Un fallo eléctrico desata la tragedia
Seis personas de entre 65 y 96 años mueren en el incendio de un geriátrico - La policía sospecha que las llamas comenzaron en un colchón enchufado a la red
Lucía Miranda padecía Huntington, una enfermedad neurodegenerativa que la mantenía postrada en la cama. Hasta anteayer, cuando una "incidencia" en su colchón eléctrico provocó un incendio fatal que acabó con su vida y las de otros cinco ancianos de la residencia Aurora, ubicada en la barriada sevillana de Nervión.
Miranda vivía desde hace unos seis años en la residencia de ancianos Aurora, como recordaba ayer uno de sus sobrinos en el tanatorio sevillano. Dormía en la segunda planta del edificio. Sobre un colchón antiescaras, que impedía que la falta de movilidad le provocara llagas en el cuerpo.
La policía sospecha que en ese colchón, que se alimentaba con energía eléctrica, fue donde se originó el incendio que acabó con la vida de esta mujer y de otros cinco ancianos en la madrugada del martes. "Casi con toda seguridad la incidencia eléctrica se originó en el colchón, posiblemente por un fallo del cableado", señalaron fuentes policiales. Un inspector jefe de la Policía Científica confirmó que no han detectado "indicios criminales" en el incendio.
Cinco de las personas afectadas permanecían ayer ingresadas
"La situación era de auténtico pánico", relató uno de los testigos
El suceso, que se inició a las 23.56 del lunes, se cobró la vida de seis ancianos de entre 65 y 96 años, cuatro mujeres y dos hombres, todos por inhalación de gases, excepto una "gran carbonizada". Además de Lucía Miranda, en el siniestro fallecieron Filomena Zapata Marcianes (96 años), Josefa Gómez Bielsa (76), José Béjar Ruiz (94), Cayetano Aleta Barroso (76) y Francisca Ruiz Ramírez (92). Otras diez personas resultaron heridas, aunque sólo cinco de ellas permanecían ingresadas ayer en las unidades de quemados de diferentes hospitales de la capital.
"La situación era de auténtico pánico. Una locura. Una de las dos enfermeras tenía un ataque de nervios increíble", relataba Salvador Fernández, que presenció desde la calle el inicio del fuego. Las llamas comenzaron en la habitación central de la segunda planta de la residencia, cuyas ventanas tienen rejas. Sirenas y gritos es lo que más recordaba ayer Maria del Carmen Sánchez, vecina del inmueble, de la noche del incendio.
Las llamas se quedaron en la habitación en la que comenzó el fuego. No pasaron al resto de las estancias. Pero el humo se extendió por toda la planta segunda, que albergaba a los pacientes con menor movilidad y esto resultó fatal pese a la pronta llegada de la policía local y los bomberos. Lo previsible es que el informe de la Policía Científica despeje la próxima semana todas las dudas pendientes.
Tras el siniestro, los servicios de emergencia instalaron una carpa en la calle para los primeros auxilios. Se tuvo que atender a 25 personas: 19 residentes, dos monitores y cuatro policías. Nueve fueron dados de alta en el lugar del suceso y los 12 restantes fueron trasladados a tres hospitales sevillanos: Virgen del Rocío, Macarena y Valme. Una de las ancianas falleció de madrugada en el Virgen del Rocío. Ayer por la tarde cinco personas continuaban hospitalizadas, tres en estado grave. A dos de los ancianos heridos, la Junta los trasladó a una residencia pública de Montequinto.
El Defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo, anunció ayer la apertura de una queja de oficio para investigar el suceso. Chamizo recordó que este tipo de investigaciones se abre de forma rutinaria para "ver si las administraciones han actuado como tienen que actuar".
Más información en la página 2
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.