El Zaragoza redescubre el fútbol
Un autogol de Negredo traduce la inferioridad del Sevilla en un choque con tres expulsados
Recobró el fútbol el Zaragoza, desfigurado hace dos años, recompuesto el curso anterior y remozado en este mercado invernal con nada menos que siete fichajes. Entendió por fin el equipo que se puede acechar al marco contrario si se mima la pelota y no se la descose a zapatazos. Raseó el cuero y arremetió con saña contra el Sevilla, enflaquecido desde la alineación inicial, que reprobó un esfuerzo mayor que el convenido por la tabla clasificatoria. Perdió sin remisión.
Con Kanouté como punto de referencia, para el Sevilla no existía otro recurso que jugar en largo. Tampoco le interesó otra cosa a su entrenador, Manolo Jiménez que dibujó un once inicial plagado de reservas, consecuencia de su elástica temporada, con tres frentes abiertos todavía y con la vuelta de las semifinales de la Copa del Rey a la vuelta de la esquina. Optó, entonces, por plantear un duelo de estrecheces, con las líneas apretujadas y sin apenas espacio y segundos para el talento de la zona de creación. Una mala decisión para desdibujar al Zaragoza, que tiene cohetes por futbolistas.
ZARAGOZA 2 SEVILLA 1
Zaragoza: Carrizo; Pulido, Jarosik, Contini, Paredes (Herrera, m. 8); Gabi, Ponzio; Arizmendi (Edmilson, m. 68), Colunga, Eliseu (Pennant, m. 68); y Suazo. No utilizados: Roberto; Goni, Jorge López y Babic.
Sevilla: Palop; Stankevicius, Juan Cala, Escudé, Adriano; José Carlos (Perotti, m. 46), Lolo (Renato, m. 55), Duscher, Capel; Negredo y Kanouté (Navas, m. 63). No utilizados: Varas; Fazio, Navas, Zokora y Navarro.
Goles: 1-0. M. 30. Contini. 1-1. M. 33. Kanouté. 2-1. M. 40. Negredo, en propia puerta.
Árbitro: Muñiz Fernández. Amonestó a Herrera, Carrizo, Duscher, Arizmendi, Colunga, Jarosik, Pennant. Roja directa a Negredo (m. 81) y Stankevicius (m. 88). Doble amarilla a Colunga (m. 90).
25.000 espectadores en La Romareda.
Renovado por completo, el Zaragoza se ha nutrido de armas útiles para luchar en el fango y eludir un descenso que podría enviarle a la bancarrota. Ha ganado centímetros con Jarosik, agresividad con Contini y velocidad con Eliseu, Suazo y Colunga. Un abanico de lo más respondón. El Sevilla apostó por atornillarse en 30 metros y atosigar en la medular. Por lo que el Zaragoza le descascarilló por piernas. Las carreras de Eliseu, los movimientos ratoniles de Suazo y Colunga, sangrante con sus desmarques entre líneas, retorcieron al rival. El propio Colunga tuvo dos enfrentamientos con Palop, infructíferos porque titubeó en el golpeo final.
Kanouté replicó en el área rival. El ariete no se hace el remolón a la hora de bajar a recibir y menos le incomoda atender el juego aéreo, alternativa habitual del Sevilla si se atasca en el arranque. Pero Negredo no supo poner el lazo. Por lo que el Sevilla tiró de las jugadas a balón parado. Remató Cal y el esférico lamió el palo. Cabeceó Negredo y, ante la cantada de Carrizo, el larguero interrumpió el gol. Pero Kanouté, atento, puso el pie para firmar la diana, su tanto 100 como sevillista. Insuficiente para desbravar al voraz oponente.
No le resultó definitivo al Zaragoza su ataque con las carreras al hueco. Pero sí las consecuencias, las segundas jugadas. A la salida de un córner y tras un embrollo en el área, Contini soltó un zarpazo que batió a Palop. Y a una falta lateral acudió Jarosik al remate. Tan sólo asustó. Lo justo para que Negredo pusiera la cabeza y se colara la pelota en su propia portería.
Jarabe para el Zaragoza, que redescubrió el fútbol y resquebrajó al Sevilla, con la mente en otros barullos. Al final, el equipo andaluz perdió los nervios y ello se tradujo en sendas tarjetas rojas a Negredo y Stankevicius. El partido concluyó con 19 jugadores sobre el campo porque también Colunga tuvo que abandonarlo por dos tarjetas amarillas.
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