Que vienen los cucurrumachos
Personajes fabulosos y pastas con moscatel en nueve carnavales iniciáticos, del 14 al 16 de febrero
La mili no farem, però els quintos mantindrem" (la mili no la haremos, pero los quintos los mantendremos), dicen en Agres (Alicante ). Esa misma decisión marca el resto de celebraciones protagonizadas por quienes nacieron en 1992. La letra cambia, pero el espíritu permanece. Ya no constituyen esas ceremonias iniciáticas que suponían el tallado de los muchachos para el servicio militar, el sorteo para conocer el escenario de sus próximos meses. La vida para los chicos, y a menudo también para sus familias, era una antes de los 18 años y otra después de los 19. Sin embargo, muchos de los rituales en torno a ese momento clave se han conservado. Los fríos días de carnaval (este año, entre el 14 y el 16 de febrero) los contemplan.
01 Casavieja (ÁVILA) 1.654 habitantes
Quince quintos, diez chicos y cinco chicas, protagonizan el carnaval de Casavieja (Ávila), en el que reluce, el martes, la belleza de sus caballos engalanados con las mejores colchas y el cuidado atavío de quienes los montan: bota, pantalón negro, camisa blanca, chaleco, un pañuelo de colores al cuello, otro amarillo a la cadera y sombrero, ellos; zapatillas bordadas, medias de punto de garbanzo, pololos, enaguas, refajo picado o bordado, mandil negro, faltriquera, camisa negra y mantón de Manila, ellas. "Los aderezos suelen ser de oro", dice Ana Muñoz, la teniente de alcalde, "con grandes pendientes y un collar haciendo juego".
El domingo sacan las carrozas; el lunes simulan una boda y premian el ingenio de los disfraces, y el miércoles consumen, entre lágrimas, sardinas asadas a la lumbre.
02 Navalosa (ÁVILA) 400 habitantes
"Somos los quintos del pueblo / a los que toca tallar / y aunque eso ya no se lleva / aquí queremos estar", cuenta una copla de 2009. Ocupan una casa en ruinas, que convierten en su cuartel general: los fines de semana no cesan en ella la música, las risas, las charlas, las invitaciones... "Ponen un bote por si alguien quiere echar algo, pero es voluntario", dice Valentín del Peso, empleado del Ayuntamiento de Navalosa (Ávila). El pueblo hace, sin embargo, generosas aportaciones: aceite, aguardiente, anís, arroz, azúcar, bizcochos, callos, chorizo, huevos..., minuciosa y alfabéticamente recogidos en un listado que será leído en público. Con ello se organiza el domingo de carnaval una comida multitudinaria. Y con los mil euros o más en metálico que recogen, los quintos (tres chicos y siete u ocho chicas este año) pagan la fiesta.
En torno al inmenso y enhiesto chopo que han plantado se forman dos corros. En el primero, los protagonistas, elegantemente vestidos: los chicos, con traje, garrota con cintas, pañuelos, sombrero y escarapela; las chicas, de serranas. En el centro, el quinto elegido como vaquilla, que se hace cargo del dinero y al que se da simbólica muerte con dos disparos de escopeta lanzados desde el balcón del Ayuntamiento, escenario también de la lectura de las coplas. En el segundo corro, sus madres y otras mujeres, ataviadas de serranas. Y abarrotando la plaza, espectadores y cucurrumachos, personajes tapados con mantas pingueras, provistos de cascabeles y ocultos tras una máscara (carilla) cubierta de crines y rematada con cuernos, que llevan un saco al hombro y lanzan paja de trillar. "Ahora se trilla mucho menos, así que algunos tiran papelillos, serrín, lo que pillan", señala Valentín del Peso.
03 Torrelobatón (VALLADOLID ) 506 habitantes
Son seis chicos y cuatro chicas nacidos en 1991: aquí, los quintos ya han cumplido 18 años. Los días de carnaval conviven intensamente: cenan juntos el domingo y el lunes y el martes invitan a comer a los amigos. Además, ejercen de jurado en el concurso de disfraces del lunes.
"Nada más terminar la Guerra Civil, los carnavales de Torrelobatón se volvieron a celebrar", comenta Natividad Casares, la alcaldesa. "En los años sesenta y setenta, la gente se disfrazaba con lo que tenían, los hombres se vestían de mujeres. Lo más importante era no ser reconocidos".
Ese arraigo se deja sentir en la pasión con que la gente sigue el martes, amenizada por la dulzaina, la carrera de cintas a caballo en el camino de las Cintas, en la que desde 1991 participan también las quintas. El objetivo es ensartar con un punzón una argolla, con un premio mayor: la cinta de los puros, con los colores de la bandera. La fortuna del jinete o la amazona lleva aparejada la invitación a puros a todo el pueblo.
El castillo del XV, reconstruido un siglo después, vigila estos juegos en la distancia. Magníficamente conservado, alberga el Centro de Interpretación del Movimiento Comunero.
No acaba ahí la actividad común de la quinta: en Nochevieja escriben en las paredes del pueblo proverbios y frases célebres, son los Reyes Magos de la cabalgata, plantan el mayo y en las patronales de Pentecostés ellas son las reinas de la fiesta.
04 Abejar (SORIA ) 384 habitantes
No hay ningún quinto este año, así que dos de 2009 ejercerán de barroseros, portando el domingo Gordo el armazón de madera adornado que simula una vaca y va embistiendo a todo el mundo.
05 Agres (ALICANTE ) 625 habitantes
No es un carnaval, aunque está inmerso en su fecha: el lunes anterior al miércoles de ceniza. En la Festa del Pi o de Les 40 hores (fiesta del pino o de las 40 horas), los quintos (tres chicos y siete chicas) trasladan un pino, lo plantan y lo queman por la noche.
06 Alija del Infantado (LEÓN) 900 habitantes
El lunes, los quintos salen por el pueblo para solicitar dinero, persiguiendo a la gente, pintando a todo el mundo e invitando a chocolate, pastas y moscatel.
07 Castronuño (VALLADOLID) 1.000 habitantes
Carreras de cintas a caballo el domingo. El sábado, los diez quintos, chicos y chicas, cenan gallo. Versos satíricos.
08 Gomezserracín (SEGOVIA ) 729 habitantes
Tres quintas (2009, 2010 y 2011) protagonizan el sábado y domingo el maragato, un juego de palabras encadenadas en el que demuestran su ingenio.
09 Lagunilla (SALAMANCA ) 570 habitantes
El domingo de Carnaval plantan el pincollo, un castaño de unos 20 metros: quintos (tres) y quintas (dos) tienen que subir a lo más alto.
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