Los terroristas alquilaron la casa hace dos meses y el domingo celebraron "una fiesta"
El chalé fue contratado a través de una agencia a un angoleño que vive en Londres
El domingo pasado, los vecinos de la casa de la localidad turística de Óbidos utilizada como base en Portugal por los terroristas de ETA pensaron que habían montado "una fiesta" en el blanco chalé con porche y jardín. Así lo pensaron porque vieron "a mucha gente" entrando y saliendo de la vivienda, donde todas las luces estaban encendidas, según han informado fuentes policiales portuguesas. Pensaron, de hecho, que se trataba de algún tipo de "celebración familiar". Este dato ha llevado a pensar a los investigadores que no sólo se habían instalado en la casa, situada al norte de Lisboa, los supuestos terroristas Oier Gómez Mielgo y Andoni Zengotitabengoa Fernández, sus moradores habituales, sino que con ellos viajaron hasta la urbanización Alvarella varios etarras más.
La casa había sido alquilada en diciembre por un periodo de tres meses por unos 450 euros mensuales. Los terroristas utilizaron para ello documentación falsa de un español supuestamente residente en Madrid. El contrato se formalizó a través de una agencia inmobiliaria, ya que la casa pertenece, según las fuentes, a un ciudadano angoleño residente en Londres. Sin embargo, otras fuentes aseguran que éste no es el verdadero propietario y que la habría realquilado a los terroristas.
La vivienda, según los investigadores, era el destino del taller de explosivos que fue localizado dentro de una furgoneta en la localidad zamorana de Bermillo de Sayago. Los explosivos ya estaban en Óbidos. Esto significa, insisten los investigadores, que los etarras han atravesado España desde Francia con, al menos, tres cargamentos: el que ya estaba en la vivienda portuguesa, el interceptado en la frontera hispano-lusa y el de detonadores interceptado el pasado lunes.
La policía y la Guardia Civil ya sospechaban que la furgoneta interceptada en la frontera el 9 de enero último era, en realidad, una entrega y que iba a ser recogida por terroristas distintos a los que la conducían y que posteriormente fueron detenidos. Esta operación llevó a intentar localizar una vivienda en la marca entre ambos países, pero, al final, la casa ha aparecido donde se esperaba y donde Garikoitz Aspiazu, Txeroki, ya detenido, había ordenado a Jurdan Martitegi, también preso, que se montara: en Lisboa o sus inmediaciones.
Lo que queda absolutamente claro es que la vivienda fue abandonada precipitadamente esta semana. Con tanta prisa, que los terroristas se dejaron las puertas abiertas y las luces encendidas, lo que precipitó su hallazgo por la denuncia de una vecina.
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