Robinson vuelve al poder en el Ulster
Peter Robinson se reincorporó ayer al cargo de ministro principal de Irlanda del Norte, del que se había apartado temporalmente el pasado 11 de enero hasta aclarar si había cometido alguna ilegalidad en relación a los aspectos financieros de la infidelidad de su mujer, Iris, con un joven amante. Robinson se consideró a sí mismo exculpado después de que un abogado dictaminara que no ha incumplido ni el código ministerial ni los siete principios a los que están sujetos los cargos públicos.
En el momento de dejar el cargo, Robinson ya aclaró que intentaría volver antes del plazo máximo de seis semanas de ausencia que marca la legislación. Pero su precipitado regreso parece confirmar la impresión de que el Partido Democrático del Ulster (DUP), que no ha dejado de liderar pese a su dimisión temporal al frente del Gobierno autónomo, se encuentra profundamente dividido en las negociaciones para el traspaso a la Asamblea de Irlanda del Norte de las competencias sobre Interior y Justicia.
Todo indica que Robinson ha llegado ya a un acuerdo con el Sinn Fein en esas negociaciones pero que ese principio de acuerdo ha topado con serias resistencias en el grupo parlamentario del DUP. Según los medios británicos e irlandeses, el 40% de los representantes del principal partido unionista en la Asamblea se opone a ese principio de acuerdo, y en especial a los aspectos relacionados con la reforma del organismo que arbitra las disputas entre católicos y protestantes sobre las tradicionales marchas orangistas de cada verano, principal contrapartida exigida por el DUP para aceptar la transferencia por Londres de Interior y Justicia.
Otra prueba de la presión que está sufriendo Peter Robinson es que uno de los halcones del DUP, Nigel Dodds, se vio obligado a respaldarle públicamente el pasado martes. "Robinson es un unionista de primera categoría" y tiene "todo el apoyo" del partido, declaró Dodds. Indicio, normalmente, de que los apoyos del partido a su líder están en cuestión. Dodds aseguró que el partido no está dividido en las negociaciones con el Sinn Fein. Indicio, también, de que sí lo está.
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