Un mes durmiendo en Alfageme
Los trabajadores se organizan para vivir en la sede de la empresa - Culpan a la familia propietaria del cese de la actividad - La mayoría son mujeres
Duermen, se duchan, cocinan y comen en las instalaciones de su empresa desde el 18 de diciembre. Son el centenar de trabajadoras de Bernardo Alfageme en Vigo, uno de los cuatro centros de producción de la conservera propiedad del grupo inmobiliario Promalar. En el resto de las fábricas, situadas en Vilaxoán, Ribadumia y O Grove, la plantilla, que alcanza las 277 personas (la mayoría mujeres), ha empezado a hacer lo mismo.
No parece que tengan mejores alternativas. Ayer no habían cobrado el mes de diciembre ni la paga extra de Navidad. Tampoco tienen ningún trabajo que hacer, aunque están obligados a presentarse en su puesto todos los días a las siete de la mañana. Las máquinas están paradas, no hay dinero para pagar a los proveedores y sin materia prima no pueden facturar más latas de la famosa marca Miau. "Pero tenemos la obligación de venir. Nos organizamos en turnos de 32 horas, llegamos por la mañana, dormimos y nos vamos al día siguiente a las tres". Lo cuentan Charo e Isabel mientras preparan la lista de la compra con el bote de diez euros que abona cada uno de los presentes. Están sentadas en "la cocina", que montaron entre todas con un par de bombonas de butano y la nevera que antes se usaba en el laboratorio. "Esto es un barco sin patrón", resume una de ellas, "hasta que no te pasa no te lo imaginas, pero te ves en esta situación y vienes a dormir, luchas".
Economía anunció ayer una nueva inyección de 1,2 millones
"Nunca vi a Juan Lago mirar para una lata, no le interesan"
Su compañera Nieves González tiene un hijo de 14 años que anteayer le preguntó cuándo iba a volver a su casa. "La situación es muy complicada, hay mucha gente de baja por depresión, la mayoría son personas que llevan 20 ó 30 años trabajando en Alfageme, que no han hecho otra cosa".
La conservera de Vigo es un símbolo en la historia industrial de la ciudad que ha entrado en coma. Ayer, la Consellería de Economía aseguró que el aval de 1,2 millones de euros autorizado desde el Igape hace un mes para pagar las nóminas se haría efectivo estos días. "Es como si le das una descaga eléctrica a alguien que tiene un infarto, igual lo revives un rato", reflexiona José Carlos García, delegado sindical por UGT. Ese dinero servirá para pagar, como mucho, dos meses de sueldos.
Están metidos en un limbo legal: "Es kafkiano, no podemos cobrar el paro, ni indemnizaciones, porque no nos despiden. La empresa no presenta concurso de acreedores pero tampoco nos da trabajo". La plantilla en bloque responsabiliza de la situación al empresario Juan Lago y a su hijo Gustavo. El primero es el administrador y el segundo el apoderado de Promalar, el grupo inmobiliario que hace tres años se convirtió en único accionista de tres compañías de fama: Alfageme, Marsac y Conservas Peña, con un volumen de negocio de 90 millones. Pretendía formar un grupo de referencia e incluso hacer nuevas contrataciones.
"Nunca lo vi mirar para una lata", recuerda Pili, otra operaria, refiriéndose al patrón, "no le interesaba el negocio". Los empleados lo resumen en una operación especulativa: el planteamiento inicial pasaba por cerrar los centros de trabajo de Vigo y O Grove, vender los terrenos y trasladar todo a Vilaxoán (la antigua fábrica de Conservas Peña) y Ribadumia. Se iba a construir una nueva planta en Cangas o Bueu. Pero las cosas se torcieron. El solar de 25.000 metros cuadrados de Bouzas, en Vigo, no fue calificado como "suelo urbano consolidado", como pretendía la empresa, sino como "no consolidado", una diferencia de varias decenas de millones a precios de mercado. Promalar presentó un recurso contra el Plan que todavía se tramita. Fueron los propios trabajadores los que, en varias ocasiones, pidieron al Ayuntamiento la recalificación. "Nos utilizaron", dicen en el comité. "Nos presionaron para que nos manifestásemos a favor de la recalificación. Los propietarios están bien asesorados por Garrigues, todo giraba alrededor de un negocio inmobiliario que salió mal y Juan Lago sigue pensando en esto como un negocio especulativo, tensará la cuerda al máximo con la Xunta".
El verano pasado, Promalar contrató un nuevo director general, Francisco Rivas, que presentó un nuevo plan de viabilidad avalado por KPMG. Los operarios respetan su trabajo, tienen una relación cordial con él y con el equipo técnico directivo, lo que podría ser una vía para desbloquear la situación. Pero desde junio los Lago dejaron de aparecer por la fábrica o lo hacen "a horas intempestivas". "Negocian por detrás, incluso al margen del director", asegura el representante de UGT. El último rumor entre los trabajadores es que Nueva Rumasa está interesada en hacerse con los activos de Alfageme. "Sabemos que lo único que harían es quedarse con la marca y despedir a todo el mundo, es para echarse a temblar".
Desde el principio, el proyecto de la gran conservera gallega contó con el apoyo generoso de la administración. El bipartito facilitó a la firma el acceso a financiación por importe de 44 millones de euros avalando dos préstamos en los años 2007 y 2008. "¿Dónde está el dinero? ¿Por qué no se gastó en lo que se tenía que gastar?", se preguntaban ayer dos trabajadoras durante la asamblea que celebran cada mañana ante la fábrica. "Llevo 37 años trabajando aquí, empecé a los 13. Esto es lamentable, tristísimo", dice Marisol Alonso, otra de las operarias de la cadena, delante de una especie de barricada con palés de conservas que han montado a modo de comedor. Hoy volverá a entrar a las siete de la mañana sospechando que el mes que viene tampoco cobrará.
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