_
_
_
_
AL CIERRE
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Supuestamente una carta

¿Qué fue de la carta que, supuestamente, José Montilla envió al ministro Miguel Sebastián para argumentarle su oposición a ubicar el almacén nuclear en Ascó? Veamos. El martes 26 de enero se publicó la noticia de que Montilla había enviado esa carta a Sebastián. Así pues, supuestamente debió de hacerlo a más tardar el lunes 25. El miércoles 27 el ministro se hallaba en Bruselas. En declaraciones a los periodistas, ironizó: "Tengo gran curiosidad por la carta". Nosotros, los administrados, también. Y sobre todo teníamos curiosidad por conocer la respuesta del ministro. A una semana de aquellos hechos, no tenemos ni una cosa ni otra, por lo que nos permitimos formular algunas preguntas.

1. ¿Una comunicación entre presidencia de la Generalitat y Ministerio de Industria tarda una semana en llegar? Correos es un servicio que funciona razonablemente bien. Siempre que haya sido franqueada adecuadamente, una carta entre Barcelona y Madrid emplea a lo sumo un par de días en alcanzar su destino. Por lo demás, en la era de Internet, echarle la culpa al mensajero no cuela ni como suposición.

2. ¿Envió la carta Montilla? Supuestamente sí, aunque no se leyó públicamente, ni siquiera se mostró el sobre a los medios. Sí se comentó el argumento fuerte que supuestamente contenía: Cataluña ya produce el 40% de la energía nuclear española.

3. ¿Tenía de verdad el ministro Sebastián una "gran curiosidad" por esa carta? No, porque, de haberla tenido, no le costaba nada coger el teléfono y hablar con Montilla para que se la explicara. En lugar de eso, Sebastián prefirió dejar caer que Cataluña produce menos energía de la que consume.

4. Supongamos ahora que Montilla envió la carta y que Sebastián la recibió, que es lo más lógico. ¿Entonces? Pues bueno, era una polémica que supuestamente no convenía ni a uno ni a otro y, de mutuo acuerdo o impulsados por terceros, supuestamente decidieron matarla. Con la complicidad de los medios, que no hemos investigado si la carta existió, si fue enviada y si llegó a su destino. Volvemos así a la casilla de salida: la culpa de que no sepamos nada es del mensajero, que es lo que se quería demostrar.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_