantes la oportunidad de pronunciarse sobre cuestiones como la participación de EB en el Pacto de Lizarra, su papel en el Gobierno vasco o el tipo de modelo organizativo. Terminado este proceso, será el Consejo Político de Euskadi quien tome las riendas del debate, determinando cuáles de las diferentes líneas de intervención son asumidas como oficiales y cuáles son descartadas.

En la política de alianzas, aunque el sector oficial de EB sabe que hace falta marcar distancias con el PNV en Bilbao, no se muestra partidario de una salida brusca del equipo de gobierno local y opta más bien por realzar su perfil de izquierdas de cara a las municipales de 2011. La postura de los rupturistas, apoyada por el sector crítico, supondría salir de los gobiernos municipales para llegar limpios a las elecciones -sólo en Vizcaya, el partido tiene responsabilidades en los ayuntamientos de Leioa, Arrigorriaga, Gorliz y Sestao-.

Fuentes oficiales de EB restan importancia a las diferencias políticas que relucirán en la convención y recalcan que están remando "todos a una".

Los protagonistas

- Javier Madrazo (Riaño, Cantabria, 1960) ha sido el rostro visible del partido durante más de una década. Dimitió como coordinador general tras el batacazo electoral de las autonómicas de 2009. Poco después, regresó con un cargo nuevo, el de presidente, creado a su medida. Acude casi todos los días a su despacho en la sede de EB en Bilbao y tiene la mayoría en el Consejo Político que aprobará el documento de la convención de mañana. El portavoz del partido, Serafín Llamas, es un hombre de su máxima confianza.

- Mikel Arana Bilbao(Ordizia, 1973) es el único parlamentario y coordinador general de EB. Es partidario, junto a los líderes territoriales de Álava, José Miguel Fernández, Fote; y Guipúzcoa, Antxon Karrera, de hacer una auténtica ruptura con la era Madrazo para enviar un mensaje a quienes les dieron la espalda. La entrada de EB en el tripartito, afirmó, "fue la peor trampa". "El electorado ya nos lo hizo pagar", avisa

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