La nueva pistola de Nadal
El español, que estrena raqueta y cordajes, defiende el título y ser el 'número dos' del mundo
"¿Qué harías si ahora mismo entrase alguien aquí, te apuntara con una pistola y te dijese que, si dejas de correr, te disparará?" El día es infernal. Empiezan a encenderse los fuegos que quemarán media Australia en febrero de 2009. Llueven llamas del cielo. Y Rafael Nadal, el tenista de acero, duda en el vestuario, el depósito vacío tras 5h 14m de semifinal contra Fernando Verdasco, la cabeza llena de vacilaciones tras marearse en el entrenamiento, Roger Federer esperando en la final y el título del Abierto de Australia en juego. Entonces llega el discurso que empieza a cambiarlo todo.
Habla Toni Nadal, su tío y mentor, antes del encuentro, según quienes vieron aquello: "Debes convencerte de que eres capaz. Es una cuestión de mentalidad. ¿Qué harías si ahora mismo entrase alguien aquí, te apuntara con una pistola y te dijese que, si dejas de correr, te disparará? ¿Verdad que correrías y no pararías? Pues eso es lo que debes hacer. Salir y aprovechar tu oportunidad".
El 'arma' tiene ahora una cabeza más ancha y le da más control y efecto en los tiros
"Estoy preparado para jugar mi mejor tenis, en el buen camino", advierte el tenista
"Ha trabajado atacar la bola y ajustarla a las bandas", explican los técnicos
"Ha tenido menos descanso que la mayoría de los jugadores", añaden
A la vuelta de 12 meses, Nadal debuta hoy contra Peter Luczak (alrededor de las 9.00, Canal+) en el Abierto de Australia de 2010. Llega como el campeón actual. Es el número dos mundial. Parece afilado de golpes, fresco de piernas y temible de golpes. Lleva, sin embargo, desde mayo de 2009 sin ganar un torneo. El asunto sigue siendo el mismo: "Una cuestión de mentalidad".
¿Qué ha hecho Nadal para recuperar esa confianza que le distinguió como un destructor de mentes, decisiva en los puntos que marcan los partidos? Cambiar de raqueta, hacer entrenamientos específicos y recuperar los viejos esquemas que le llevaron a ser el número uno.
"A principios de noviembre", cuentan fuentes conocedoras del caso; "Rafel vino a Lyon, sede de nuestra empresa, y se reunió con el equipo de investigación y desarrollo, visitó la fábrica y probó la nueva raqueta sobre la pista. El test fue bien. Le gustó mucho y la adoptó".
Nadal, acompañado por Rafael Maymo, su fisioterapeuta, se entrenó durante un rato. No se trataba de buscar sensaciones. Se trataba de encontrar una nueva arma. El número dos, vaqueros, sudadera negra y zapatillas blancas, se reunió con los técnicos y cambió de herramienta de trabajo, que es como para un piloto cambiar de coche o para un ciclista de bicicleta. Algo radical. Un gesto de desafío hacia uno mismo, sus posibles límites y los resultados ya obtenidos. Buscaba potencia y control: su nueva raqueta tiene una cabeza más ancha y grande para tener mayor superficie de golpeo y emplea un nuevo cordaje para acentuar los peligrosos efectos de sus tiros.
Con esa nueva herramienta, Nadal se enclaustró en las pistas del Centro de Tecnificación de Manacor, un complejo público que ha costado más de cinco millones de euros, según los diarios locales. También quedó para entrenarse con James Ward, una promesa británica, pero la lluvia impidió su viaje. Da igual. Toni Colom, el técnico del número 261, conoce al dedillo su programa de entrenamientos. Él guió a Nadal en algunos de sus primeros viajes y sigue llevando a sus pupilos, como Nacho Coll o Pablo Martín, a entrenarse con el número dos.
"Sé por Toni [Nadal]", explica Toni Colom, "que las semanas de diciembre que pudieron trabajar prepararon bastante el entrarle a la bola y el ajustar las direcciones hacia las bandas, así como el tener especial atención con el resto y el saque".
