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Londres y Dublín intentan frenar la crisis en el Ulster

Los primeros ministros de Reino Unido e Irlanda, Gordon Brown y Brian Cowen, se vieron ayer obligados a intervenir para evitar que se agrave la crisis política por la que atraviesa Irlanda del Norte, que amenaza una vez más con bloquear las instituciones de autogobierno surgidas de los acuerdos de paz de Viernes Santo de 1998.

Brown y Cowen se vieron a mediodía en Downing Street y volaron luego a Belfast para reunirse con los partidos del Ulster. Horas antes, el líder del Partido Unionista Democrático (DUP), Peter Robinson, que días atrás dejó temporalmente su cargo de ministro principal por las connotaciones políticas de sus problemas matrimoniales, pero sigue siendo líder del DUP, se había reunido con el ministro principal adjunto, el republicano Martin McGuinness. El encuentro acabó en media hora y sin acuerdo.

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La crisis se debe al persistente bloqueo unionista a la transferencia de los poderes sobre policía y justicia desde Londres. Los republicanos del Sinn Fein aceptaron en enero de 2007 reconocer al Servicio de Policía de Irlanda del Norte (PSNI) a cambio de esas transferencias. Aunque ese punto quedó en suspenso hasta que la comunidad protestante tuviera la suficiente confianza, aquel acuerdo permitió restablecer la autonomía, que llevaba años en suspenso, y dio paso al hecho histórico de que el DUP y el Sinn Fein, los más extremistas de los cuatro grandes partidos del Ulster, encabezaran el Gobierno autónomo desde mayo de ese año.

Traspaso de poderes

Pero tres años después, el traspaso de esos poderes sigue pendiente y el DUP exige ahora como condición que se desmantele la llamada Comisión de Paradas, organismo que regula las conflictivas marchas orangistas que tienen su punto álgido en verano. En ese escenario, el Sinn Fein parece estar perdiendo fe en el funcionamiento de la autonomía y está cada vez más tentado a forzar elecciones anticipadas.

Ese escenario ya de por sí complejo se complica aún más por el hecho de que el DUP y su gran rival político, el Partido Unionista del Ulster (UUP), han empezado negociaciones para forjar una coalición electoral e impedir que, si hay elecciones, los republicanos se puedan convertir en el primer partido de la provincia y tengan así derecho a encabezar el Gobierno autónomo.

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