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El regreso (sin arresto) de los dueños de la risoterapia

Tricicle celebra sus 30 años con el reestreno de 'Garrick' en Gran Vía

La primera vez que los tres cómicos de Tricicle pisaron Madrid, allá por el invierno de 1983, la ciudad les recibió con carámbanos en la Cibeles, escaso público los primeros días y una detención policial. Como si fuera uno de sus sketches surrealistas, Paco Mir, Joan Gràcia y Carles Sans fueron "violentamente detenidos", como definen ellos mismos, cuando salían de una función y se dirigían a su hotel.

"Así nos recibieron en Madrid, con un coche de la policía que giró bruscamente y frenó delante de nosotros para detenernos a gritos, porque nos habían confundido con tres hombres que huían juntos después de haber cometido un atraco", describe Paco Mir. Realidad o ficción, cómicos o atracadores, los Tricicle hacen balance de sus 30 años sobre las tablas -desde 1979 en Barcelona- con la reposición de Garrick en el teatro Compac Gran Vía, un espectáculo de risoterapia que ya han visto más de 360.000 espectadores desde su estreno en 2007. Atrás quedan los años de tener que suspender alguna función por falta de público o hacer horas de carretera para una función.

"El humor no ha cambiado, ha cambiado el ritmo", dice Carles Sans

"Cuando nos preguntan si imaginábamos que íbamos a llegar tan lejos, la respuesta es no. Para nosotros ya era increíble poder actuar en teatros comerciales, como fue aquella oportunidad que nos dio Manuel Canseco de representar Manicomic en la sala Cadarso de Madrid. Teníamos suerte, nunca fuimos de los cómicos que tienen que arrastrarse para trabajar", recuerda Carles Sans.

"Bueno, déjame puntualizar eso", le interrumpe Joan Gràcia. "Vale que éramos afortunados, pero también era la época de representar en el circuito de La Caixa para colegios, y a veces tenías que hacer más de 100 kilómetros para llegar al sitio, levantarte a las seis de la mañana, pasar frío, montar el espectáculo, y luego vuelta y café teatro por las noches. Era agotador, ese ritmo y energía sólo te lo permite la edad".

Desde que renegaron del mimo clásico hasta hoy, su estilo se ha definido por un "teatro de acción" naturalista, donde la cuerda es una cuerda y la pared es una pared, pero sin perder la ingenuidad de los gestos y el humor blanco. Para Paco Mir, "el mimo es sencillamente contrario al humor y nosotros queríamos hacer algo divertido. Un mimo no te hace reír, sino reflexionar sobre lo que ves". "De hecho, nuestro paso del mimo clásico al teatro de acción quizás surgió a partir del Festival de Mimo de 1982, donde un crítico nos dijo que teníamos una excelente técnica pero nos faltaba imaginación. Nosotros veíamos que el mimo nos limitaba y decidimos hacer otra cosa más cercana al clown", añade Gràcia.

Aquel punto de inflexión sirvió para convertirles en magos de la comedia silenciosa -con éxitos como Exit, Slastic, Terrific, Entretrés y Sit''-, que todavía hoy se pueden permitir el lujo de repetir escenas de hace 30 años. "El humor no ha cambiado con el tiempo, sino que ha cambiado el ritmo. Ahora el público demanda un humor más rápido, a gag cada 10 segundos, pero los temas universales tratados con ternura siguen haciendo reír", asegura Sans.

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