Consejeros de Cajasur piden explicaciones al reconocer la entidad pérdidas por 596 millones

El avance del cierre de cuentas de Cajasur calcula unos resultados negativos de 596 millones de euros en 2009. Esta cifra supone 68 millones más de los que estimó la consultora Boston Consulting Group en su plan estratégico para la fusión del pasado noviembre y que Cajasur rechazó en un primer momento. El avance, adelantado por el diario Córdoba, fue votado por el consejo de Cajasur, el miércoles, el día en que Manuel Azuaga, el coordinador nombrado por Unicaja para la fusión entre la entidad cordobesa y la malagueña, se estrenaba ante este órgano.

Muchos veían venir estos números rojos. Por eso, no fue una sorpresa que el avance del cierre arrojase unas pérdidas de casi 600 millones y, menos aún, para Unicaja. Según fuentes del proceso de negociación, la entidad malagueña descarta, hoy por hoy, pedir ayudas del FROB y mantiene las solicitadas al Fondo de Garantías de Depósitos, creado por las propias entidades, que ascienden a 1.050 millones de euros. Pero habrá que esperar a los próximos meses.

Tampoco es un misterio las razones de esta caída: el lastre de las desventuras inmobiliarias de Cajasur. La sombra de la gestión pasada también estuvo presente en un consejo que fue tenso. Tras la votación del avance (al que se opusieron el representante de los trabajadores y el de IU), algunos consejeros aprovecharon para preguntar cómo se podía haber llegado a esta situación.

"Lo que se planteó fue por qué no se ha actuado más rápidamente, sabiendo desde hace meses que la situación era mala", señalaron fuentes de Cajasur. Los datos sitúan a la entidad controlada todavía por la Iglesia católica en un punto de no retorno hacia la fusión, porque con esos desastrosos datos económicos la caja tendría que estar intervenida y muy posiblemente se les exigiría responsabilidades legales a sus gestores.

La manera de enfocar el cierre de 2009 fue otro de los puntos de división en el seno del consejo. Los eclesiásticos y los impositores hubiesen preferido un informe "más benévolo ante la fusión". En la parte contraria, los consejeros que ya votaron a favor del plan estratégico y que abogaban por reflejar "fielmente la realidad de la caja, aunque fuese dolorosa".