Ricky, como si nada
El Barça maneja la gran tensión ambiental por el regreso a Badalona de su joven base, acusado de pesetero, y arrolla al Joventut
Fuera el morbo por el regreso de Ricky Rubio como rival a la que fue su casa, fuera el interés por el duelo vecinal contra el campeón, líder y eterno rival, el caso es que el Olímpico de Badalona se llenó como en los viejos tiempos. La caldera, a punto de ebullición por la tremenda presión mediática y ambiental creada por la desafección de los aficionados locales hacia la que fue su última joya de la corona, no hizo sino perjudicar a su propio equipo. El Barça actuó a favor de inventario. Para empezar, dejó que Ricky efectuara el calentamiento previo al partido en solitario durante algunos minutos. La grada se cebó con él. Fue cuando más arreciaron los gritos, "pesetero" fue el más repetido, en recuerdo de su notable aumento de ingresos y de los 3,7 millones de euros que le pagó el Barça al Joventut.
DKV JOVENTUT 57 - REGAL BARCELONA 81
DKV Joventut: Valters (6), Tripkovic (8), Eyenga (1), Hernández-Sonseca (5) y Koffi (6) -equipo inicial-; Bogdanovic (8), Bueno (6), Franch (7), Tomàs (2), Tucker (8) y Mario Fernández (0).
Regal Barcelona: Ricky Rubio (7), Basile (11), Mickeal (8), Lorbek (4) y Vázquez (4); Trias (2), Lakovic (3), Navarro (14), Ndong (8), Morris (5), Sada (2) y Grimau (13).
Árbitros: Amorós, Jiménez y Cortés. Sin eliminados.
11.121 espectadores en el Pabellón Olímpico de Badalona.
Cuando el primer balón fue lanzado al aire, Xavi Pascual, el entrenador del Barça, ya había ejecutado un primer movimiento importante. Prescindió de Navarro en el quinteto titular y dio entrada a Basile. Su equipo no se cortó un pelo a la hora de lanzar desde el exterior. Como si hubiera sabido de antemano que el Joventut iba a comparecer con una temeraria defensa en zona. El resultado fue demoledor: 14-27 en el primer cuarto con siete triples del Barça. Ricky cometió dos faltas muy rápido, en tres minutos y medio. Sada enmendó la plana sin mayor problema, al igual que Navarro y Grimau saliendo desde el banquillo.
El Joventut no encontró antídotos al entrejuego del Barça, más rápido y preciso, ni tampoco acertó a controlar el rebote. La diferencia se hizo abismal: 40-65. El partido parecía resuelto, y lo estaba, pero no sin que antes se llevara un susto el Barcelona, que se confió tanto que recibió un 11-0 en el inicio del último cuarto y llegó a ver reducida su ventaja a 14 puntos (52-66). Ahí volvió a comprobarse la talla de Ricky Rubio. Disipó cualquier duda, tanto sobre la superioridad de su equipo como sobre su capacidad para coger las riendas y no perder los nervios ni siquiera desde la línea de tiros libres. Solo ante el peligro, desde los 4,60 metros, anotó cuatro lanzamientos que acabaron de disuadir a quienes todavía azuzaban el ambiente en contra del que fue el niño de sus ojos. Siete puntos, tres rebotes, seis asistencias y dos robos de balón en 18 minutos fue su hoja de servicios. Otra prueba superada por el fenómeno de 19 años.
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