Deslumbrante
Lo que podría imaginarse en un plano teórico se hizo tangible en el plano de lo práctico, aquel donde se puede ver, escuchar y sentir. Las canciones, las de pop en este caso, no deben ser concebidas como una forma a la que atribuir la categoría de matriz, de original, de primer modelo. Las canciones pop nacen en la imaginación de un compositor y viven en una forma instalada en la memoria de sus seguidores. A esa forma, por lo general la grabada en disco, se le suele atribuir el calificativo de "versión original". Pero las canciones son algo más, mucho más. O al menos las buenas canciones. Que Astrud permitiese pensar en ello mientras ofrecía el que sin duda será uno de los mejores conciertos del año fue un estímulo más de su espectáculo: un espectáculo deslumbrante.
Astrud & Col·lectiu Brossa
Festival del Mil·lenni. Auditori. Barcelona, 22 de enero.
Fue sin duda un concierto inolvidable, uno de los mejores del año
Lo fue por muchas razones, por casi todas las que edifican un concierto inolvidable. La idea central consistía en que Astrud interpretaría sus canciones con el Col·lectiu Brossa, músicos iconoclastas y solventes de formación clásica a cargo de marimba, vibráfono, acordeón, violín, violonchelo y zanfonía. Hasta aquí nada más que una idea con sentido. Pero es que sobre el escenario esta idea desplegó los recovecos de unas canciones que resultaron sutiles, abiertas, dinámicas, hermosas, profundas y originales. Más que bonitas, preciosas, arrebatadoras, emocionantes y frágiles.
¿Por qué? Pues porque los arreglos resultaron espléndidos, siempre reforzando el sentido de las canciones, su sentimiento de raíz, a la par que revolcándolas en unas armonías, timbres y ritmos completamente distintos que permitían creer simultáneamente que se trataba y no de la misma canción que la hasta entonces conocida en disco o en directo. Esos arreglos dieron más protagonismo a la voz de Manolo, un cantante asombroso, amén de amplificar la determinante figura de Genís en el concierto, cuyo sentido del humor y actitud, inteligente, irónica y distante, dieron aún más empaque a un todo que dejó al público pasmado.
Por todo ello, en la docena larga de canciones que interpretaron de todas las maneras posibles, pero siempre reinventando la relación entre el pop y una sui géneris instrumentación de cámara, la colaboración entre Astrud y el Brossa permitió entender por qué, más allá del original, las canciones con sentido no son más que una idea flotando en un espacio creativo que puede ser requerida de cien maneras distintas por su intérprete. La forma en que fueron llamadas las canciones de Astrud en el Festival del Mil·lenni se evocará. Música solemne en un concierto sin pizca de solemnidad.
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