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Cine de autor, poco gancho comercial

Los premios Gaudí que se fallan hoy reflejan los claroscuros del audiovisual catalán

La polémica sobre la futura ley del cine que impulsa la Generalitat, amén de la huelga de exhibidores de hoy, ha hecho aflorar también el debate sobre la audiencia real del cine hecho en Cataluña. Se quejan los exhibidores de que las películas autóctonas no tienen espectadores y de que se gasta mucho dinero público -demasiado, dicen- en apoyar producciones que no gustan a los espectadores. Es una crítica que extienden a todo el cine español, del que, por descontado, el catalán forma parte. De hecho, el sector audiovisual catalán, televisión incluida, es el 40% del español y, en su mayoría, se hace en castellano.

Los premios Gaudí que esta noche se entregan en Barcelona incluyen tanto filmes en castellano como en catalán. Los concede la Academia del Cine Catalán, entidad con sólo dos años de vida que agrupa a 251 profesionales. Sólo en un año ha duplicado protagonismo y número de socios. "Poco a poco comenzamos a tomarnos en serio", comenta su presidente, el actor Joel Joan.

"Es bueno apoyar al sector, pero tiene que llegar al público", dice Lladó, director del ICIC

Aún no es un sector homogéneo y se nota en los nominados. En su mayoría son películas minoritarias, alguna, experimental, y se echan de menos títulos como Dieta mediterránea, de Joaquín Oristrell, y Mapa de sonidos de Tokio, de Isabel Coixet, que no se ha presentado porque el productor Jaume Roures ha decidido dejar la academia que ayudó a fundar.

Lo cierto es que los filmes más nominados (a través de las votaciones de los académicos) no han tenido grandes audiencias. Trash, de Carles Torras, tiene 13 nominaciones y según datos del Ministerio de Cultura ha cosechado hasta ahora 10.645 espectadores. Opta, junto a Xtrems (dirigida por Abel Folk y Joan Riedweg, con 11 nominaciones, como The Frost, de Ferran Audí y con 21.663 espectadores) al premio a la mejor película junto a V.O.S., de Cesc Gay (30.000 espectadores) y Tres días con la familia, de Mar Coll (40.000). Pero estas dos últimas sólo tienen una y cinco nominaciones, respectivamente. Uno de los taquillazos del año, REC 2, de Paco Plaza y Jaume Balagueró (800.000 espectadores), tiene cuatro, pero no opta a mejor película ni director.

"Los primeros años de la academia española también pasaba eso", comenta Xavier Atance, presidente de la federación que agrupa a los productores catalanes. "Llevamos sólo dos años, aún nos podemos equivocar; creceremos y ajustaremos fallos".

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Es una opinión que comparte Antoni Lladó, director del Instituto de Industrias Culturales (ICIC), organismo de la Generalitat que ha subvencionado muchos de esos filmes. Tiene claro que el sector necesita cambios. "La industria del cine es casi pública porque la recaudación en sala es una parte mínima del coste", explica Lladó. "En taquilla el cine español habrá recaudado en 2009 unos 25 millones de euros mientras que el Ministerio de Cultura ha aportado unos 70 millones, la Generalitat ha puesto otros 14 millones y el resto de autonomías, una cantidad similar. Eso sin contar los derechos de antena de las teles. Sin la intervención pública el sector no existiría; es bueno apoyarlo porque es importante desde el punto de vista cultural, pero tiene que llegar al público".

La ley del cine es, explica, el colofón de una serie de cambios en este sistema de ayudas que pretende incidir en todo el proceso. Por una parte, ofreciendo asesoramiento en la definición del proyecto y, por otra, otorgando ayudas también para la difusión. Y, en otra clave, dando un plus de ayudas a las películas en versión original catalana y apostando por productos "estratégicos" con mayor presupuesto y vocación comercial en un acuerdo en el que participan a partes iguales con TV-3. Es el caso de Herois, de Pau Freixas, road movie protagonizada por Àlex Brendemüll, y Bruc, filme histórico de aventuras dirigido por Daniel Benmayor y protagonizado por Juan José Ballesta. No se han estrenado aún. "Qué películas son estratégicas es algo que decidimos con el ICIC", explica Susana Jiménez, responsable de producciones de TV-3, auténtico motor de la industria audiovisual. "En Cataluña predomina el cine de autor y también hay investigación en nuevos lenguajes y cine documental, pero nos falla el de género y comercial", añade.

Hay acuerdo unánime en esta valoración. Mientras que el cine documental surgido del Master de Documental de la Universidad Pompeu Fabra tiene estos días incluso ciclo propio en el Festival de Rotterdam, las salas están casi huérfanas de producciones catalanas comerciales. A veces porque no las hay y otras porque los empresarios no las quieren. "Hace dos años estrené Coronel Macià, filme muy local, y ni Cinesa ni Lauren quisieron la película porque no tenía copia castellana, y eso que el 40% de la película era en ese idioma. Se demostró que se equivocaban porque en el cine Aribau estuvo 13 semanas y en los puestos altos de la taquilla", explica el director Josep Maria Forn. Autor de filmes como La piel quemada y Companys, procés a Catalunya, Forn recibirá el Gaudí de Honor en la gala de hoy. La retransmitirá TV-3 (22.25 horas) y coincidirá con la huelga de salas. Mucha publicidad para un cine que aún busca su lugar en el firmamento.

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