Aquellas sesiones, como la semana que acaba de concluir en Melbourne, fueron un castigo para el cuerpo y la mente. Desde la Copa Davis conquistada por España el 6 de diciembre hasta el primer viaje del curso, Nadal descansó dos días, incluido el 25 de diciembre, día de Navidad. "Rafael", resume Colom, "suele hacer una tanda de tres horas de tenis cuando se entrena una sola vez o dos de hora y media cuando se entrena en doble sesión", prosigue; "se entrena más duro, con más intensidad y con menos paradas para descansar de lo que lo suelen hacer la mayoria de los jugadores profesionales".
¿Cuál ha sido el resultado? "Que he empezado el año jugando realmente bien", contestó el número dos en Melbourne, donde se juega el puesto; "ése es el camino. Hice todo lo que está en mi mano físicamente y trabajando duro en la pista. Intento jugar así. Si juego como en Abu Dabi y Qatar, no estoy preocupado". ¿Y la confianza? "La única forma de tener confianza es ganar partidos importantes. Lo hice en Abu Dabi y Qatar. Creo que estoy en el buen camino. Necesito un poco más de tiempo. La vida cambia con nada, con unas pocas cosas, y yo estoy preparado para cambiar. Estoy preparado para jugar mi mejor tenis".
En principio, a Nadal le espera un cuadro con emociones fuertes: hoy, Luczak; Stepanek, en los octavos; Murray, en los cuartos; Del Potro en las semifinales. Si llegan esos tensos momentos, ahí estarán Toni Nadal y sus palabras.
"¿Cómo está Rafa?", se preguntaron en el palco de la pista Rod Laver en 2009 minutos antes de la final. "No sé...", contestó el enviado que venía de la caseta, "pero creo que Toni le está mentalizando para salir y ganar". Y ganó.
Del "susto" de Del Potro al 'misterio' de Djokovic
Hace cuatro meses, mientras se sentaba en un reservado del Smith&Wollensky, un asador en el centro de Nueva York, Juan Martín del Potro era feliz. Había cumplido con la profecía de que llevaba un gran tenista dentro, el llamado a conquistar el mundo en 2010: acababa de ganar el Abierto de Estados Unidos con un juego de hierro. Hoy, Delpo mira al cielo y reza. De los diez partidos que disputó desde aquel título sólo ganó cinco, uno por retirada del contrario, aunque llegó a la final de la Copa de los Maestros. Le duele la muñeca derecha y en Australia ya se juega: hoy debuta ante el estadounidense Russell, el número 90.
"Tuvimos bastante susto. La muñeca es un tema muy delicado", explicó en Melbourne el número cinco, uno de los favoritos para el triunfo final. "Me duele sobre todo cuando juego desde el fondo. Necesito que Dios me ayude".
No está sólo en sus penurias el argentino. Gilles Simon, el número 15, se retiró ayer. Robin Soderling, el número ocho, sufre del codo. Y Novak Djokovic, campeón en 2008, lleva una sospechosa pretemporada: antes de lanzarse pecho contra pecho con Rafael Nadal en un partido de exhibición montado por Roger Federer, promocionado por el español en su facebook y pensado para recaudar dinero en favor de los damnificados por el terremoto de Haití, el serbio sufrió dos derrotas sorprendentes. Fernando Verdasco le barrió por 6-1 y 6-2. Peor todavía fue lo que siguió a aquello: Bernard Tomic, de 17 años, le ganó por 6-4, 3-6 y 7-5. Dicen que a Djokovic, el número tres, le duele un hombro, lo que perjudica su saque. Esto, sin embargo, es Australia. Y en Australia nunca se puede descartar a nadie: aquí, sin que se les esperara, Jo-Wilfried Tsonga (2008), Fernando González (2007), Marcos Baghdatis (2006), Rainer Schüttler (2003), Arnaud Clement (2001) y Thomas Enqvist (1999) llegaron a la final.
¿Quiénes pueden ganar el título? "Federer y Nadal", dijo Djokovic, "son los máximos favoritos. Luego tendríamos a Del Potro, Murray, Roddick, Davydenko... Todos están en una gran forma. El tenis se está poniendo muy interesante".
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