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La izquierda 'abertzale' cambia el paso

El movimiento radical de Otegi reconoce el fracaso del polo soberanista

Luis R. Aizpeolea

La persistencia de ETA en el terrorismo, como muestran las últimas operaciones policiales, está complicando la nueva estrategia de la izquierda abertzale, que reactivó a principios de 2009, para salir del desconcierto, tras la ruptura de la tregua de la banda, en junio de 2007.

Su nueva estrategia, la apuesta por una alianza entre partidos y grupos independentistas, excluyendo al PNV, el llamado polo soberanista, ha quedado, pasado un año, en agua de borrajas. La mayoría de los principales partidos y fuerzas sociales convocados por la izquierda abertzale, sobre todo el sindicato ELA y Aralar, han dejado claro su rechazo a la propuesta porque no quieren compartir ningún foro con la izquierda radical mientras no se desmarque de la violencia de ETA a la vista de que la banda persiste en el terrorismo.

Las conclusiones en febrero de su debate no serán decisivas sobre terrorismo
Otegi y los suyos siguen queriendo arrastrar a ETA sin romper con ella

La izquierda abertzale ha terminado asumiendo el fracaso de su objetivo estratégico y lo ha rebajado reconduciendo el polo soberanista hacia una "referencia soberanista". La "referencia soberanista" se reduce hoy a la posibilidad de la izquierda abertzale de formalizar con Eusko Alkartasuna (EA) una plataforma electoral común. EA acepta una plataforma común, pero no está dispuesta a ceder su sigla a la izquierda abertzale y, con ello, arriesgar la ilegalización de un partido que tuvo su importancia y formó parte del Gobierno vasco en los últimos 15 años.

La clave de la readecuación de la estrategia de la izquierda radical está en ETA. Es ETA la causa del fracaso inicial de la estrategia del "polo soberanista". También está terminando por influir en el debate interno que sostiene la izquierda abertzale desde octubre y que está previsto que culmine este mes.

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Es verdad que la propuesta de Arnaldo Otegi a favor de un "proceso por las vías pacíficas y democráticas, sin violencia ni injerencias externas", ha arrasado en las asambleas -3.200 votos frente a 200-. Pero fuentes de la izquierda abertzale aseguran que el documento de las conclusiones del proceso, que se conocerá en febrero, no será determinante en la cuestión de la violencia, cuyo rechazo claro es lo que haría creíble ante los partidos democráticos la nueva estrategia de los radicales.

La clave está, por un lado, en que ETA no está dispuesta a abrir un proceso de abandono definitivo de las armas, como sabe la izquierda abertzale y como muestran las últimas operaciones policiales. Y, por otra, en que la izquierda abertzale, cuya amplia mayoría se decanta a favor de que ETA abandone la violencia porque es un obstáculo para sus objetivos políticos, tampoco está dispuesta a romper con ETA con una declaración nítida contra el terrorismo.

En un intento voluntarista de arrastrar a ETA hacia las "vías pacíficas" hacen lecturas amables de sus gestos. Así, la abogada Jone Goirizelaia destacaba del último comunicado de ETA, de hace dos semanas, que la banda "se situaba fuera del debate y lo que decía es que estaba de acuerdo [con lo que hacía y decía la izquierda abertzale]". Sin embargo, Goiricelaia dejaba pasar el aspecto más preocupante del comunicado de ETA, el que señalaba que respondería a "la represión del Estado". Esto es, que no se planteaba abandonar el terrorismo.

Pero la diferencia con situaciones anteriores consiste en que esta vez existe una mayoría en la actual dirección de la izquierda abertzale que no se resigna a tirar la toalla y ha apostado por el gradualismo.

Esa apuesta se centra en ampliar los plazos para que los "políticos" traten de convencer al mundo de ETA de la necesidad de abandonar las armas, a sabiendas de que puede haber hasta un 20% de "irreductibles".

El "gradualismo" dispone de un calendario. El primer paso lo dio la izquierda abertzale la pasada semana, con el lanzamiento de la plataforma Adierazi Euskalherria, cuya pretensión es abrir a sectores más amplios y plurales a las históricas Gestoras pro Amnistía y Etxerat.

De ahí surgió, en el último proceso de final dialogado de ETA, en 2006, el sector más reacio a dicho proceso. La interpretación que hacen en sectores próximos a la izquierda abertzale es que con la creación de la nueva plataforma se trata de diluir a los sectores más reacios al nuevo proceso interno.

El siguiente paso es el refuerzo de la "referencia soberanista", una vez desechado, por el momento, el objetivo del "polo soberanista". En medios próximos a la izquierda abertzale, se adelanta que desde la conjunción entre EA y la izquierda abertzale está prevista la elaboración de un documento para el Aberri Eguna (Día de la Patria vasca) que sería más contundente contra el terrorismo.

Pero a la izquierda abertzale se le puede plantear un reto muy serio si ETA asesina a alguna persona en las próximas semanas o meses. Eso le obligaría a definirse a riesgo de echar por la borda su último intento.

Etxebarria, Arrieta y Erkizia, en una protesta <i>abertzale.</i>
Etxebarria, Arrieta y Erkizia, en una protesta abertzale.L. A. GARCÍA

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